(CNN) – La brecha entre los impactos de la crisis climática y los esfuerzos del mundo para adaptarse se está agrandando, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
El informe anual sobre la “brecha de adaptación”, que se publicó el jueves en el marco de la cumbre sobre cambio climático COP26 que se celebra en Glasgow, reveló que los costos estimados para adaptarse a los peores efectos del aumento de temperaturas en los países de ingresos bajos (como las sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar) son de cinco a 10 veces mayores de la cantidad de dinero que fluye actualmente hacia esas regiones.
Además de comprometerse a limitar el calentamiento global, en el Acuerdo de París de 2015 los gobiernos de los países ricos reafirmaron su compromiso a contribuir con US$100.000 millones al año a las naciones más pobres para que puedan alejarse del uso de los combustibles fósiles y adaptarse a los desastres alimentados por el cambio climático.
Esto se debe a que las naciones en desarrollo, especialmente las del hemisferio sur, son las que más probablemente sufrirán los peores efectos de la crisis climática, a pesar de la pequeña cantidad que aportan a las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, dijo que esta es la razón por la que el financiamiento climático, es decir el financiamiento a los países de ingresos bajos para que combatan la crisis climática, es vital.
“El Acuerdo de París dice que la financiación para la adaptación y la mitigación debe estar en cierto grado de equilibrio”, dijo Andersen a CNN. “Los que más van a sufrir son aquellos en los países más pobres, por lo que es fundamental garantizar un grado de equidad y de solidaridad mundial para la financiación de la adaptación”.
El dinero comprometido para la adaptación no alcanzará
Pero el informe concluye que US$ 100.000 millones de dólares al año —una promesa que los países ricos no han podido cumplir hasta ahora— no son suficientes para satisfacer la demanda. Los costes de adaptación para los países de bajos ingresos alcanzarán entre US$ 140.000 y US$ 300.000 millones anuales en 2030 y entre US$ 280.000 y US$ 500.000 millones anuales en 2050, informa el Pnuma.
En 2019, solo US$ 79.000 millones de financiamiento climático fueron para las naciones en desarrollo, según el último análisis.
A medida que la crisis climática se intensifica, las medidas de adaptación se están volviendo más críticas.
Científicos han dicho que el mundo debería tratar de mantener el aumento de temperaturas global por debajo de los 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, el umbral para evitar los peores impactos. Sin embargo, el reporte de este jueves sugiere que este umbral se alcanzará antes de lo previsto, y algunos de los impactos climáticos ya son irreversibles. Los incendios, sequías, olas de calor récord e inundaciones mortales han aterrorizado a partes del hemisferio norte este verano boreal.
“Si bien una mitigación fuerte es el camino para minimizar los impactos y los costos a largo plazo, es fundamental una mayor ambición en términos de adaptación, en particular para la financiación y la implementación, para evitar que las brechas existentes se amplíen”, escribieron los autores del informe.
Aproximadamente el 79% de los países han adoptado al menos un plan, política o estrategia de adaptación al clima, lo que supone un aumento del 7% desde 2020. Mientras tanto, el 9% de los países que no tienen actualmente un plan o política en marcha están en proceso de desarrollar uno.
Pero el informe dice que la implementación de estas medidas de adaptación se está estancando. Otro reporte del Pnuma indica que en 2030 el mundo seguirá produciendo aproximadamente un 110% más de carbón, petróleo y gas de lo necesario para limitar el calentamiento a 1,5 grados, lo que empeorará los eventos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático y hará que la adaptación sea aún más importante.
Alternativas
En un foro sobre países vulnerables que se llevó adelante esta semana en la COP26, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a las naciones ricas, a los bancos y a los accionistas que “destinen la mitad de su financiación climática a la adaptación” y que “ofrezcan un alivio de la deuda” a las naciones con ingresos bajos.
“Los países vulnerables deben tener un acceso más rápido y fácil a la financiación”, dijo Guterres. “Insto al mundo desarrollado a que acelere la entrega de los US$ 100.000 millones para reconstruir la confianza. Los países vulnerables los necesitan para la adaptación y la mitigación. (Ellos) no son la causa de los trastornos climáticos”.
Según los autores del informe, una forma de abordar este tema es utilizar los paquetes de estímulo para la recuperación frente al covid-19 como una oportunidad para ofrecer medidas de adaptación ecológicas y resilientes a los países en desarrollo. La doble crisis del cambio climático y la pandemia ha puesto a prueba las capacidades de respuesta económica y ante los desastres, pero los autores afirman que esto demuestra que el mundo puede adaptarse a los peores impactos del calentamiento de las temperaturas.
El informe sobre la brecha de adaptación llega en un momento crítico en el que los líderes mundiales se reúnen en la COP26 para debatir la probabilidad de mantener el objetivo de 1,5 grados Celsius, así como para garantizar que las naciones ricas, generadoras de combustibles fósiles, cumplan su promesa de transferir US$ 100.000 millones al año a los países de bajos ingresos, especialmente del sur.
Andersen dijo que una cosa está clara: “Cuanto más retrasemos la acción climática, más importante será la adaptación, especialmente para los más pobres, que van a ser los más afectados”.