(CNN) – Los principales funcionarios de salud del presidente Joe Biden asistieron a una sesión informativa el jueves por la tarde en la Casa Blanca con una advertencia y una solicitud.
Sentado a la cabecera de su larga mesa de conferencias rodeado de los mejores miembros de su equipo de respuesta al covid-19, Biden escuchó con atención mientras los funcionarios establecieron los límites de una inminente oleada de coronavirus que podría acelerarse rápidamente, inundar hospitales y enviar al país a otro sombrío invierno.
Sin embargo, el equipo de Biden también llegó al Roosevelt Room, adornado con hojas perennes, con noticias potencialmente más positivas: muchos de esos casos seguirán siendo leves o incluso asintomáticos en las personas vacunadas, en particular en las que recibieron la vacuna de refuerzo.
Fue un mensaje que los funcionarios instaron a Biden a entregar al público en los términos más claros posibles, según personas familiarizadas con la sesión. Al establecer la marcada diferencia en los resultados entre las infecciones en personas vacunadas y no vacunadas, es que podría ilustrar la gravedad del momento.
Así que Biden y su equipo —que incluía al Dr. Anthony Fauci, dos importantes expertos en vacunas de los Institutos Nacionales de Salud, el coordinador de respuesta del covid-19 de la Casa Blanca, Jeff Zients, y su adjunta Natalie Quillia—, se pusieron a trabajar escribiendo a mano la grave advertencia que entregaría más tarde cuando las cámaras entraran en la habitación.
Biden abrió su comparecencia declarando que quería entregar un “mensaje directo” al pueblo estadounidense.
“Para los no vacunados, estamos ante un invierno de enfermedades graves y muerte para los no vacunados; para ellos, sus familias y los hospitales, pronto se desbordarán. Pero hay buenas noticias: si estás vacunado y tienes tu vacuna de refuerzo, estás protegido de enfermedades graves y de la muerte”, dijo el presidente.
Biden había determinado de antemano que su mensaje se confundiría si respondía alguna pregunta después, por lo que se sentó inusualmente silencioso mientras los reporteros lo acribillaban al salir.
El surgimiento de la variante ómicron ha empujado a la nación, y a la Casa Blanca, de regreso a una realidad pandémica incierta, lo que plantea desafíos políticos y de salud pública para un líder cuyo éxito depende casi por completo de su capacidad para contener el virus.
Los casos y las hospitalizaciones ya están aumentando en algunas partes del país, lo que lleva a un aumento del 31% en los casos y un aumento del 20% en las hospitalizaciones desde hace dos semanas.
Sin embargo, Biden y su equipo prácticamente han descartado nuevos cierres y, entre bastidores, los funcionarios de la administración han estado debatiendo cómo desviar la atención pública del número total de casos, que parece probable que aumente, incluso si muchos son leves, hacia el número de infecciones graves que sobrecargan los sistemas de salud y provocan interrupciones en la vida normal.
Centrándose en la gravedad, en lugar de en los números de casos
Algunos de los asesores de Biden están alentando a la administración a comenzar a discutir públicamente cómo vivir junto a un virus que no muestra signos de desaparecer, un cambio potencialmente drástico en los mensajes para una Casa Blanca que una vez promocionó el ser libres del virus.
Desviar la atención del público del número total de infecciones y solo hacia casos graves —como han alentado algunos asesores de Biden— podría resultar un desafío después de casi dos años de intenso enfoque en los altibajos de la pandemia. Es parte de un enigma creciente que enfrenta Biden mientras la pandemia de covid-19 se niega a disminuir.
“Estamos llegando al punto en el que… se trata de severidad”, dijo Xavier Becerra, secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, en una reunión con periodistas esta semana. “No se trata de casos. Se trata de gravedad”.
Becerra dijo que el problema surgió recientemente durante una reunión en la Casa Blanca con el equipo de respuesta del covid-19 de Biden. Otros funcionarios también dijeron que la cuestión de cómo reenfocar al público de los casos totales hacia la gravedad de la enfermedad ha sido un tema de discusión constante dentro de la administración.
“Hay un grado de dificultad que surge ahora al tratar de decidir qué significa que es severo y qué hay que hacer para mantenerse fuera de ese umbral de gravedad”, dijo Becerra. “Pero creo que eso es hacia donde nos dirigimos, es para tratar de poder decirle eso al público”.
Los funcionarios de la administración reconocen que el aumento de ómicron probablemente afectará al país, un revés psicológico para una población que se ha vuelto muy buena entendiendo la pandemia. En algunos lugares donde las tasas de vacunación se retrasan, las consecuencias serán debilitantes, temen los funcionarios de la administración. Pero en áreas donde la mayoría de la gente ha recibido sus primeras vacunas y refuerzos, los efectos podrían ser mínimos.
“Hay una oleada del delta ahora que, incluso si no tuviéramos ómicron, sería un verdadero desafío para las personas no vacunadas… Ésos son los ingredientes de una tormenta perfecta”, dijo un alto funcionario de la administración. “Esa es la razón por la que el mensaje tiene que ser: ‘Vacúnese, y si está vacunado, reciba un refuerzo’”.
Ese es el imperativo que Biden transmitió en los comentarios que hizo con su equipo en la Sala Roosevelt el jueves.
Para el presidente, cómo proceder con un nuevo aumento es una cuestión no solo de salud pública sino también de política.
Biden y su equipo han afirmado durante mucho tiempo que poner fin a la pandemia y devolver la economía a la normalidad es la cura para sus problemas políticos. Un aumento en los casos durante el verano debido a la variante delta, junto con las renovadas restricciones y requisitos de uso de mascarillas coincidió con un debilitamiento de sus índices de aprobación.
Las cosas son diferentes esta vez, insisten los asistentes de Biden, señalando que ahora más estadounidenses están vacunados y citando lecciones críticas extraídas de la experiencia de luchar contra delta.
“Tenemos las herramientas para combatir este virus, incluido ómicron, y estamos en un lugar muy diferente y más fuerte de lo que estábamos hace un año y no hay necesidad de cerrar”, dijo Zients esta semana.
Aún así, el surgimiento de ómicron ha hecho que la Casa Blanca comience a contemplar todas sus opciones antes de un aumento potencial de casos. Los funcionarios dijeron que sus prioridades incluyen asegurarse de que los hospitales tengan los recursos para lidiar con una posible afluencia de pacientes, particularmente en áreas donde las tasas de vacunación siguen siendo bajas. La administración ha desplegado equipos de emergencia de salud pública en los estados que experimentan un aumento de casos y hospitalizaciones. Y los funcionarios planean poner un énfasis renovado en la importancia del uso de mascarillas en lugares públicos.
“Tienen que estar preparados para cualquier escenario, incluso si resulta que la enfermedad es menos grave”, dijo un funcionario.
Becerra dijo durante la reunión con los periodistas que es posible que la administración deba solicitar al Congreso más fondos para combatir la pandemia, citando las incógnitas de la nueva variante.
“¿Vamos a tener más de US$ 10.000 millones en necesidades y costos en covid-19, especialmente en lo que respecta a las pruebas?”, dijo Becerra. “Existe una gran posibilidad de que lo hagamos, dependiendo de adónde nos lleve Omicron”.
“¡Dile a ese mariscal de campo que tiene que vacunarse!”
La severa advertencia de Biden esta semana se produjo dos días después de que funcionarios de los Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés) presentaran varios modelos que muestran la trayectoria del virus durante una llamada con funcionarios de salud estatales y locales. El modelo, junto con datos de Europa, indicó que el número de casos de covid-19 causados por la variante ómicron tiene el potencial de duplicarse cada dos días.
“Cuando se piensa en que este virus tiene el potencial de duplicarse cada dos días, en un par de semanas enfrentaremos muchos casos de ómicron”, dijo Lori Tremmel Freeman, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud del Condado y la Ciudad, que participó en la llamada del martes.
“Ese modelo implica que en algún momento de enero, estaremos en una etapa diferente de reconocimiento de ómicron, tal vez incluso como un virus predominante. Sin embargo, todavía estamos aprendiendo sobre la gravedad, la transmisibilidad”, dijo Freeman. “Los datos están surgiendo de todo el mundo”.
Hay indicios de Sudáfrica, donde se identificó por primera vez la variante, de que los casos podrían ser menos graves. Y las primeras investigaciones sugieren que las vacunas más una inyección de refuerzo continúan protegiendo contra la enfermedad grave, incluso si el número general de casos aumenta.
“Cuando miras los primeros datos, parece que hay una disminución en la gravedad expresada por la hospitalización”, dijo Fauci a CNN esta semana. “La verdadera pregunta es, ¿se trata de una disminución inherente de la virulencia del virus o se debe a que hay tantas personas en la población que ya han sido infectadas?”
Aún así, la información concreta sobre la gravedad de la enfermedad causada por ómicron sigue siendo un misterio. Y los casos menos graves aún requerirán una vacunación generalizada, que sigue siendo difícil de alcanzar en Estados Unidos, a pesar de los esfuerzos de Biden.
Los funcionarios de la Casa Blanca anunciaron recientemente nuevos pasos para promover la vacunación y las vacunas de refuerzo, incluidas las clínicas familiares que hacen que sea conveniente para todos los grupos de edad elegibles recibir dosis. Sin embargo, otros aspectos del plan del presidente para expandir las vacunas se han estancado. Los tribunales han detenido dos importantes requisitos de mandato de vacunas, uno relacionado con contratistas federales y otro dirigido a empresas con 100 o más empleados.
No solo se han enfrentado al escrutinio legal. Los mandatos también han resultado políticamente difíciles para algunos demócratas, incluidos dos senadores que votaron con los republicanos la semana pasada para revocar la regla sobre empresas privadas. Algunos gobernadores demócratas también han expresado su malestar por el mandato, incluida Gretchen Whitmer de Michigan, que por lo demás es una aliada cercana de la Casa Blanca.
El propio Biden ha dejado pocas oportunidades para alentar a los estadounidenses a vacunarse. Viajando esta semana en Kentucky —uno de los lugares más conservadores que ha visitado hasta ahora como presidente, y uno donde solo el 53.5% de los residentes están completamente vacunados— se encontró con una mujer llamada Angela que llevaba un sombrero de los Green Bay Packers.
“¡Dios te ama!”, Biden exclamó, antes de emitir una leve reprimenda a Aaron Rogers, el jugador de Green Bay que se negó a recibir una inyección: “Dile al mariscal de campo que debe vacunarse”.
Políticas problemáticas contra una pandemia
Los asistentes de Biden atribuyen un debilitamiento en sus índices de aprobación que comenzó durante el verano con la pandemia persistente, que ganó fuerza a medida que la variante delta se extendía por todo el país. Una encuesta de CNN realizada por SSRS publicada esta semana encontró que el índice de aprobación general del presidente se mantuvo igual al de una encuesta anterior: 49% aprueba y 51% desaprueba. Esas calificaciones son similares a las encuestas recientes de AP-NORC y Reuters/Ipsos.
El único problema probado donde la calificación de Biden supera sus revisiones generales es su manejo de la pandemia de coronavirus, que el 54% aprueba. Pero eso es mucho más bajo que en abril, cuando el 66% dijo que aprobaba su manejo de covid-19.
Una renovada oleada de covid-19 también amenaza con abrumar una agenda presidencial que sufrió otro revés esta semana, cuando los demócratas señalaron que rechazarían el amplio plan de gastos de Biden para el próximo año después de no poder llegar a un acuerdo con el senador Joe Manchin, el demócrata de Virginia Occidental ahora es la contraparte principal negociadora del presidente en el plan.
En la Casa Blanca, la pandemia ha frenado otra temporada navideña, a pesar de los esfuerzos por mantener la normalidad en torno a las festividades. La oficina de la primera dama decidió reducir drásticamente la lista habitual de fiestas navideñas, optando en cambio por eventos más pequeños con puertas abiertas.
Los invitados que asistan a los recorridos de 30 minutos deben realizarse una prueba de covid-19 dentro de las 48 horas anteriores a su visita si no pueden dar fe de estar completamente vacunados. Por lo general, el presidente y la primera dama pueden organizar varias docenas de eventos durante la temporada navideña, a veces haciendo apariciones en más de una por día. En algunos, pueden estar de pie durante horas tomando fotos y estrechándose la mano.
Este año, Biden optó por agradecer a sus seguidores en una recepción navideña en un hotel cercano. Hablando en un cóctel el martes por la noche, no evitó su decepción por otra Navidad menos alegre por la furiosa pandemia.
“Tenía la esperanza de que a estas alturas cada uno de ustedes, que nos ayudó a llegar a donde estamos, hubiera tenido pleno acceso a la Casa Blanca”, dijo. “Teníamos todo tipo de planes… Esperábamos que la gente hubiera decidido recibir todas sus vacunas”.
A pesar del aumento inminente, mantuvo la esperanza de que las cosas vuelvan pronto a la normalidad: “El año que viene, y este año, antes de que termine, en la Casa Blanca. En la Casa Blanca”, dijo.