(CNN Business) – Si Rusia detiene el suministro de gas a Europa como represalia a las sanciones por su invasión de Ucrania, la región igualmente debería poder hacer frente al próximo invierno. Pero eso no será fácil ni barato.
Esa es la conclusión de un informe publicado este lunes por Bruegel. El think tank con sede en Bruselas advirtió que hay que prepararse “para una terminación completa de todos los flujos de gas ruso a Europa”.
“Si la Unión Europea se ve obligada o está dispuesta a asumir el coste, debería ser posible sustituir el gas ruso ya para el próximo invierno sin que la actividad económica quede devastada, la gente se congele o el suministro eléctrico se interrumpa”, señalan los investigadores de Bruegel. “Pero sobre el terreno, habrá que revisar decenas de reglamentos así como los procedimientos y operaciones habituales, gastar mucho dinero rápidamente y tomar decisiones difíciles”.
Gracias a las importaciones récord de gas natural licuado procedentes de países como Estados Unidos en los últimos meses, Europa debería poder aguantar hasta el verano boreal sin carencias energéticas graves, incluso si Rusia corta intencionadamente sus suministros de gas, o si las infraestructuras clave sufren daños en medio de los combates en Ucrania.
Las importaciones de gas de Rusia, en cifras
Sin embargo, Bruegel señaló que el bloque debe empezar a pensar en cómo reponer sus inventarios, de los que dependen los países de toda Europa para mantener la luz y calentar los hogares.
Europa importa alrededor del 40% de su gas natural de Rusia. Alemania, la mayor economía del bloque, está especialmente expuesta: Rusia le suministra cerca de la mitad de su gas natural.
Austria, Hungría, Eslovenia y Eslovaquia obtienen alrededor del 60% de su gas natural de Rusia, mientras que Polonia se abastece de esta fuente en un 80%.
El carbón y el clima
Si las importaciones rusas cesan, Europa tendrá que reducir la demanda de gas en al menos 400 teravatios-hora, es decir, entre el 10% y el 15% de la demanda anual, según Bruegel. El grupo dijo que esto es “posible”, pero que requeriría cambios de política. Algunas opciones son aumentar el uso de combustibles alternativos como el carbón, retrasar el cierre de las centrales nucleares o reducir la demanda de los agentes industriales.
Este escenario también supone que la UE “puede adquirir cantidades sin precedentes de gas natural licuado”.
Un mayor uso del carbón, en particular, tendría importantes consecuencias para el clima. Un importante informe respaldado por la ONU que se publicó este lunes concluye que el calentamiento global va camino de transformar la vida en la Tierra tal y como la conocemos, con efectos más perturbadores y generalizados de lo que los científicos esperaban hace 20 años.
Europa está empezando a planificar. El domingo, el canciller alemán, Olaf Scholz, que tomó la decisión de detener la certificación del gasoducto Nord Stream 2 desde Rusia la semana pasada, dijo que el país construirá dos nuevas terminales de gas natural licuado.
“Tenemos que hacer más para proteger [el] suministro energético de nuestro país”, dijo Scholz.
Alemania también está estudiando la posibilidad de prolongar la vida útil de las tres centrales nucleares que le quedan, cuyo cierre está previsto para este año.
Bruegel afirmó que la gestión de los costes, así como la coordinación entre gobiernos y empresas, supondrá un reto mientras Europa intenta reponer su suministro de gas. Los precios en Europa están por debajo de los máximos históricos alcanzados en diciembre de 2021, pero siguen siendo elevados.
Añadir unos 70 teravatios-hora de gas al almacenamiento de la UE antes del próximo invierno costaría al menos 70.000 millones de euros (US$ 79.000 millones), frente a los 12.000 millones de euros (US$ 13.500 millones) de años anteriores, según Bruegel.