Nota del editor: Frida Ghitis, (@fridaghitis), exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora de opinión semanal de CNN, columnista colaboradora de The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en esta columna son suyas. Ver más opinión en CNN.
(CNN) – Si necesitáramos más pruebas de la magnitud de la amenaza que suponen los activistas contra las vacunas, los teóricos conspiracionistas y las figuras públicas irresponsables, no hay más que ver la aparición de las variantes, como la ómicron, del covid-19. Mientras grandes segmentos de la población mundial sigan sin vacunarse, el virus sobrevivirá, mutando en nuevas formas, perturbando nuestras vidas y aumentando el número de enfermedades y muertes.
Cada vez que un personaje de Fox News, un político o una persona influyente en las redes sociales promueven ideas falsas sobre la vacuna o desprecian a los científicos que luchan contra la pandemia, no sólo están haciendo que quienes les escuchan sean más propensos a contraer el coronavirus, sino que también están contribuyendo a nuestra propia situación de pandemia aparentemente interminable.
La variante ómicron se identificó por primera vez en Sudáfrica, aunque todavía no sabemos exactamente cómo o dónde se desarrolló por primera vez. Tal vez no habría aparecido si hubiera habido más vacunas disponibles, pero es probable que esa no sea toda la historia.
No cabe duda de que debemos hacer llegar más vacunas a los países más pobres. Pero también es cierto que en Sudáfrica la falta de vacunas no es un problema. El problema, al menos en parte, es el escepticismo sobre la seguridad de la vacuna y la gravedad del virus alimentado por los teóricos conspiracionistas y su cámaras de resonancia.
El problema de la resistencia a las vacunas, culpable de las nuevas variantes
Días antes de tener las primeras noticias sobre ómicron, la semana pasada, las autoridades sudafricanas dijeron a Pfizer y Johnson & Johnson que retrasaran un envío previsto de vacunas porque tenían un exceso de vacunas sin usar, aunque menos de un tercio de la población estaba inoculada. El problema, según las autoridades, es la resistencia a las vacunas.
Al igual que la gente de todo el mundo, los sudafricanos escuchan el mensaje tóxico, a menudo procedente de Estados Unidos, de que deben rechazar la inyección. Eso es lo que descubrió una científica sudafricana cuando su madre le reenvió un vídeo con afirmaciones extravagantes sobre la vacuna, que su grupo de oración había encontrado en Facebook. Venía del mismo osteópata cuyas ideas parecen ser más extrañas cada día, incluyendo ahora la afirmación de que la vacuna contiene un “parásito mortal” que crea “redes neuronales” en los vacunados, que pueden “influir en sus pensamientos y acciones.”
Lo ridículo de las afirmaciones va en aumento, sobre todo en Fox News, que se ha convertido en un proveedor no sólo de ideas desquiciadas sino de sus variantes más ofensivas.
Es difícil superar a la otrora respetada Lara Logan, la reportera sudafricana que dejó “60 Minutes” tras un escándalo y se unió a Fox News poco después. Durante una aparición en el horario estelar en Fox News el lunes, Logan equiparó al Dr. Anthony Fauci —el principal médico de enfermedades infecciosas de Estados Unidos y uno de los científicos más respetados del mundo— nada menos que con el Dr. Josef Mengele, el médico nazi conocido como el “Ángel de la Muerte” por realizar experimentos brutalmente crueles con los prisioneros de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Es difícil imaginar que la locura, las difamaciones y el asalto a la ciencia puedan ser mucho peores, pero aún más difícil es creer que no lo serán.
Las palabras de Logan resonaron en todo el mundo, provocando una furiosa reacción. El Museo de Auschwitz en Polonia, en el lugar donde los nazis asesinaron a más de un millón de seres humanos, en su mayoría judíos, reprendió a Logan, señalando que “explotar la tragedia de las personas que fueron víctimas de experimentos pseudomédicos en Auschwitz en un debate sobre vacunas, pandemias y personas que luchan por salvar vidas es vergonzoso”. Lo calificó como “un triste síntoma de decadencia moral e intelectual”. El Comité Judío Americano exigió una disculpa.
Pero Logan no es la única entre las personalidades de la Fox y los políticos del Partido Republicano que promueve falsedades y falsas equivalencias.
El papel de los republicanos en el rechazo a las vacunas
Desde el comienzo de la pandemia, los republicanos han convertido el covid-19 en un balón de fútbol político. El senador de Texas Ted Cruz predijo famosa y erróneamente que si Joe Biden se convertía en presidente, los demócratas declararían inmediatamente que “todo ha mejorado mágicamente” con la pandemia.
La mortífera estrategia del Partido Republicano de negar la gravedad del problema y, a menudo, desalentar la vacunación tiene un objetivo que no es difícil de dilucidar. Salió a la luz el verano pasado, cuando un periodista de Fox News preguntó a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, “de quién es la culpa” de que la pandemia esté empeorando. La implicación parecía ser que era culpa de Biden. Cuanto peor vaya la pandemia, según esta lógica, peor será para Biden.
Luego está la lógica opuesta, cortesía de uno de los miembros más trumpistas del Congreso. Nada más conocerse la variante ómicron, el representante de Texas Ronny Jackson, un controvertido médico de la Casa Blanca convertido en político, saltó a poner en duda la propia existencia de ómicron. “Aquí viene la VEM: la Variante de las Elecciones de Medio Término”, tuiteó, afirmando que era parte de un plan demócrata para “ENGAÑAR” (en mayúsculas) en las elecciones.
La pandemia sigue siendo grave en Estados Unidos
Tristemente, para los votantes republicanos, esta estrategia de convertir las críticas a la respuesta contra la pandemia en una estrategia política, incluso con una lógica contradictoria, está llevando a un empeoramiento del número de muertos entre sus propias filas. Trágicamente para todos los demás, también está contribuyendo a una pandemia interminable.
En octubre, 25 de cada 100.000 personas que vivían en condados que votaron mayoritariamente por Trump murieron de covid-19. Eso fue el triple de la tasa de muertes en los condados que apoyan mayoritariamente a Biden, según el análisis de datos citado por The New York Times.
Puede que algunas personas sientan una indecorosa satisfacción al saber que las medidas antivacunas están arrasando con los partidarios de quienes las promueven, pero la realidad es que el virus no se limita a quienes se burlan de él.
Sí, hay que vacunar a todo el mundo, en todas partes. Pero mientras exista un esfuerzo propagandístico masivo destinado a evitar que la gente acepte la vacuna, la llegada de ómicron es un disparo de advertencia más, una señal de que la pandemia puede aprovechar las debilidades sociales, las divisiones y el cinismo para seguir impidiendo que recuperemos nuestra vida plena. Los que dicen las mentiras son responsables, al menos en parte, de que todo el mundo siga sufriendo.