Hong Kong (CNN) – La tasa de natalidad de China en 2020 alcanzó otro mínimo histórico, y no hay indicios de que las cosas vayan a mejorar pronto.
Únicamente hubo 8,5 nacimientos por cada 1.000 personas en China el año pasado, según el último anuario publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas del país a finales de noviembre.
Es la cifra más baja no solo desde que se iniciaron los registros en 1978, sino también desde la fundación de la China comunista en 1949, según datos oficiales.
La tasa de natalidad, que ahora ha caído a un solo dígito, es la última señal preocupante del empeoramiento de la crisis demográfica de China, a medida que el país de 1.400 millones de personas comienza a perder su ventaja juvenil.
El censo nacional del país, que se realiza una vez al año, reveló en mayo que solo nacieron 12 millones de bebés el año pasado, una caída del 18% respecto a los 14,65 millones de 2019.
Los demógrafos han predicho durante mucho tiempo que China comenzará a experimentar un declive de la población en las próximas décadas. Sin embargo, algunos expertos ahora se preocupan de que pueda llegar mucho antes de lo esperado.
“Según nuestra previsión preliminar basada en datos provisionales, (en 2021) es muy probable que se sitúe en torno o incluso por debajo de los 10 millones de nacimientos”, dijo James Liang, profesor de investigación de economía en la Universidad de Beijing.
“Y, por supuesto, con esa cifra, la mayor noticia será que China probablemente esté en declive demográfico”.
Liang no es el único experto con esa preocupación. He Yafu, demógrafo independiente de Guangzhou, escribió en redes sociales el mes pasado que “es muy probable que la población de China entre en crecimiento negativo en 2021”.
En mayo, tras los resultados del censo nacional, He predijo que la población de China empezaría a reducirse en 2022. “Pero ahora creo que mi previsión de hace medio año era demasiado optimista”, escribió.
Basándose en los datos más recientes publicados por los gobiernos locales de China, He predice que el número de recién nacidos estará entre 9,5 y 10,5 millones este año. Dado que en los últimos años ha habido un promedio de unos 10 millones de muertes anuales, “si el número de recién nacidos se acerca al límite inferior de la predicción, eso significa que la población está destinada a registrar un crecimiento negativo”, escribió He.
La disminución de la natalidad es un problema al que se enfrentan muchos países, pero en China el descenso ha sido especialmente pronunciado debido a su política de décadas de duración de un solo hijo.
Para detener la caída de la natalidad, el gobierno chino anunció en 2015 que permitiría a las parejas casadas tener dos hijos. Pero, tras un breve repunte en 2016, la tasa de natalidad nacional ha ido cayendo año tras año, lo que llevó a las autoridades a flexibilizar aún más la política este año hasta llegar a los tres hijos, aunque pocos expertos creen que la política de los tres hijos vaya a cambiar las cosas.
Además, en comparación con otros países industrializados con tasas de fertilidad similares, China, a pesar del crecimiento económico, sigue estando muy por detrás en cuanto a PIB per cápita y tiene un sistema de bienestar social relativamente débil.
La tasa de fertilidad de China se situó el año pasado en tan solo 1,3, una de las más bajas del mundo e incluso inferior al 1,34 de Japón. Pero el PIB per cápita de China es solamente una cuarta parte del de Japón. Los otros pocos países con una tasa de fertilidad más baja son Singapur (1,1) y Corea del Sur (0,84).
“Por supuesto, la mala noticia para China es que esto no es el final, y que China seguirá gravitando hacia lo más bajo del espectro, por lo que muy pronto se parecerá más a Singapur y Corea del Sur”, dijo Liang.
“Si nos fijamos en las grandes ciudades de China, como Shangai y Beijing, su tasa de fertilidad es ya la más baja del mundo: alrededor de 0,7”.
El rápido envejecimiento de la población y la reducción de la mano de obra podrían perjudicar gravemente la estabilidad económica y social de China.
“Dañará a China financieramente, porque hay que mantener a mucha más gente mayor con menos gente joven”, dijo Liang.
“(Pero) la mayor preocupación es que China perderá su ventaja de tamaño, al ser el mayor mercado para casi todo. Tiene una cadena de suministro muy eficiente debido a su tamaño. Y la capacidad de innovación puede no ser tan vibrante cuando solo tiene la mitad de los jóvenes de hoy”.
Una sociedad que envejece también ejerce una enorme presión sobre la generación más joven del país, que ya está posponiendo cada vez más el matrimonio, o incluso evitándolo por completo. El año pasado, los registros de matrimonios disminuyeron por séptimo año consecutivo, hasta los 8,1 millones, lo que supone una caída aplastante del 40% desde el máximo alcanzado en 2013, según el anuario de la Oficina Nacional de Estadística.
Durante décadas, los gobiernos locales han obligado a millones de mujeres a abortar embarazos considerados ilegales por el Estado en virtud de la política del hijo único. Ahora, están produciendo una avalancha de eslóganes y políticas de propaganda para animar a las parejas a tener más hijos. Entre los incentivos más comunes están las ayudas en efectivo, las subvenciones inmobiliarias y la ampliación del permiso de maternidad.
Este año, más de 20 gobiernos provinciales o regionales han modificado sus leyes de planificación familiar, incluyendo la ampliación del permiso de maternidad para las mujeres. Por ejemplo, la provincia oriental de Zhejiang ofrece 188 días de permiso de maternidad por el tercer hijo; y en la provincia septentrional de Shaanxi, las trabajadoras pueden disfrutar de un total de 350 días de permiso remunerado por tener un tercer hijo, según informan los medios de comunicación estatales.
Pero estas políticas no han convencido a las mujeres, que temen verse aún más perjudicadas, ya que las empresas intentan evitar la carga financiera adicional.
“Las mujeres estarán aún más preocupadas por sus carreras si se toman un permiso de maternidad más largo, y si el permiso de maternidad lo paga la empresa”, dijo Liang.
En el centro de la cuestión está el elevado coste de criar a un hijo, especialmente entre la creciente clase media del país. Los padres quieren que sus hijos tengan éxito, y están dispuestos a invertir todo el tiempo y el dinero que cueste.
Aunque algunas ciudades han ofrecido incentivos en efectivo, Liang dijo que depender solo de los gobiernos locales no es suficiente. En su lugar, el gobierno central debería dedicar un determinado porcentaje del PIB del país a proporcionar subsidios financieros a las familias, ya sea en forma de pago en efectivo, incentivos fiscales u otros beneficios de la seguridad social.
Otro cambio de política muy necesario es aumentar las guarderías para niños pequeños, dijo Liang. En la actualidad, solamente el 5% de los niños chinos menores de 3 años utilizan los servicios de guardería, y solo el 20% de esos servicios son gestionados por el gobierno, según Xinhua.
Pero también hay problemas estructurales más arraigados que hay que abordar. Los elevados precios de la propiedad en China y el aumento de los costes de la educación, especialmente en las grandes ciudades, se han citado con frecuencia en las encuestas como los principales factores que impiden a las parejas tener más hijos.
Ambos sectores se encuentran en el foco de atención este año, con la crisis de la deuda que rodea al gigante inmobiliario Evergrande y la amplia represión del gobierno chino sobre el sector de las clases particulares.
Aunque el gobierno nunca lo ha admitido directamente, su ofensiva contra las clases extraescolares —que han supuesto una enorme presión para los niños y una creciente carga financiera para los padres— es ampliamente percibida por el público como parte de un esfuerzo más amplio para impulsar la tasa de natalidad del país.
Liang dijo que la medida únicamente “aborda el síntoma” y será difícil de aplicar a largo plazo, ya que la gente siempre puede encontrar la forma de contratar un tutor privado.
“Creo que la solución a largo plazo será probablemente cambiar el régimen de acceso a la universidad”, dijo, refiriéndose al examen notoriamente duro y competitivo que millones de estudiantes chinos realizan cada año para entrar en las universidades, con la esperanza de asegurarse un buen futuro.
Es probable que estas medidas intervencionistas sean las primeras de muchas. Después de años de inactividad, el gobierno es ahora muy consciente de la gravedad del problema, y ha mostrado una gran determinación para solucionarlo.
Siendo realistas, el escenario más optimista para China es tener un nivel de fertilidad similar al de Europa, en torno a 1,6 o 1,7, dijo Liang. “Pero eso es muy difícil. Estás hablando de gastar el 5% del PIB (para fomentar la natalidad), o de arreglar el problema de la vivienda y el de la educación”, dijo. “De hecho, simplemente mantener el 1,3 no es fácil”.