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(CNN Español) – El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar la deuda que tiene el país con el organismo de crédito internacional. Pero, ¿qué significa esto para Argentina y el resto de Latinoamérica?
En entrevista con Conecta2 de CNN, Alejandro Werner, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, ofrece su punto de vista sobre algunas de las controversias más grandes que rodean a los acuerdos de Argentina con la institución financiera, tanto el de 2018 como el actual.
Un nuevo acuerdo del FMI con Argentina para refinanciar la deuda
En los últimos 20 años, Argentina ha tenido tres procesos de reestructura de su deuda privada. Tiene una inflación que, asegura Werner, es la cuarta más alta del mundo atrás de Venezuela, Sudán y Zimbabwe, y tiene un producto interno bruto (PIB) per cápita que es 10% o 15% menor que en 2010. El exdirectivo del FMI indicó que para resolver de fondo los problemas del país, “hay que avanzar en una agenda de reformas mucho más potente”.
“Al final el Fondo Monetario, entre insistir en un programa donde no había afinidad técnica o ideológica, decidió negociar el mejor programa posible, pero que también va a ser implementado por el Gobierno”, indicó Werner. Sin embargo, el economista dijo que el programa no permite visualizar si su implementación será satisfactoria para que Argentina pueda regresar a un proceso de crecimiento sostenible.
“Es difícil visualizar cómo Argentina puede incrementar su tasa de inversión, que hoy es alrededor del 15% del producto, cuando otros países de la región que han crecido mucho más están arriba del 20% sin o atraer ahorro externo o aumentar el ahorro interno”, dijo Werner.
El economista dijo que los funcionarios que negociaron este arreglo no estaban centrados en la hoja de balance del Fondo Monetario, sino que más bien se enfocaron en buscar cuál sería el mejor diseño para la economía actual de Argentina. “En ese sentido, el mejor diseño es el diseño que técnicamente es bueno, pero que también las autoridades encargadas de implementarlo creen en ello, y tercero, que políticamente es transitable”, indicó.
“Creemos que en este momento, dada la visión técnica del Gobierno argentino y su capacidad de implementación y el espacio político, esto es lo mejor para Argentina, aunque no sea lo mejor para el fondo”.
Sin embargo, también indicó que lo que no logra el acuerdo es sentar las bases para que Argentina sea un país mucho más estable en la próxima década. “El Gobierno actual piensa que resolviendo la deuda se resuelve una parte muy importante de los problemas de la economía argentina. La deuda es un problema, pero es una consecuencia de problemas más de fondo”.
El acuerdo de 2018 del FMI con Macri y la comparación con otras economías
El problema de la deuda externa no es exclusivo de Argentina: la deuda de varios países alrededor del mundo es mayor. Por ejemplo, Barbados es el mayor deudor en términos porcentual con un 150% de su PIB, es decir, su deuda es un año y medio de todo el dinero que genera su economía. Le sigue Suriname (148%), Belice (123%), Estados Unidos (119%), Jamaica (107%) y Argentina (102%), según el FMI.
Werner explica que el volumen extraordinario que se le concedió a Argentina en 2018, el crédito de 2018 efectivamente es el desembolso más grande en la historia del FMI —en términos absolutos en dólares—. Sin embargo, como proporción de la economía, el crédito que se le dio a Grecia fue mayor así como otros créditos que se dieron en la crisis europea. “¿Cuál es la diferencia? Que la economía argentina es más grande que la economía griega”, dijo Werner.
El economista explicó que en ese momento se calcularon que las necesidades de financiamiento que tenía la economía argentina para los próximos 3 o 4 años tendrían que atenderse con una mezcla de financiamiento de mercado y financiamiento de organismos internacionales.
Werner explicó que, dada la reacción que tuvieron los mercados financieros después de que la Reserva Federal de EE.UU. empezó a subir las tasas de interés y que la sequía afectó la disponibilidad de divisas, “surgieron dudas sobre la estrategia de gradualidad que el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) había implementado”.
“Si tú ves otros programas con mercados emergentes grandes, etcétera, como puede ser el caso de México en el 94, Indonesia, Brasil, el ajuste fiscal que había propuesto el gobierno de Mauricio Macri era importante, pero no estaba fuera de los parámetros que se habían visto en otras economías que estaban enfrentando crisis de mercados”, añadió.
Werner indicó que la volatilidad surgió tras una mezcla de muchos elementos, como la incertidumbre política, la implementación de la política de Macri y la falta de credibilidad por parte de los mercados financieros para los programas.
“El programa que se hizo con el Fondo Monetario no estuvo diseñado para financiar fuga de capitales, estuvo diseñado para apoyar las necesidades de financiamiento de Argentina. Sí para reemplazar deuda de mercado con deuda con el Fondo Monetario Internacional ante la expectativa que el avance de la implementación de una política fiscal más consistente… iba a generar el retorno de los mercados y digamos que Argentina pudiese volver a las fuentes de financiamiento tradicional”, añadió.
Lo que viene para los países latinoamericanos
Werner considera que las economías de los países latinoamericanos enfrentan unos años muy complicados, ya que independientemente de la pandemia de covid-19, América Latina estaba creciendo a tasas bajas del 2% o 3% en términos per cápita lo cual no les permite converger de manera rápida a los niveles de vida de países desarrollados.
Werner dijo que en términos económicos se estima que “América Latina va a ser la región que va a tener una pérdida permanente más grande, esto es, que el producto per cápita en 2025 va a ser significativamente menor a lo que se pensaba que iba a ser antes de la pandemia” e indicó que las pérdidas estarán concentradas en los niveles de población más vulnerables.
A esto hay que sumar el calendario electoral en la región, lo que podría dificultar la implementación de cambios necesarios desde el punto de vista de competitividad, crecimiento, inversión, educación y salud.
“Un entorno con debilidad política, económica y financiera es un reto muy importante para los liderazgos políticos y sociales de la región”, dijo Werner. “América Latina va a pasar por otra década perdida en términos de ingresos de la familia, como fue en los ochenta”, concluyó.