(CNN) – En la Casa Blanca de Donald Trump, los teléfonos eran un bien preciado. Al entonces presidente le encantaba hablar con todo el mundo, dijo un antiguo asesor de la Casa Blanca.
“Atendía las llamadas de todo el mundo”, dijo el asesor, incluso interrumpiendo las sesiones informativas de seguridad nacional para hacer y recibir llamadas.
El teléfono era su salvavidas, según exfuncionarios del gobierno de Trump.
Y los hábitos telefónicos del expresidente se han convertido en un problema para los investigadores que indagan la toma violenta del 6 de enero.
Eso es porque la comisión selecta de la Cámara de Representantes que está investigando los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos descubrió una brecha inusual en el registro telefónico oficial de la Casa Blanca de Trump durante múltiples horas, según fuentes familiarizadas con la investigación de la Cámara, desde que regresó a la Casa Blanca después de hablar con sus partidarios en la Elipse el 6 de enero de 2021, hasta que habló por video a la nación desde el Jardín de las Rosas. Y esto ha hecho que los investigadores busquen en otros lugares: en los teléfonos móviles de otras personas y quizás incluso en los del propio Trump, aunque la comisión ha declinado dar ese incómodo paso hasta ahora.
Las llamadas de Trump
La dificultad de la comisión para rastrear con quién habló Trump -y cuándo- estriba en sus hábitos telefónicos poco ortodoxos mientras estuvo en el cargo: según múltiples fuentes del pasado gobierno, el expresidente utilizaba a menudo los teléfonos de otras personas (o varios teléfonos propios, que a veces entraban y salían de uso) para comunicarse con sus partidarios, e incluso con su familia.
Un antiguo miembro del personal achacó esta costumbre al rechazo a que alguien escuchara sus llamadas (algo que, en la Casa Blanca, es difícil de evitar para un presidente si llama desde un teléfono de escritorio). Por eso, a menudo tomaba el teléfono móvil de un ayudante cercano o incluso de un agente del Servicio Secreto para hacer las llamadas.
Un ejemplo de ello: después de que saliera a la luz la historia de Stormy Daniels en 2018, Trump estaba en el campo de golf tratando de localizar a su esposa, Melania Trump, desde su teléfono, y ella no lo contestaba, según una fuente con conocimiento. Así que recurrió a un agente del Servicio Secreto y utilizó el teléfono del agente para intentar localizarla. Entonces, la primera dama contestó. Según esta fuente, al agente no le gustó que se utilizara su teléfono de esta manera.
Tal y como informó CNN, fuentes familiarizadas con la investigación no han sacado ninguna conclusión sobre el gran vacío en los registros telefónicos hasta el momento. Es posible que Trump haya decidido no hacer ni recibir llamadas, según admiten las fuentes de la comisión. También existe la posibilidad de que los Archivos Nacionales encuentren más registros -en los teléfonos de otras personas- para explicar las lagunas.
Múltiples fuentes dijeron a CNN que el exsubjefe de personal de la Casa Blanca, Dan Scavino, era un canal común para las conversaciones de Trump, teniendo una oficina en el Oval exterior “a poca distancia” del presidente. Una de las fuentes fue testigo de cómo Scavino entregaba habitualmente su teléfono a Trump para que atendiera las llamadas. La fuente describe a Scavino como la “clave de casi todo”, dado el tiempo que pasaba con el entonces presidente. Un abogado de Scavino declinó hacer comentarios.
Scavino, según esta fuente, tenía un teléfono oficial y otro personal.
Él fue citado por la comisión del 6 de enero y demandó a Verizon por la citación de la comisión de sus registros telefónicos. La demanda —que aún está en su fase inicial— ha impedido temporalmente que la compañía telefónica entregue a la Cámara los registros de sus llamadas y la información de los abonados.
Según cuentan los exasesores, la gente solía comunicarse con Trump llamando al personal que lo rodeaba. Algunos de los que llamaban, dicen los ayudantes, encontraban más fácil comunicarse a través del jefe de personal Mark Meadows o incluso de la hija Ivanka Trump. Le ofrecían a Trump una llamada de un aliado que estaba en espera, y él la tomaba o les hacía señas con el dorso de la mano.
“Le gustaba hablar con la gente con la que estaba de acuerdo”, dijo otro asesor.
Los registros de la presidencia Trump
Además, Trump no solía llevar su propio teléfono móvil personal al Despacho Oval, según el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que intentó comunicarse con él en múltiples ocasiones mientras se producían los disturbios.
“Primero, llamé a su secretaria. No contestó al teléfono. Saltó su buzón de voz. Luego llamé a su persona de confianza y no contestó al teléfono. Entonces llamé al conmutador de la Casa Blanca y pedí que me pasaran con él. Y me dijeron que no estaba disponible. Y entonces llamé a su teléfono móvil personal”, dijo Christie a Dana Bash de CNN en una entrevista el año pasado. “No sabía dónde estaba. Intenté llamar a su móvil y me saltó el buzón de voz”.
Trump nunca devolvió la llamada a Christie ese día, dijo el exgobernador a Bash.
Trump sí habló con el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, durante el asalto al Capitolio, aunque no quedó constancia de ello en los registros oficiales de llamadas. Una llamada a primera hora de esa mañana con el representante republicano Jim Jordan de Ohio, de la que informó por primera vez CNN, fue anotada en el registro oficial.
Como forma de calibrar lo inédito del comportamiento presidencial de Trump al teléfono —y de cómo dirigía la Casa Blanca en general—, un exalto funcionario de la Casa Blanca describe un primer proceso caótico con “casi ningún registro de nada.”
“De hecho”, dice este exfuncionario, “a nadie se le ocurrió llevar un registro de las personas que entraban y salían del Despacho Oval”.
Según otro exfuncionario de la Casa Blanca, “durante grandes partes, al menos, y muy probablemente durante toda la presidencia de Trump, no hay registros de visitantes al Despacho Oval”. Llevar esos registros no es obligatorio, pero se había convertido en la norma bajo los gobiernos pasados.
Cuando el general John Kelly se convirtió en el jefe de personal de Trump en julio de 2017, trató de limpiar el desordenado proceso telefónico dentro de la Casa Blanca, y su jefe lo odiaba, según un exfuncionario de la Casa Blanca. Kelly trató de mantener registros de llamadas y filtrar las llamadas de Trump, pero el presidente se irritó con las restricciones, porque no quería que Kelly supiera con quién estaba hablando, dijo el exfuncionario.
En comparación, una fuente conocedora dice que en el gobierno anterior, todas las llamadas se realizaban a través de los canales oficiales de la Casa Blanca: a través de la residencia, el conmutador, la Sala de Situación y el operador de señales. No había forma de eludir las estrictas restricciones.
“Simplemente, no ocurría”, dijo la fuente. “No se podía eludir”. Y la mayoría de las llamadas eran con cita previa.
Además, según la fuente, al entonces presidente Barack Obama nunca se le habría permitido utilizar el teléfono de un ayudante o agente del Servicio Secreto para hacer llamadas. “Cielos, no”, dijo la fuente.