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La muerte de una mujer embarazada y su hijo demuestra la crueldad de la invasión rusa en Ucrania
01:39 - Fuente: CNN

Kyiv, Ucrania (CNN) –“Quiero decirle a nuestro comandante en jefe que detenga los actos terroristas en Ucrania porque, cuando regresemos, nos levantaremos contra él”.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, “ha dado órdenes para cometer crímenes. No se trata solo de desmilitarizar Ucrania o derrotar a las Fuerzas Armadas de Ucrania, sino que ahora se están destruyendo ciudades de civiles pacíficos”.

“Los crímenes que cometimos, todos seremos juzgados”.

Estas son las voces de los prisioneros de guerra rusos en Ucrania.

Casi una docena han aparecido en conferencias de prensa realizadas por las autoridades ucranianas. Son solo unos pocos de los 600 que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dice que han sido capturados.

Sus apariciones públicas pueden ser cuestionables según las Convenciones de Ginebra, que prohíben a los estados humillar innecesariamente a los prisioneros de guerra. Y es posible que sintieran presión para expresar puntos de vista afines a los de sus captores.

Pero tres pilotos de la fuerza aérea rusa capturados que hablaron con CNN no sugirieron que estuvieran hablando bajo coacción.

CNN solicitó acceso para hablar con los prisioneros del Ministerio del Interior de Ucrania. Esa solicitud se hizo antes de una conferencia de prensa que tuvo lugar en Kyiv el viernes. CNN habló con los tres hombres inmediatamente después de esa conferencia de prensa.

Los periodistas de CNN eran los únicos en la sala y en ningún momento los servicios de seguridad ucranianos, que estuvieron presentes durante todo el tiempo, intervinieron u ordenaron a CNN o a los prisioneros que hicieran o respondieran preguntas específicas. La entrevista se realizó en ruso.

Los prisioneros no estaban esposados ​​y, aunque no se movían de sus asientos, parecían no estar bajo ninguna restricción física.

Estamos reportando sobre el contenido de esta entrevista, ya que parece haber un común denominador entre otros prisioneros de guerra rusos que hablan después de sus capturas: que esta no es una guerra en la que quieren pelear.

Los tres pilotos se sentaron alrededor de una mesa. Uno de ellos tenía un corte en la frente que, según dijo, se había producido antes de su captura.

“El trato ha sido aceptable. Nos han ofrecido comida y bebida. Nos han ofrecido tratamiento médico”, dijo un piloto, cuyo nombre de pila es Maxim.

La entrevista de CNN con los tres cautivos rusos reveló que tenían una profunda inquietud acerca de su misión y el sufrimiento de los civiles ucranianos. También tuvieron duras palabras para su comandante en jefe, Putin.

Y hablaron de llamadas llorosas a casa.

Su testimonio parece respaldar las evaluaciones occidentales de que existen problemas de moral entre al menos algunas tropas rusas en Ucrania. El 1 de marzo, un alto funcionario estadounidense dijo que Estados Unidos tiene “indicaciones de que la moral está decayendo en algunas” de las unidades rusas.

“Nuevamente no esperaban la resistencia que iban a encontrar, y como resultado su propia moral se ha visto afectada”, dijo el funcionario.

Maxim, un oficial y piloto de cazabombarderos, habló la mayor parte del tiempo. Parecía golpeado y muy pálido pero hablaba lúcidamente en el tono de un soldado profesional. CNN usa solo los nombres de pila de los prisioneros de guerra para su propia protección.

Dijo que solo había recibido su “orden secreta de combate” el día antes de que Putin anunciara la “operación militar especial” contra Ucrania.

Se preguntó a los pilotos qué pensaban sobre las afirmaciones de Putin de que Ucrania estaba dirigida por neonazis.

La gente protesta por el secuestro del alcalde Ivan Fedorov, frente al edificio de la administración regional de Melitopol, después de que, según informes, las fuerzas rusas se lo llevaron durante su invasión en curso, en Melitopol, Ucrania, el 12 de marzo.

“Creo que se inventó como pretexto y es algo que el mundo no puede entender”, dijo Maxim. “Pero Putin y su círculo necesitan esto para lograr sus propios objetivos. Uno de esos pasos fue que sería beneficioso para ellos difundir desinformación sobre el fascismo y el nazismo”.

“No vimos a ningún nazi o fascista. Los rusos y los ucranianos pueden comunicarse en el mismo idioma, así que vemos lo bueno (en estas personas)”, dijo Maxim.

“Es difícil dar una evaluación directa de sus acciones. Pero, como mínimo, a juzgar por las consecuencias de sus órdenes está equivocado”.

En una rueda de prensa diferente en el mismo lugar, un oficial de reconocimiento llamado Vladimir que había sido capturado le dijo a un grupo de reporteros internacionales: “Nuestro Gobierno nos dijo que necesitamos liberar a la población civil. Quiero decirles a los militares rusos: depongan sus armas y dejen sus puestos, no vengan aquí. Todos quieren paz aquí”.

Vladimir luego dio un gran paso más allá y dijo: “Quiero decirle a nuestro comandante en jefe que detenga los actos terroristas en Ucrania porque, cuando regresemos, nos levantaremos contra él”.

Otro oficial de reconocimiento se hizo eco del sentimiento y se dirigió directamente a Putin.

“No ocultarás esto por mucho tiempo. Hay muchos como nosotros aquí. Tarde o temprano, volveremos a casa”.

En declaraciones a CNN, Maxim, el piloto, se puso emotivo por el sufrimiento infligido a los civiles desde la invasión.

“No se trata solo de desmilitarizar Ucrania o de la derrota de las Fuerzas Armadas de Ucrania, sino que ahora se están destruyendo ciudades de civiles pacíficos. Incluso, no sé, qué puede justificar, m*****, las lágrimas de un niño, o peor aún, la muerte de personas inocentes, niños”.

Dijo que estaban al tanto de lo que había sucedido en lugares como Mariupol, donde casi 1.600 personas han muerto desde que comenzó la invasión.

“Fue un hecho horrible, no solo porque es un crimen. Es vandalismo. No se pueden perdonar esas cosas. ¿Bombardear una sala de maternidad?”, dijo.

“Es la maldita forma más perversa de neonazismo, neofascismo. ¿Quién podría pensar en tal cosa?”.

Otro piloto, cuyo primer nombre es Alexei, agregó en voz baja: “Realmente no depende de nosotros a quién bombardear, qué bombardear. Es una orden”.

Los cautivos hablan de confusión, reticencia

Maxim y sus compañeros pilotos sugirieron que había una inquietud generalizada sobre la ofensiva de Ucrania.

“Sé que en mi unidad están totalmente en contra”, dijo Maxim.

“Tienen muchos familiares y amigos [en Ucrania], y les dijeron que era una operación localizada en el DNR [el área disidente de Donetsk respaldada por Rusia], y no un ataque a todo el país. Mi división estaba totalmente en contra”.

“Si Ucrania quisiera convertirse en parte de Rusia, entablar cierta cooperación (…) nadie estaría en contra de eso. Pero forzarlos simplemente no es aceptable”.

Neil Greenberg es profesor de salud mental de defensa en el King’s College de Londres. Sirvió en las Fuerzas Armadas del Reino Unido durante más de 20 años y se ha desplegado, como psiquiatra e investigador, en una serie de entornos hostiles.

Explicó que, según la Convención de Ginebra, los prisioneros de guerra están obligados a dar solo su nombre, rango, fecha de nacimiento y número de identificación militar.

“Eso es todo lo que tienes que decir, así que el hecho de que digan más que eso sugiere que o bien los han puesto en una situación difícil porque los han presionado, o que están lo suficientemente angustiados como para haber roto el protocolo porque creen lo que están diciendo”, dijo Greenberg a CNN.

“Lo que es interesante desde un punto de vista psicológico es que el soldado promedio a menudo no tiene los ideales políticos de quien gobierna el país. Entonces, si le preguntas a los soldados por qué hacen lo que hacen, a menudo dicen que lo hacen porque están peleando el uno por el otro, somos una banda de hermanos y por eso vamos a hacer lo que hacemos porque estamos siguiendo órdenes y nos cuidamos”, agregó.

“Es poco probable que tengan los mismos ideales que Putin, por lo que sería un error pensar automáticamente que esos puntos de vista no son ciertos”.

Otro soldado retenido por los ucranianos habló en una conferencia de prensa separada sobre la entrada de su unidad de artillería desde Belarús por el camino a Chernihiv. Se echó a llorar mientras hablaba de reunirse con lugareños que le dijeron a su unidad que se fuera a casa y dijo: “Aquí no hay fascistas”.

También habló de la confusión entre unidades. Su grupo quedó atrapado en un pantano y tuvo que destruir su vehículo de combate de infantería. Deambularon a pie durante varios días antes de llegar a un pueblo y rendirse tras un intercambio de disparos.

Otro soldado ruso, en un video publicado por los medios ucranianos, dijo que había cruzado desde Crimea la primera noche de la ofensiva.

El soldado no identificado, que dijo que tenía 22 años y dio el número de su unidad, dijo que pronto se hizo evidente que “no estamos aquí como fuerzas de paz, sino para luchar. Preguntamos a los comandantes qué diablos estamos haciendo aquí. No podíamos dar la vuelta e irnos. Detrás estaban los escalones [unidades] que matan a los desertores”.

El soldado dijo: “Nos dijeron que no había civiles en todos los asentamientos. Pero estaban allí. Nos preocupaba”.

“Ya nos habíamos dado cuenta de que los misiles estaban volando contra la población civil, contra pueblos comunes pero no contra instalaciones militares. Aunque nos dijeron todo lo contrario. Entonces nos rendimos”.

Órdenes de última hora

Maxim dijo que había recibido sus órdenes de combate el día antes de que Putin anunciara la invasión.

Y entonces, dijo, hubo una sorpresa.

“Se canceló la orden. Parte de la fuerza aérea que ya había despegado tuvo que dar marcha atrás. Estábamos contentos y pensamos que tal vez las cosas se habían resuelto pacíficamente”.

Estaba equivocado y pronto recibió una lista de coordenadas de objetivos en el este de Ucrania, alrededor de Izium y Chuhuiv.

Dijo que no estaba seguro de lo que estaban atacando. “Es imposible saber realmente qué hay más allá de las fronteras de nuestro estado. Por ejemplo, marcan una columna de tanques. Pero no podemos estar seguros de si realmente hay uno allí o no”.

CNN ha analizado múltiples casos en los que bombas lanzadas desde el aire han golpeado áreas civiles en Ucrania desde que comenzó la invasión el 24 de febrero.

“Solo lanzamos misiles sin localización”, dijo Maxim, refiriéndose a lo que los analistas describen como “bombas tontas”, municiones no guiadas que presentan un mayor riesgo de causar daños indiscriminados.

“Usé las bombas explosivas usuales, hechas de hierro fundido… del mismo tipo que se usaron durante la Segunda Guerra Mundial con algunos cambios aquí y allá a lo largo de los años. Hay variedades balísticas más modernas, por supuesto, pero el hecho es que no las usamos”, agregó Maxim.

La semana pasada, funcionarios estadounidenses y de la OTAN dijeron que Rusia había dependido mucho más de las llamadas “bombas tontas” menos sofisticadas que de su arsenal de municiones guiadas de precisión.

“Es difícil decir en este momento si eso se debe a los gastos, si se debe a la falta de inventario o si solo se debe al deseo de ser más brutal en el uso de la fuerza”, dijo el jueves un alto funcionario de la OTAN.

Otros soldados rusos capturados por los ucranianos también han hablado de haber recibido órdenes de última hora.

Sergey, que estaba con una unidad de artillería, dijo en una rueda de prensa anterior que “a las 10:00 a.m. del 23 (de febrero) estaban alineados y el comandante les dijo sobre la orden de Putin de atacar Ucrania, apoderarse de Kyiv y “proteger a la población contra el fascismo y la tiranía en Ucrania”.

Un futuro incierto

Los pilotos que hablaron con CNN no estaban seguros de cómo terminaría la guerra.

“Espero que nuestros superiores tengan control sobre las circunstancias. Cómo se van a desarrollar las cosas en el futuro, pedir un deseo por algún resultado, no voy a hacer eso aquí, decir lo que quiero”, dijo Maxim.

También habló de su primer contacto con la familia en casa.

“Dije ‘estoy vivo’ porque era nuestra primera conversación. Les dije: ‘Estoy vivo y estoy cautivo’. ¡Hablamos de cosas personales. Sobre nuestros hijos, el hogar, no sobre cosas militares”, contó.

“Por supuesto, tenemos muchas ganas de ver a nuestras familias y seres queridos. Reunirnos con ellos. Y abrazarlos porque están preocupados”.

Pero estaban ansiosos por lo que podría pasarles, dijo Maxim.

“Los crímenes que cometimos, todos seremos juzgados por igual. Aparte de eso, no puedo decir. Es imposible adivinar… Nos juzgarán”, dijo Maxim.

Otro soldado en una sesión informativa diferente expresó sentimientos similares.

“Se siente terrible darnos cuenta de nuestro error. Llevará años, décadas, siglos reparar las relaciones”, dijo.

“Ojalá pudiera hundirme en la tierra y desaparecer”.