(CNN) – Casi 200 países adoptaron el sábado el Pacto Climático de Glasgow en las conversaciones conocidas como COP26, después de casi dos semanas de discusiones de todo tipo, desde cuánto limitar el calentamiento global, qué decir sobre los combustibles fósiles y hasta si los países más afectados por la crisis climática deben ser compensados.
Algunos la califican de éxito, otros de fracaso, y muchos dicen que es algo intermedio. Esto es lo tuvo para que puedas decidir por ti mismo.
La primera mención a los combustibles fósiles… con muchas advertencias
El acuerdo en la COP26 hace una mención sin precedentes al papel de los combustibles fósiles en la crisis climática. Eso es algo que ni siquiera el histórico Acuerdo de París pudo lograr. El Pacto Climático de Glasgow pide que se reduzcan progresivamente las subvenciones al carbón y a los combustibles fósiles ineficientes.
El lenguaje era originalmente más fuerte, pero se diluyó varias veces. Parecía que incluso podría haber sido desechado casi al final cuando India, con el apoyo de Irán, dejó claro que no daría su visto bueno. El pacto requiere que las 197 partes estén de acuerdo con el texto final.
Sin embargo, a última hora, India dijo que aceptaría el texto con una modificación: que el carbón se reduzca progresivamente, no se elimine, en lo que algunos observadores consideran una cláusula de escape que permitiría seguir utilizando el carbón.
El presidente de la COP26, Alok Sharma, fue visto sondeando la opinión en la sala plenaria para ver si otros apoyaban el cambio para salvar esencialmente el artículo.
Cuando se le pidió su opinión sobre el acuerdo en su conjunto, incluso la directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, vio la inclusión del carbón como una victoria para el clima.
“Es manso, es débil y el objetivo de 1,5C apenas está vivo, pero se ha enviado una señal de que la era del carbón está terminando. Y eso importa”, dijo.
Sharma se enfrentó a preguntas sobre el modo en que gestionó el cambio de última hora, por el que luego se disculpó.
“Esto no nos acercará al 1,5, sino que hará más difícil alcanzarlo”, afirmó la ministra suiza de Medio Ambiente, Simonetta Sommarug, recibiendo un largo aplauso.
Pero el ministro indio de Medio Ambiente, Bhupender Yadav, que se había opuesto a la mención, dijo que sería difícil para su país acabar con el uso del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles mientras trata de hacer frente a la pobreza.
“¿Cómo se puede esperar que los países en desarrollo hagan promesas sobre la eliminación de las subvenciones al carbón y a los combustibles fósiles?”, preguntó.
“Las subvenciones proporcionan una seguridad y un apoyo social muy necesarios”, dijo, poniendo como ejemplo el uso que hace India de las subvenciones para suministrar gas natural licuado a los hogares con bajos ingresos.
2022: un año para que el mundo actúe de manera conjunta
Tal vez el cambio más importante sea la redacción que pide a las partes que acudan a la COP27 del próximo año en Egipto con planes actualizados sobre cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. Según el Acuerdo de París, los países solo estaban obligados a actualizar sus objetivos para 2025.
La idea es que los países aumenten su ambición con mayor regularidad, lo que debería significar una aceleración hacia el cero neto, un estado en el que la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos no es mayor que la cantidad eliminada de la atmósfera.
El último informe científico sobre el clima, publicado por la ONU en agosto, pedía que las emisiones se redujeran aproximadamente a la mitad para 2030 y que el mundo alcanzara el cero neto a mediados de siglo para tener alguna esperanza de mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados.
La pregunta ahora es si los países lo harán realmente.
“Al acordar este paquete de emergencia, han respondido a los crecientes daños climáticos con un plan de acción para mantener 1,5C a su alcance”, dijo Nick Mabey, cofundador y director ejecutivo del grupo de reflexión sobre el clima E3G.
“Pero la verdadera tarea comienza ahora, ya que cada país debe volver a casa y cumplir sus promesas de Glasgow”.
Los países ricos acordaron hace más de 10 años transferir US$ 100.000 millones al año a las naciones en desarrollo para ayudarles a transformarse en economías con bajas emisiones de carbono y adaptarse a la crisis climática. La adaptación puede consistir en cualquier cosa, desde la construcción de muros marinos para evitar inundaciones hasta el alejamiento de las comunidades de la costa y la adaptación de las viviendas para que resistan mejor los fenómenos meteorológicos extremos.
El mundo rico no solo no pudo entregar los US$ 100.000 millones antes de la fecha límite de 2020, sino que los países en desarrollo dicen que no son suficientes. Habían pedido un reparto al 50% entre la mitigación -medidas para reducir las emisiones- y la adaptación, que les ayuda a hacer frente a las consecuencias del cambio climático. Se ha destinado mucho más dinero a medidas centradas en la reducción de emisiones.
El Pacto Climático de Glasgow incluye la duplicación de los fondos para la adaptación para 2025, a partir de los niveles de 2019, lo que supone un avance en este ámbito. Sin embargo, el objetivo de US$ 100.000 millones sigue sin cumplirse, y es probable que solamente se logre en 2023, según un informe de la Presidencia de la COP26. También hay dudas sobre si las naciones desarrolladas mantendrán ese nivel de financiación anualmente.
“Es inexcusable que los países desarrollados no hayan cumplido su compromiso de aportar US$ 100.000 millones anuales a partir de 2020, a pesar de que aportan cientos de miles de millones de dólares en subvenciones a los combustibles fósiles”, afirmó Ani Dasgupta, presidenta y directora general del Instituto de Recursos Mundiales.
“Es significativo que el resultado final de la COP26 ponga a los países desarrollados en la obligación de informar sobre su progreso hacia el objetivo de los US$ 100.000 millones. Los países también avanzaron en el desarrollo de un nuevo objetivo financiero que vaya más allá de 2025. Las naciones también acordaron al menos duplicar la financiación para la adaptación para 2025, lo que implica al menos US$ 40.000 millones, lo que supone un progreso muy importante”.
Ningún fondo de “responsabilidad” para pagar la destrucción que causa la crisis climática
Este es un punto con el que muchos países en desarrollo y vulnerables al clima se irán a casa decepcionados. Había grandes esperanzas de que se creara un fondo específico para pagar los daños y la destrucción que la crisis climática provoca en los países más afectados.
La idea era que las naciones ricas pagaran por ello, y si un país sufre un evento como las inundaciones que destruyen hogares, este dinero podría ayudarles a reconstruir. Esto se llama “pérdidas y daños” en el lenguaje climático.
El acuerdo reconoce la importancia de las pérdidas y los daños y acuerda aumentar la asistencia técnica a los países afectados. Pero en lugar de acordar un fondo específico, pide más diálogo, lo que significa que un fondo real puede tardar años en llegar, si es que lo hace.
El enviado de EE.UU. para el clima, John Kerry, confirmó tras la decisión que su país estaba en contra de dicho fondo por ahora, mientras que la Unión Europea había dicho previamente que no lo apoyaría.
Rachel Cleetus, directora de políticas y economista principal del Programa de Clima y Energía de la Unión de Científicos Preocupados, dijo que Australia también estaba bloqueando el progreso. CNN se puso en contacto con la delegación.
“La propuesta de un Fondo de Pérdidas y Daños de Glasgow para canalizar fondos nuevos y adicionales para las pérdidas y los daños no se materializó tras ser bloqueada por las naciones más ricas, entre ellas Estados Unidos, Australia y la Unión Europea”, dijo Cleetus.
“La decisión final de la COP26 está abrumadoramente comprometida por los países que más han contribuido a la crisis climática y, una vez más, niega la justicia a los países en desarrollo vulnerables al clima”.
Tomó seis años, pero el reglamento de París por fin está (casi) terminado
Había preocupación por la creación de mercados de emisiones de carbono, conocidos como “Artículo 6”, que es tan técnico que el mundo no pudo ponerse de acuerdo sobre su redacción y contenido durante los últimos cinco años. Preocupaba una laguna jurídica que podría haber permitido a algunos países contabilizar dos veces sus créditos de carbono. Y eso sería desastroso, ya que el mundo pronto perdería la pista de la cantidad de gases de efecto invernadero que realmente se eliminan o compensan, y se venden en los mercados.
Una forma de compensar los gases de efecto invernadero es pagar a los países que tienen una cubierta forestal importante para que no talen sus árboles o para que planten más. Los árboles pueden absorber y retener grandes cantidades de carbono. Cortarlos o quemarlos libera dióxido de carbono en el aire. Un país también podría pagar a otro para que construya un parque eólico, por ejemplo, en lugar de una planta de carbón o petróleo.
Brasil estaba presionando para llegar a este acuerdo, ya que podría convertirse en un importante exportador de créditos de carbono a través de la selva amazónica, pero también a través de proyectos de energías renovables, como la eólica y la solar.
Es una buena noticia que las normas se hayan acordado definitivamente y que se hayan cerrado algunas lagunas, pero algunos expertos advierten del peligro de permitir demasiadas compensaciones, pues dicen que eso solo es un incentivo para que los países y las empresas sigan emitiendo como siempre, especialmente los países ricos y las grandes empresas que pueden permitirse muchas compensaciones. También preocupan las implicaciones del sistema para los pueblos indígenas, que temen la mercantilización de sus tierras. Según la ONU, los pueblos indígenas representan menos del 5% de la población mundial, pero protegen el 80% de la biodiversidad forestal que queda en el mundo.
Y aunque se adoptó, técnicamente aún hay algunos detalles que no se acordaron.
“Estamos muy satisfechos de que los países participantes en la COP26 hayan acordado cómo funcionará el comercio mundial de carbono para acelerar la acción climática. El progreso realizado en Glasgow es un paso crucial para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 1,5C”, dijo James Roth, vicepresidente senior de política global y asuntos gubernamentales de Conservation International.
“Tras seis años de negociaciones, las normas que permiten a los países comerciar con créditos de carbono entre sí, conocidas como Artículo 6.2, han sido acordadas con la excepción de algunos elementos operativos”, dijo Roth.
“Este nivel de certidumbre impulsará nuevas inversiones para ampliar las acciones climáticas que necesitamos desesperadamente en todos los sectores, incluyendo la detención de la deforestación y la promoción de otras soluciones climáticas naturales.”
Y ahí lo tienen. Algunas buenas noticias, otras malas. Como dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el trabajo comienza ahora para la COP27 en Egipto. Solo entonces se verá el impacto real de Glasgow.