(CNN) – Un perro callejero llamado Boji se ha convertido en una especie de celebridad en Estambul, Turquía donde viaja por la ciudad en sus ferris, tranvías y vagones de metro.
Sus aventuras salieron a la luz hace un par de meses, y los funcionarios municipales empezaron a seguir sus movimientos, sorprendidos por su ingenio.
“Sabe a dónde ir. Sabe por dónde salir”, dice Avlin Erol, jefe de relaciones con los clientes del metro de Estambul.
Se calcula que Boji recorre hasta 30 kilómetros al día, pasando por decenas de estaciones de metro y haciendo al menos dos viajes en ferri.
“Es un espíritu libre”, dice Chris McGrath, fotógrafo de Getty Images que recientemente pasó un día siguiendo a Boji por la ciudad. “Lo único que quiere hacer es montar en los medios de transporte. Cada vez que pasa por delante de un autobús, una furgoneta o cualquier otro medio de transporte, simplemente quiere subirse a él. Es realmente extraño”.
McGrath conoció la historia de Boji a través de Twitter, donde la gente publica sus fotos y selfies con el perro mestizo. Ahora el perro tiene sus propias cuentas de Twitter e Instagram con decenas de miles de seguidores.
“Todo el mundo lo conoce ahora y todo el mundo lo ha visto”, dijo McGrath.
Para muchos, el perro se ha convertido en un miembro querido de la comunidad.
“Entró en un restaurante y dos hombres como que lo espantaron, le gritaron”, dijo McGrath. “Y entonces oyes a otra persona, el dueño de otro restaurante, gritarles a esos tipos diciendo: ‘¡Es Boji! ¡Es Boji! No lo ahuyenten’. Así que ahora tiene un estatus de celebridad”.
Los trabajadores municipales también protegen a Boji, y lo han estado cuidando. A principios de este mes, lo llevaron para asearlo y hacerle una revisión médica. También le hicieron un estudio de comportamiento para asegurarse de que estaba bien y de que toda la interacción humana no era un problema para él ni para los que le rodeaban.
“Lo llevaron a una especie de campo de entrenamiento y le dieron algo de cariño, algo de aseo y algunas vacunas”, dijo McGrath. “Lo observaron interactuar, le arreglaron el collar de rastreo y eso les llevó alrededor de una semana”.
El ayuntamiento también creó una pequeña caseta para perros para él en una de sus estaciones de metro, y le dan de comer cuando quiere volver.
Pero Boji prefiere vagar.
FOTOS | Sigue la aventura de Boji, el perro viajero de Estambul
Los trabajadores municipales vigilan a Boji desde lejos, utilizando una aplicación móvil para seguir sus movimientos. McGrath se puso en contacto con ellos la semana pasada para seguir a Boji.
“Sabe exactamente dónde están las puertas de los trenes”, se maravilla McGrath. “Se coloca en un lado del andén y, en cuanto oye la vibración del tren, va hasta el final del andén y, básicamente, lo persigue y espera junto a la puerta. Sabe exactamente dónde están las puertas. En realidad, es bastante insistente; la gente intenta bajarse, él intenta subirse”.
Cuando Boji sube a un ferri, sabe exactamente a dónde ir: al lado del sol. “Le encanta el agua”, dice McGrath. “Cuando el ferri se pone en marcha, empieza a ladrar a sus olas”.
McGrath se rió al recordar al perro eligiendo entre dos transbordadores.
“Revisó uno, y la gente estaba subiendo. No sé cómo lo sabe, pero ese iba a Eminönü. Y el otro iba a Beşiktaş. Así que revisó el que iba a Eminönü y dijo que no, que no era el correcto. Y entonces se escabulló por debajo de los torniquetes y siguió hasta el de Beşiktaş. No sé cómo lo sabe, pero parece que le gusta montar en el ferri de Beşiktaş”.
A McGrath le contaron que Boji también disfruta con los motores de los distintos vehículos.
“En el ferri, Boji se se sienta en la parte de atrás, donde está el motor, porque le gusta la vibración”, dijo McGrath. “Y cuando está en el metro, en el tren subterráneo, se sienta donde están las ruedas, justo encima de las ruedas. Siempre le gusta la sensación de sentarse sobre ellas”.
Esta zona del tren subterráneo es la que le dio nombre a Boji. Se conoce como la zona del bogie, en la terminología ferroviaria, y bogie se traduce como boji en turco.
Si hay algo que no le gusta a Boji son los gatos. Y se cruza con muchos gatos callejeros durante sus viajes.
“A Estambul le dicen ‘Catstanbul’ porque hay muchos gatos aquí”, dice McGrath, que lleva seis años en la ciudad. “(Boji) ve un gato en la distancia y lo persigue. Le he visto hacerlo tres o cuatro veces, perseguirlos hasta los árboles y demás. No le gustan los gatos”.
“Pero aparte de eso, es un perro totalmente perfecto. Solo se pasea por ahí. Todo el mundo lo acaricia. Es muy feliz”.
Como hay tantos animales callejeros en Estambul, a Boji no le resulta difícil encontrar comida.
“Hay agua y un cuenco de comida para los animales escondidos en las esquinas de los restaurantes o las casas”, dijo McGrath. “Así que (Boji) sabe dónde ir.
“Iba de camino al ferri, y hay una parada de taxis y había una casita para un gato y unos tazones y se para allí y bebe. Y hay una foto de él en el metro bebiendo, y eso es como una zona de comida y bebida para animales del municipio. Sabía exactamente cómo llegar allí”.
McGrath dijo que el municipio pronto colocará algunos carteles informativos sobre Boji en el sistema de transporte, dando a la gente algunas orientaciones sobre cómo interactuar con él.
Eso sí, no esperes que el perro acepte indicaciones.
“No escucha a nadie”, dice McGrath. “Si intentas decirle algo, básicamente te ignora. Mucha gente dice: ‘Oh, ven aquí, siéntate aquí’, y él simplemente lo ignora, va a donde quiere ir”.
“Es realmente ese tipo de espíritu. Simplemente quiere ir y hacer lo suyo y viajar por ahí, y está muy contento haciéndolo”.
– Fotografías por Chris McGrath/Getty Images.