(CNN) –– El índice de inflación de precios al consumidor en Estados Unidos alcanzó su mayor nivel desde junio de 1982, hace casi 40 años, con un 7% durante el año pasado, reportó este miércoles la Oficina de Estadísticas Laborales.
Esto quiere decir que el incremento de precios durante la pandemia no cesó en el último mes de 2021. Además, se registró una tasa de aumento más rápida que el 6,8% de noviembre y más alta de lo que pronosticaron los economistas.
Excluyendo los costos de los alimentos y de la energía, que tienden a ser más volátiles incluso en tiempos sin pandemia, la inflación subió al 5,5 % entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021. Este es el mayor salto anual desde febrero de 1991. Además, fue un ritmo mucho más rápido que en noviembre, cuando la inflación subyacente se situó en el 4,9%.
Por su parte, el índice de precios de los alimentos aumentó un 6,3%, mientras que el índice de costos de la energía subió un 29,3% el año pasado.
Ahora bien, a pesar de que los precios se dispararon en 2021, todavía no están cerca de los máximos históricos de la década de 1980. La inflación alcanzó su punto máximo en la primavera de 1980 con un 14,8% sin ajustes estacionales, 14,6% con ajustes.
Solo en el mes de diciembre, los precios subieron un 0,5%, ajustados por cambios estacionales. Fue un poco más de lo que pronosticaron los economistas, pero representa una disminución frente al aumento mensual del 0,8% en noviembre.
¿Qué subió de precio?
Los rastreadores de precios de viviendas, así como los automóviles y camiones usados, fueron los que más contribuyeron a las alzas de costos de diciembre.
Los precios de los alimentos también aumentaron, con un 0,5%, pero a un ritmo ligeramente más lento que en los últimos meses. Los costos crecieron en casi todas las principales categorías de comestibles, siendo los precios de frutas y verduras los que más se incrementaron.
Los costos de energía disminuyeron un 0,4%, marcando la primera reducción mensual desde abril de 2021.
“Desafortunadamente, los precios de la energía se recuperaron en enero después de un golpe temporal de ómicron en diciembre”, indicó el economista jefe de Action Economics, Mike Englund.
¿Qué significa esto para la inflación en el nuevo año?
Primero lo primero: la inflación no desaparecerá de la nada en 2022.
Aunque los aumentos de precios mensuales pueden seguir moderándose, los datos de 12 meses tardarán un tiempo en reflejarlo.
Englund cree que estos datos de inflación a largo plazo continuarán con una tendencia al alza al menos hasta febrero, cuyos datos se publicarán en marzo.
“Nada en este informe cambia nuestra perspectiva de inflación”, dijo la economista jefe de Jefferies (JEF), Aneta Markowska, en una nota a los clientes. “Seguimos considerando que la inflación, aunque indudablemente sigue siendo muy alta, está cerca de alcanzar su punto máximo. Esperamos que la inflación general se mantenga en 7% en enero y comience a disminuir a partir de entonces”, añadió.
Para la Reserva Federal, las altas cifras de inflación solo se suman a la urgencia.
“Sabemos que la alta inflación cobra un precio, especialmente para aquellos que tienen menos capacidad para cubrir los costos más altos de elementos esenciales como alimentos, vivienda y transporte”, dijo Jerome Powell en los comentarios publicados antes de su audiencia de confirmación este martes.
Mantener los precios nivelados es uno de los dos mandatos del banco central (el otro es el máximo empleo). La reducción del estímulo, el aumento de las tasas y, en últimas, la reversión de su enorme balance general son pasos para controlar la inflación. Y los datos del jueves no le dieron a la Reserva Federal una razón para tomarse un respiro.
Las tasas de interés
Desde mediados de diciembre pasado, la Reserva Federal advirtió que espera aumentar las tasas de interés en 2022 más de lo proyectado en septiembre. El banco central estadounidense, que anunció por primera vez en noviembre que estaba “reduciendo” sus compras mensuales de activos, dijo en su momento que lo hará a un ritmo más rápido.
A partir de enero, la Fed comprará US$ 20.000 millones menos en valores del Tesoro y US$ 10.000 millones menos en valores respaldados por hipotecas. Eso deja la lista de compras mensual en US$ 40.000 millones para valores del Tesoro y US$ 20.000 millones para valores respaldados por hipotecas.