(CNN) – Llevar una dieta basada en verduras ha demostrado buenos resultados para el corazón y la salud en general, así como para el planeta. De hecho, un estudio reciente descubrió que una persona joven podría vivir 13 años adicionales si comía más verduras y legumbres, además de cereales integrales, fruta y frutos secos.
Por eso, las conclusiones de un nuevo análisis sobre la dieta de casi 400.000 adultos en Gran Bretaña, que se publicó este lunes en la revista Frontiers in Nutrition, son bastante impactantes: comer verduras, sobre todo cocinadas, no reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en el futuro.
“Nuestro amplio estudio no encontró pruebas de un efecto protector en la ingesta de verduras ante la aparición de ECV (enfermedades cardiovasculares)”, dijo Qi Feng, epidemiólogo del Departamento Nuffield de Salud de la Población de la Universidad de Oxford, en un comunicado.
Si bien el estudio encontró que comer verduras crudas podía proteger contra las enfermedades cardíacas, no ocurrió lo mismo con las verduras cocinadas. Cualquier beneficio desapareció cuando los investigadores tuvieron en cuenta factores del estilo de vida como la actividad física, el nivel educativo, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la ingesta de fruta, el consumo de carne roja y procesada, y el uso de suplementos minerales y vitamínicos.
“En cambio, nuestros análisis muestran que el efecto aparentemente protector de la ingesta de verduras contra el riesgo de ECV se deba muy probablemente a un sesgo… relacionado con las diferencias en la situación socioeconómica y el estilo de vida”, dijo Feng.
No hay que ir tan rápido, advierten los críticos
Pero no empiecen a festejar todavía, enemigos de las verduras. Expertos del Reino Unido y de Estados Unidos criticaron rápidamente la conclusión del estudio.
“Aunque este estudio descubrió que comer más verduras no está relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardíacas y circulatorias cuando se tuvieron en cuenta otros factores de estilo de vida y de otra clase, eso no significa que debamos dejar de comer verduras”, advirtió Victoria Taylor, dietista principal de la Fundación Británica del Corazón, en un comunicado.
“Hay gran evidencia de ensayos clínicos que demuestran que el consumo de alimentos ricos en fibra, como las verduras, puede ayudar a reducir el peso y mejorar los niveles de los factores de riesgo que se sabe que causan enfermedades del corazón. El presente estudio observacional no puede superar dichas pruebas y sus conclusiones pueden ser debatidas, ya que los autores pueden haber ajustado en exceso los factores que explican una menor ingesta de verduras”, indicó Naveed Sattar, profesor de medicina cardiovascular y metabólica de la Universidad de Glasgow, enEscocia, a través de un comunicado.
“Los resultados no son sorprendentes. Elegir un solo componente y suponer que basta con añadirlo a la dieta, por ejemplo, las verduras, no es probable que produzca el efecto deseado”, señaló a CNN en un correo electrónico Alice Lichtenstein, directora y científica principal del Laboratorio de Nutrición Cardiovascular de la Universidad Tufts.
“Una cosa que ha quedado clara en la última década es que no deberíamos fijarnos en alimentos o nutrientes individuales, sino en todo el patrón dietético”, añadió Lichtenstein, que también es profesora de Ciencia y Política de la Nutrición en la Universidad Tufts.
Solo 5 cucharadas de verduras
El estudio utilizó datos del Biobanco de Gran Bretaña, un estudio longitudinal de casi medio millón de adultos británicos diseñado para investigar cómo la genética y el entorno contribuyen a muchas enfermedades comunes.
Al principio del estudio se preguntó a las personas cuántas verduras crudas y cocinadas comían. Y luego se les hizo un seguimiento durante más de 10 años para ver si desarrollaban enfermedades cardíacas.
En promedio, los participantes en el estudio de Gran Bretaña informaron que comían una media de 5 cucharadas de verduras al día, es decir, solo 71 gramos o un tercio de taza. Alrededor de 2,5 cucharadas eran de verduras crudas, las otras tres eran cocidas.
“Eso es muy poco”, dijo el Dr. Andrew Freeman, copresidente del Grupo de Trabajo de Nutrición y Estilo de Vida del Colegio Estadounidense de Cardiología.
Las directrices dietarias del Reino Unido recomiendan cinco raciones de frutas y verduras al día, cada una de ellas de unos 80 gramos (1 taza), lo que supone un total de 5 tazas al día.
En EE.UU., las pautas son más específicas y recomiendan que la mayoría de los adultos coman al menos de 1,5 a 2 tazas de fruta y de 2 a 3 tazas de verdura al día como parte de una dieta saludable. Traduciendo las tazas en cucharadas, un consumo saludable de verduras incluiría hasta 48 cucharadas de verduras al día.
“Eso es una tonelada de cucharadas”, dijo Freeman. “Así que la pregunta es: si estas personas en el estudio estaban comiendo una cantidad tan pequeña de verduras, ¿qué más están comiendo y en qué medida eso afectó los resultados?”.
¿Con qué se reemplaza a las verduras?
Gunter Kuhnle, profesor de nutrición de la Universidad de Reading, en Reino Unido, también señaló el impacto de la elección de otros alimentos.
“Las personas que no comen verduras tienen que comer otra cosa. Y a la hora de calcular el efecto sobre la salud del consumo de verduras es importante tener en cuenta con qué las sustituyen”, dijo Kuhnle en un comunicado.
“Es probable que sustituir un tentempié azucarado por palitos de zanahoria mejore la salud, y tenga un efecto beneficioso sobre el riesgo de ECV. Este no sería el caso cuando se sustituye un tentempié integral por zanahorias”, dijo.
¿Cuál es el resultado para el público que come (y odia) las verduras?
“Este es un estudio muy interesante, pero no debe utilizarse como justificación para dejar de comer verduras”, dijo Kuhnle.
“El mejor consejo que podemos dar a la gente es que se centre en su dieta completa, en los alimentos que debe enfatizar así como en los que debe minimizar”, dijo Lichtenstein. “En general, creo que los datos siguen apoyando los efectos beneficiosos de un patrón dietético rico en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado, lácteos sin grasa y bajos en grasa y relativamente bajos en azúcar y sal añadidos”.