(CNN) – Algunos críticos del Kremlin consideran que el extenso palacio de mil millones de dólares que se encuentra en la cima de una colina con vistas al mar Negro es el máximo emblema del legado de corrupción del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Apodado “Palacio de Putin”, la mega mansión de 190.000 metros cuadrados fue supuestamente construida para su uso personal con fondos de oligarcas multimillonarios, a los que supuestamente permitió prosperar en la notoriamente corrupta economía rusa siempre que compartieran la riqueza… con él.
La propiedad tiene su propio anfiteatro, pista de hockey subterránea y puerto privado, según un documental producido por el grupo anticorrupción del líder de la oposición rusa encarcelado Alexey Navalny. Hay una zona de exclusión aérea en los cielos y una zona de prohibición de navegación en las aguas circundantes.
La magnífica fortaleza contrasta con el minúsculo departamento de 800 metros cuadrados que Putin declaró en su presentación de información financiera oficial de 2020.
Sin embargo, a pesar de la opulencia de su retiro en la cima de la colina, “me sorprendería mucho que Putin volviera a poner un pie allí”, dijo a CNN Nate Sibley, un experto en corrupción rusa que asesora a miembros del Congreso.
Sibley dijo que el palacio simboliza lo que él ve como una era pasada en la que Putin perseguía, a través de la riqueza de los oligarcas, un estilo de vida lujoso que nunca podría permitirse con su salario gubernamental. Aunque se cree que Putin amasó una fortuna oculta por estos medios al principio de su carrera, dijo Sibley, desde entonces se ha vuelto menos dependiente de sus ricos benefactores a lo largo de los años y se ha rodeado, en cambio, de leales al gobierno y al ejército que comparten sus opiniones nacionalistas de línea dura.
Este cambio, según explicaron algunos expertos sobre Rusia a CNN, puede hacer más difícil que Putin resienta personalmente las sanciones económicas que Estados Unidos y sus aliados europeos han impuesto para castigarlo por la invasión de Ucrania.
Putin se ha posicionado, como dijo Sibley, “por encima del conflicto”.
No siempre fue así. Casi dos décadas antes de que Putin atrajera la ira internacional por su más reciente invasión injustificada de Ucrania, el Kremlin hizo sacar al hombre más rico de Rusia de su jet privado y lo acusó de crímenes contra el Estado.
Mikhail Khodorkovsky, un oligarca con una fortuna estimada en US$ 15.000 millones en ese momento, se sentó en una jaula en medio de la sala durante su publicitado juicio. Khodorkovsky, que había criticado la corrupción del gobierno bajo el liderazgo de Putin, fue condenado por evasión de impuestos y fraude, aunque argumentó que los cargos tenían una motivación política. Putin lo indultó en 2013 y desde entonces vive en el exilio.
La audaz maniobra de Putin contra el multimillonario magnate del petróleo fue vista como un mensaje para otros oligarcas: “Tú puedes ser el siguiente”.
La táctica exigía la lealtad inquebrantable de la clase oligarca.
La consiguiente afluencia de dinero, regalos y buena voluntad es una de las explicaciones de cómo Putin, que afirma tener un salario de solo US$ 140.000 al año, es sospechoso de ser una de las personas más ricas del planeta. Se rumorea que posee o tiene acceso no solo al palacio del mar Negro, sino también a un yate de US$ 100 millones, según informes publicados. CNN no pudo verificar la conexión de Putin con el palacio o el yate. El Kremlin ha rechazado los informes sobre la supuesta riqueza oculta de Putin.
Que las propiedades y otras posesiones no estén a su nombre no importa, dijo Tom Burgis, autor de un libro sobre el lavado de dinero internacional llamado “Kleptopia”. Burgis comparó a Putin con El Padrino y dijo que se entiende que cuando pide algo a un oligarca no es realmente una petición.
“En última instancia, le deben todo lo que tienen al jefe. Y con un tronar de dedos, como ha demostrado en el pasado, Putin puede quedarse con todo”, dijo Burgis. “Por muy influyentes que parezcan, en última instancia dependen de él”.
Varios de los colaboradores más cercanos de Putin, incluyendo a amigos de la infancia, una mujer que supuestamente fue su amante y un violonchelista profesional que es el padrino de una de sus hijas, han amasado en secreto enormes fortunas fuera de Rusia durante su tiempo en el poder, según documentos financieros filtrados.
Una complicada red de empresas fantasma, bancos en paraísos fiscales y transacciones ocultas encubre su riqueza, con cuentas metidas unas dentro de otras como muñecas rusas. Pero una serie de filtraciones en los últimos años de empresas que facilitan el sistema financiero de los paraísos fiscales, como los llamados “Panama Papers” y “Pandora Papers”, revelaron algunas de esas capas de secreto.
Los activos vinculados al círculo íntimo de Putin incluyen un departamento en un edificio de lujo de Mónaco con vistas al deslumbrante puerto del principado. El departamento en el cuarto piso fue adquirido en 2003 por US$ 4,1 millones por una sociedad ficticia llamada Brockville Development Ltd., una empresa registrada en las Islas Vírgenes Británicas, según muestran los documentos publicados por el diario The Washington Post.
La verdadera propietaria de la empresa es Svetlana Krivonogikh, una antigua empleada de mantenimiento de tiendas de San Petersburgo que supuestamente tuvo una relación romántica con Putin hace dos décadas, según los documentos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación informados en The Washington Post y The Guardian. La empresa se registró apenas unas semanas después de que Krivonogikh, que tenía 28 años en ese momento, diera a luz a una niña.
Proekt, un medio de comunicación independiente ruso que fue prohibido en el país el año pasado, informó que Putin inició una relación con Krivonogikh en la década de 1990, antes de llegar a la presidencia, y que su hija tiene un segundo nombre patronímico que significa “hija de Vladimir”.
Krivonogikh se ha negado a hacer comentarios sobre Putin a los periodistas, pero su hija, que tenía decenas de miles de seguidores en Instagram antes de borrar recientemente su cuenta, reconoció ante entrevistadores que tiene cierto parecido con el presidente.
Además del departamento de Mónaco, Krivonogikh posee una participación mayoritaria en una estación de esquí en la que se ha visto a Putin en las pistas, varios otros departamentos de lujo en San Petersburgo y un yate, según informaron The Washington Post y The Guardian.
Los documentos filtrados no dejan claro el origen de las fortunas amasadas por el círculo íntimo de Putin. Pero en varios casos, empresas e instituciones financieras vinculadas a ellos han obtenido lucrativos contratos estatales.
Rusia tiene la mayor cantidad de riqueza oculta en paraísos fiscales, tanto en términos de volumen absoluto —los cálculos conservadores la estimaban en torno a los US$ 800.000 millones en 2017— como en porcentaje del PIB nacional, según un informe de 2020 del Atlantic Council.
En promedio, el 10% del PIB mundial se mantiene en paraísos fiscales. Sin embargo, en Rusia, la riqueza offshore representó hasta el 60% del PIB en 2015, según un artículo de investigación del Journal of Public Economics de 2018, la estimación más reciente disponible.
Los expertos afirman que alrededor de una cuarta parte de este dinero oscuro está controlado indirectamente por Putin y su estrecho círculo de oligarcas y supone una “grave amenaza para la seguridad nacional” de Estados Unidos. El informe Mueller ilustró cómo se utilizaron las cuentas rusas en el extranjero para interferir en las elecciones de 2016.
A principios de este mes, el Departamento de Justicia anunció la formación de un grupo de trabajo dedicado a hacer cumplir las sanciones y otras restricciones económicas diseñadas para aislar a Rusia de los mercados globales. El grupo de trabajo KleptoCapture se dirigirá no solo a los funcionarios y oligarcas rusos, sino también a “aquellos que ayuden o encubran su conducta ilícita”.
Gary Kalman, director de la oficina de Transparency International en Estados Unidos, un grupo contra la corrupción, dijo que hacer cumplir las sanciones no será fácil.
“Es extraordinariamente difícil para las fuerzas del orden tratar de ‘seguir el dinero’ porque en algún momento vas a topar con pared”, dijo Kalman. “No hay literalmente ningún rastro de papel”.
Estados Unidos y el Reino Unido son lugares ideales para esconder grandes cantidades de dinero, se encuentran entre los mercados financieros más profundos del mundo y ambos aceptan empresas fantasma anónimas, según el Atlantic Council.
Un grupo de investigadores internacionales descubrió que en Estados Unidos se pueden crear empresas ficticias en menos de una hora por tan solo US$ 200, sin tener que revelar legalmente quién es su propietario o quién la controla. Durante décadas, las empresas occidentales, bancos y bufetes de abogados se han beneficiado de ayudar a los oligarcas rusos a ocultar su dinero, estableciendo complicadas estructuras corporativas que hacen casi imposible vincular los activos o las cuentas bancarias a las personas.
A los ojos de algunos analistas de Putin, el enigmático líder ruso ha cambiado su enfoque de la búsqueda de la riqueza a la consolidación del poder.
“Es difícil entender con precisión lo que está pasando dentro del Kremlin y dentro de la mente de Vladimir Putin. Pero él está cada vez más en una relación estrecha con un grupo muy pequeño de personas, y tienden a ser más del lado militar y de inteligencia en lugar de ser empresarios”, dijo Jill Dougherty, exjefe del buró de CNN en Moscú, “porque, obviamente, si Putin se preocupara por los negocios no estaría persiguiendo esta guerra en Ucrania”.
“Ahora mismo no depende de los oligarcas”, dijo Stanislav Markus, profesor asociado de negocios internacionales en la Universidad de Carolina del Sur. “Son las armas, no el dinero, las que hablan más fuerte en el Kremlin hoy en día”.
Independientemente de si las prioridades han cambiado dentro del Kremlin, Maria Pevchikh, jefa de investigaciones de la Fundación Anticorrupción de Navalny, sostiene que tanto el palacio cerca del mar Negro como la invasión de Rusia en Ucrania demuestran la forma en que Putin se ve a sí mismo como mucho más que un funcionario del gobierno.
“Se ve a sí mismo como un zar, como una especie de rey”, dijo Pevchikh a CNN. “Tiene grandes planes. Tiene la visión de que es una figura histórica, de que es tan poderoso, tan imponente, tan importante, e invierten mucho dinero en esta narrativa”.
– Scott Glover contribuyó con este reportaje.