(CNN) — Más de 6.400 personas han sido arrestadas en Rusia durante protestas que se oponen a la guerra desde que las tropas del presidente Vladimir Putin invadieron Ucrania. Sin embargo, ninguna de las fuertes detenciones ha aparecido en la televisión estatal.
Navegar por las paradojas del gobierno autoritario de Putin es una forma de vida aquí. La intuición que se alimenta de toda una vida de mentiras respaldadas por el estado hace que la mayoría de las personas salgan adelante. Y para muchos consiste en una vida tranquila con un ingreso estable.
FOTOS | Solidaridad y protestas en el mundo contra la invasión rusa a Ucrania
Sin embargo, lo que ocurre ahora puede desafiar a algunos a salir de los viejos límites de la ortodoxia de “mira pero no cuestiones”. Algo que históricamente ha reforzado el control de Putin en el poder.
Protestas en Rusia contra Putin
Para la mañana de este martes en Moscú, más de 1 millón de firmas se habían sumado a una petición en ruso de Change.org contra la guerra en Ucrania.
En las calles de Moscú, las camionetas de la policía deambulan por la mayoría de las intersecciones principales. Mientras, los policías antidisturbios amenazan las aceras y la legendaria Plaza Pushkin de la ciudad ––que alguna vez fue un lugar popular para los manifestantes–– está rodeada por una gran barricada de metal.
Lo que está pasando es una oposición abierta y demasiado obvia contra el gobierno de Putin. Aunque el costo de afiliarse, advierte el gobierno, podría ser el “arresto”. Además de “antecedentes penales” que “dejan huella en el futuro de la persona”.
Las protestas en Rusia solo se consideran para el proceso de aprobación si se solicitan con no más de 15 días de anticipación y no menos de 10. Pero, incluso entonces, no hay garantía de que obtendrá luz verde.
Putin no tiene ningún motivo para difundir públicamente el enojo contra su gobierno, pero sí todas las razones para sofocarlo.
Lo que los medios estatales rusos difunden
En lugar de cubrir las protestas que se oponen a la guerra en Rusia, la gran constelación de periódicos, revistas, sitios web y estaciones de televisión del Kremlin mantienen un ritmo constante de propaganda contra Ucrania. Los informes tratan de racionalizar los motivos por los que sus hermanos, hijos y esposos han sido enviados a la guerra, y posiblemente hacia sus muertes, a cientos de kilómetros de distancia.
El Kremlin prácticamente ha aplastado a los medios independientes de Rusia. Y también está amordazando lo que queda de ellos. A finales de la semana pasada, 10 publicaciones recibieron una carta del organismo de control de comunicaciones que les advierte no usar las palabras “invasión”, “ataque” y “declaración de guerra” bajo la amenaza de “restringir” el acceso a sus publicaciones.
La misma carta decía que la información correcta sobre la “Operación Militar Especial” ––como el Kremlin llama a la guerra–– estaba disponible gratuitamente en los sitios web del gobierno.
Putin no controla todas las narrativas
Pero Putin no controla todas las narrativas todo el tiempo. Una generación aquí ha crecido deliberadamente ignorante de la desinformación estatal, dependientes en cambio en las redes sociales, por lo que son impermeables a las mentiras que intimidaron a sus padres. Sin embargo, todavía están contenidos por la enorme infraestructura de seguridad estatal que es el verdadero músculo detrás de los mensajes de los medios oficiales.
En resumen, piensan por sí mismos, quieren las libertades que vienen con esa conciencia. Pero, están atados por la brutalidad que encuentran cuando protestan.
Una mujer joven que CNN conoció al margen de la primera noche de protesta el jueves estaba al borde de las lágrimas al explicar que ama a Rusia, pero no a su líder. Por lo que concluyó que debe abandonar el país.
Hay una verdadera frustración en esa generación. Sin embargo, son una minoría: menos del 10% de la nación.
De hecho, la última encuesta del Centro Ruso de Investigación de Opinión Pública (VCIOM), una organización estatal pero respetada internacionalmente, encontró que el 68% de las personas dicen que apoyan la decisión de llevar a cabo la “Operación Militar Especial”, el 22% se opone y el 10% tuvo dificultad para responder.
Es una evaluación aleccionadora que cuando Putin pone su dedo en el viento de la opinión pública, puede estar razonablemente seguro de que sopla en la dirección que indicó a sus órganos estatales.
Nathan Hodge y Jill Dougherty, los dos de CNN, contribuyeron a este reporte.