(CNN) – En las profundidades del océano frente a la costa de Tahití, los científicos hicieron un descubrimiento increíble en noviembre: hectáreas de corales gigantes, prístinos y con forma de rosa que florecen desde el fondo del mar en lo que se conoce como la “zona crepuscular” del océano.
El hecho de que un arrecife de coral tan grande y tan bello no se haya descubierto todavía pone de relieve lo poco que sabemos aún sobre los océanos del mundo, dicen los científicos. Y su impecable estado, sin evidencias de que el arrecife se haya visto perjudicado por la crisis climática, sugiere la necesidad de una acción urgente para proteger los arrecifes sanos que quedan en el océano.
Alexis Rosenfeld, el fotoperiodista que dirigió el equipo de buceadores internacionales, dijo que el arrecife, que se extendía “hasta donde alcanza la vista”, era “mágico de presenciar”.
“Era como una obra de arte”, dijo.
La misión de investigación, dirigida por la Unesco, descubrió que el arrecife se extiende a lo largo de casi tres kilómetros y existe a profundidades de hasta 70 metros. Se trata de la “zona crepuscular” o de “penumbra” del océano, donde hay la luz suficiente para mantener la vida, y por debajo de la cual el océano se convierte en un abismo oscuro.
FOTOS | Conoce el raro arrecife de coral descubierto en Tahití
“Para variar, es una historia positiva sobre los arrecifes de coral en las noticias, lo que es bastante raro en estos días”, dijo Julian Barbiere, jefe de Política Marina de la Unesco, a CNN.
El calentamiento de los océanos y la acidificación causada por la crisis climática han provocado una decoloración generalizada de los corales.
El año pasado, los científicos descubrieron que la extensión mundial de coral vivo ha disminuido a la mitad desde 1950 debido al cambio climático, la sobrepesca y la contaminación.
El panorama es igual de sombrío, ya que los científicos predicen que entre el 70% y el 90% de todo el coral vivo desaparecerá en los próximos 20 años.
Según la Unesco, hasta ahora solo se ha cartografiado el 20% del fondo marino. Y hasta su último descubrimiento, se creía que la gran mayoría de los ecosistemas de corales conocidos del planeta se extendían hasta una profundidad de solo 25 metros, lo que ilustra cuánto de los océanos, que cubren más del 70% de la superficie de la Tierra, aún deben ser explorados.
“El descubrimiento sugiere que, de hecho, hay muchos más arrecifes grandes en nuestro océano a profundidades de más de 30 metros, que no han sido cartografiados”, dijo Barbiere. “Es un hallazgo bastante desconcertante”.
“En un momento en que somos testigos de una gran inversión en la exploración espacial, no hay suficiente en el estudio de nuestro propio hogar y del océano en particular”, dijo Barbiere. “Y creo que es aquí donde realmente queremos poner nuestro énfasis en los próximos 10 años: generar el conocimiento que necesitamos para poner el planeta en el camino sostenible a través de las áreas marinas protegidas”.
A pesar de su profundidad, los investigadores afirman que el arrecife recién descubierto sigue recibiendo suficiente luz solar para que los corales crezcan y se reproduzcan. Algunos de los buceadores incluso fueron testigos del desove de los corales.
Los investigadores emprendieron la misión en noviembre del año pasado con escaso conocimiento de los arrecifes existentes en la región, y salieron con una increíble comprensión de lo extenso, único y prístino que es el coral allí.
Con el uso de “rebreathers”, que filtran el dióxido de carbono del aire exhalado y reciclan gran parte del oxígeno no utilizado, el equipo de buceo pudo pasar unas 200 horas estudiando el arrecife. Los “rebreathers” permiten a los buceadores adentrarse en el fondo del océano y permanecer durante más tiempo. Estos respiradores de circuito cerrado contienen una mezcla especial de gas a base de helio que evita la narcosis o un estado de somnolencia.
Barbiere dijo que los investigadores se sorprendieron al saber que el coral estaba totalmente intacto y sano, señal de que ha sobrevivido durante décadas, dado que los grandes arrecifes tardan entre 25 y 30 años en expandirse y florecer.
El equipo de la Unesco tiene previsto estudiar más el arrecife para saber cómo ha prosperado el coral durante tanto tiempo frente a las condiciones cada vez más hostiles del océano, con la esperanza de que pueda contener el secreto para salvar los arrecifes en peligro.
“Creemos que los arrecifes más profundos pueden estar mejor protegidos del calentamiento global”, afirma Laetitia Hédouin, bióloga marina del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y del centro de investigación medioambiental CRIOBE. “Así que el descubrimiento de este arrecife en un estado tan prístino es una buena noticia y puede incentivar a la conservación futura”.
Arrecifes de coral bajo amenaza
Los arrecifes de coral son cruciales para la biodiversidad de la Tierra. Son una importante fuente de alimento, así como un hábitat, para una amplia gama de organismos marinos. Pero el cambio climático provocado por el hombre amenaza estos ecosistemas en todo el mundo.
A unos 6.400 kilómetros al oeste de Tahití, frente a la costa de Australia, la Gran Barrera de Coral, el mayor sistema de arrecifes del mundo, ha sufrido varios episodios de blanqueamiento de coral a gran escala en las últimas dos décadas debido al calentamiento extremo del océano.
Un estudio realizado en 2021 reveló que el 98% del arrecife se había visto afectado por el blanqueamiento desde 1998. Y a pesar de haberse adaptado a umbrales de calor más elevados, el estudio descubrió que los corales tienen ahora menos tiempo para recuperarse entre eventos de blanqueamiento más frecuentes.
Aunque el arrecife de Tahití parece estar sano en estos momentos, sigue preocupando que los efectos del cambio climático lo alcancen, dijo Steven Mana’oakamai Johnson, investigador postdoctoral y científico marino de la Universidad Estatal de Arizona.
“Solo porque el arrecife no muestra actualmente ningún impacto del cambio climático, no significa que eso vaya a mantenerse en el futuro”, dijo Johnson a CNN. “Y por eso no podemos asumir que porque nadie sabía que estaba allí, y cuando lo encontramos estaba en buena forma, que seguirá esquivando las ineludibles balas climáticas”.
La investigación reciente de Johnson descubrió que se espera que entre el 60% y el 87% de los océanos del mundo experimenten cambios biológicos y químicos devastadores, incluyendo niveles más altos de acidez y cambios en los niveles de oxígeno para 2060, lo que dañaría drásticamente los vastos arrecifes de coral del planeta.
En un informe especial sobre los océanos en 2019, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas concluyó con un alto grado de confianza que el impacto en los ecosistemas marinos empeorará si las emisiones de combustibles fósiles continúan a su ritmo.
Incluso si el calentamiento global se limita a 1,5 grados centígrados, el objetivo ideal del Acuerdo de París, “se proyecta que los arrecifes de coral sufrirán pérdidas significativas de área y extinciones locales”, informaron los científicos, señalando que los esfuerzos para restaurarlos probablemente serán inútiles para ese punto, dado el enorme estrés al que ya están sometidos.
“La gran conclusión es que [el equipo de la Unesco] encontró este camino de arrecife que está en buenas condiciones, lo que definitivamente habla de lo poco que hemos hecho para cartografiar realmente el océano”, dijo Johnson, que no está involucrado en la investigación. “Esto subraya la importancia de aprobar una política climática significativa que incluya la búsqueda de formas de apoyar a los administradores tradicionales de estos paisajes oceánicos”.
Barbiere dijo que se han planeado más expediciones en los próximos meses para investigar el arrecife, sobre todo para estudiar cómo ha prosperado en torno a la zona crepuscular del océano.
Una red internacional de gobiernos, científicos especializados en océanos y voluntarios tiene la misión de cartografiar los fondos marinos del mundo de aquí a 2030 para comprender mejor no solo los efectos de la crisis climática, sino para mejorar los sistemas de alerta de tsunamis.
El estudio del océano, según Barbiere, podría conducir a descubrimientos similares en profundidades mayores que requerirían una protección más amplia.
“Solo se puede proteger lo que se puede medir”, dijo Barbiere. “Y como estamos tratando de establecer objetivos para la conservación global de los océanos en todo el mundo, esta es la información básica que necesitamos para empezar a establecer áreas marinas protegidas”.