Yonaguni, Islas Nansei (CNN) – La mayoría de los días, el pescador Kazushi Kinjo sale del puerto de la isla japonesa de Yonaguni para pescar pargo rojo de aguas profundas en aguas del norte.
Allí, los peces abundan, y ahora se pueden ver cada vez más los barcos de la Guardia Costera de China.
Los barcos chinos patrullan el mar alrededor de las islas Senkaku controladas por Japón, una cadena de islas deshabitadas que también reclaman China y Taiwán, cerca de donde vive Kinjo. Las islas, conocidas en China como Islas Diaoyu y Diaoyutai en Taiwán, se han convertido en uno de los focos de las crecientes tensiones en la región.
“La proa de uno de sus barcos apuntaba directamente hacia nosotros y nos perseguían. No estoy seguro, pero también vi lo que parecían cañones”, dijo a CNN el pescador de 50 años, mientras describió uno de varios encuentros con la Guardia Costera china en los últimos años.
Aunque la disputa territorial por la cadena rocosa se remonta a más de un siglo, China ha incrementado su presencia alrededor de las islas, especialmente en las últimas décadas. Eso generó temores de que Beijing ejerza sus reclamos sobre las islas en disputa.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China le dijo a CNN que las patrullas de la Guardia Costera china alrededor de las aguas que rodean las islas eran “un ejercicio apropiado del derecho soberano de China”. Pero Japón también afirma que tiene derecho soberano a las islas, y está fortaleciendo sus fuerzas militares en Yonaguni y sus islas hermanas en la cadena Nansei, al este de las Senkaku.
Y todo esto es una preocupación particular para los residentes de Yonaguni como Kinjo, quienes se preocupan por las intenciones de China.
Su isla se encuentra a solo 110 kilómetros de la costa de Taiwán, la isla democrática y autónoma que Beijing también reclama como propia, y temen que las crecientes tensiones puedan trastornar su comunidad pacífica, especialmente si Beijing intenta restringir el acceso a los caladeros cruciales para su sustento.
Yonaguni tiene un asiento de primera fila para ver las tensiones entre China y Japón
Ocupada por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, Yonaguni fue devuelta a los japoneses en 1972 como parte de la prefectura de Okinawa, la banda de 150 islas que se curva al sur de las islas principales de Japón en el Mar de China Oriental. Es indiscutiblemente un territorio japonés, pero se encuentra más cerca de Taiwán que de Tokio, tan cerca que en un día despejado se puede ver el tenue contorno de las cadenas montañosas de Taiwán desde el cabo occidental de Yonaguni.
En el pasado, la proximidad de Yonaguni a Taiwán y China ha convertido a la isla, hogar de menos de 2,000 personas, en un destino turístico popular entre los buceadores y los excursionistas. Pero su ubicación también lo coloca en la primera línea de las tensiones geopolíticas a medida que China aumenta sus patrullas en las aguas cercanas a las Islas Senkaku y muestra su poderío militar en el mar y los cielos cerca de Taiwán.
Hace veinte años, el Ministerio de Defensa de Japón detectó menos de 20 buques de guerra chinos (destructores y fragatas) desde su costa cada año, pero no dentro de su zona contigua, definida como dentro de las 24 millas náuticas de su costa.
Desde entonces, el número se ha más que cuadruplicado a un nuevo máximo de 71 en 2021. Incluyendo los barcos de la Guardia Costera china, la cifra se eleva a 110, según el ministerio.
China también está aumentando su presencia en los cielos alrededor de Taiwán, enviando repetidamente aviones de combate a la zona de identificación de defensa aérea de la isla (ADIZ), lo que llevó a Taipei a desplegar aviones de patrulla aérea de combate, emitir advertencias por radio y activar sistemas de misiles de defensa aérea.
Japón también ha enviado aviones de combate en respuesta a los aviones chinos que se acercan a su espacio aéreo.
El gobernante Partido Comunista de China ha reclamado durante mucho tiempo a Taiwán como parte de su territorio, a pesar de que nunca lo ha gobernado. El líder chino, Xi Jinping, se ha negado a descartar la toma de Taiwán por la fuerza, una perspectiva que no solo amenazaría la paz en la región, sino que representaría un riesgo para la seguridad nacional de Japón, ya que el 90% de su energía pasa por aguas cercanas a la isla.
En las últimas semanas, la invasión rusa de Ucrania ha puesto a la región en alerta, especialmente porque China se niega a ceder ante la presión internacional para condenar las acciones de Moscú. China ha descartado las comparaciones entre Ucrania y Taiwán, afirmando que Taiwán es “un asunto completamente interno de China”. Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, dijo que la isla observaría a China “muy cuidadosamente” a medida que se desarrollaran los acontecimientos en Ucrania, al igual que los residentes en Yonaguni.
“La invasión militar de Rusia a Ucrania me ha preocupado por el futuro de Taiwán y la isla de Yonaguni”, dijo la propietaria de un café local, Michiko Furumi. “Realmente me preocupa el futuro de mis nietos”.
Cuando Kinjo comenzó a pescar hace 25 años, nunca vio barcos chinos en los Senkakus, pero en los últimos años ha tenido un número creciente de lo que parecían encuentros peligrosos. “Me han interceptado con mucha fuerza. A veces iba para allá y me rodeaban, y yo los esquivaba porque era peligroso, y luego me volvían a rodear”, dijo.
A Kinjo le preocupa que los reclamos de China sobre las Islas Senkaku y sus ambiciones de apoderarse de Taiwán puedan algún día extenderse para incluir a Yonaguni. “Mirando los movimientos actuales de China, tengo una fuerte sensación de crisis de que esta isla eventualmente dejará de ser Japón”.
Japón está expandiendo sus fuerzas defensivas
A medida que crecen los temores, la remota isla de Yonaguni donde viven Kinjo y Furumi está cambiando.
En respuesta a la amenaza percibida de Beijing, Tokio abrió un campamento de la Fuerza de Autodefensa de Japón en Yonaguni en 2016, atendido por alrededor de 160 soldados que participan en la vigilancia costera.
Este mes, la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón reposicionó una unidad de radar móvil desde Miyakojima a la isla para monitorear más de cerca la actividad china en el área.
En 2019, Japón abrió nuevas bases militares en las islas hermanas de Yonaguni, Amami Oshima y Miyakojima, y las equipó con misiles guiados tierra-aire de alcance medio y misiles guiados tierra-barco de corto alcance tipo 12.
Se está construyendo una cuarta base en la isla de Ishigaki, al este de Yonaguni, que estará operativa a partir de marzo de 2023, según funcionarios de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. La nueva base será el hogar de unos 600 soldados y sistemas de misiles de medio y corto alcance.
El general Yoshihide Yoshida, jefe de personal de la Fuerza Terrestre de Autodefensa (GSDF) de Japón, le dijo a CNN que se necesitaba una capacidad de defensa adicional para enviar un mensaje fuerte a los rivales territoriales.
“Debemos proteger la soberanía territorial de nuestro país a toda costa. Y debemos enviar nuestro mensaje de que defenderemos firmemente a nuestro país”, dijo.
A pesar del reciente esfuerzo de Japón por reforzar sus defensas, Yoko Iwama, experta en relaciones internacionales y seguridad del Instituto Nacional de Graduados en Estudios Políticos, dijo que el país es vulnerable.
“No tenemos capacidades (de ataque) más largas, y definitivamente las necesitamos. Qué tipo, cuántos, tenemos que comenzar a discutir, pero está muy claro que lo que tenemos actualmente no es suficiente”, dijo.
Según funcionarios de la Fuerza de Autodefensa, los actuales sistemas de defensa antimisiles de Japón solo pueden enfrentarse a un objetivo entrante una vez que se encuentra dentro del alcance de un 50 kilómetros. Pero China, por ejemplo, tiene misiles que se pueden lanzar desde una amplia gama de aviones de combate desde distancias de hasta 300 kilómetro.
La constitución de posguerra de Japón lo restringe a la acción defensiva, pero el primer ministro Fumio Kishida dice que el gobierno está explorando opciones para darle al país la capacidad de atacar bases en el territorio de un oponente como parte de su autodefensa.
Temores por el futuro
De regreso en Yonaguni, la transición de ser una isla tranquila a un puesto defensivo estratégicamente importante no hace que todos sus residentes se sientan más seguros. La propietaria de una posada, Fumio Kano, dice que, en todo caso, se siente más vulnerable.
“Mis abuelos me enseñaron cuando era niña que la presencia de una instalación militar te convierte en un blanco de ataque”, dijo. “No estoy de acuerdo con que se construyan instalaciones militares en las islas”.
Pero Shigenori Takenishi, director de la cooperativa pesquera de Yonaguni, dice que hay demasiado en juego como para arriesgarse. “Necesitamos aumentar nuestras capacidades de defensa, incluidas las Fuerzas de Autodefensa de Japón, pero eso por sí solo no será suficiente para proteger a Japón”, dijo.
“Creo que la única forma de hacer esto es trabajar en estrecha colaboración con EE.UU. en virtud de la Ley del Tratado de Seguridad entre Japón y EE.UU. y mejorar mucho más las capacidades de defensa de Japón”.
Estados Unidos dice que las Senkaku están sujetos al tratado de defensa mutua entre Estados Unidos y Japón, que obliga a Washington a defenderlas como cualquier otra parte del territorio japonés. El presidente de EE.UU., Joe Biden, también dijo que su país protegería a Taiwán, si fuera necesario, aunque la Casa Blanca dijo que Estados Unidos no había alterado su política de “ambigüedad estratégica”.
Takenishi dice que si China bloquea el acceso a las aguas de pesca alrededor de las Senkaku, los pescadores de Yonaguni perderán su sustento y toda la isla sufrirá.
Kinjo, el pescador de Yonaguni, está de acuerdo. “Si las Islas Senkaku ya no están en Japón, las aguas territoriales se reducirán y dado que Japón está rodeado por mar, esto será una cuestión de vida o muerte”, dijo.
Aún así, Kinjo dice que no tiene más remedio que mirar hacia los barcos de la Guardia Costera china cada vez que sale al mar. “Incluso si hago lo que considero aterrador, todavía tengo que irme al extranjero para ganarme la vida. No puedo dejar de trabajar. Solo hago mi trabajo día tras día”, dijo.