(CNN) – Una serie de explosiones inexplicables sucedieron en partes de Transnistria, un territorio separatista de Moldova que ha albergado a tropas rusas por décadas, suscitando temores de que la guerra de Moscú podría expandirse pronto más allá de Ucrania y generar un nuevo espacio de conflicto en el este de Europa.
Dos torres de radio en el territorio resultaron dañadas por las explosiones a primera hora del martes, según un comunicado del Ministerio del Interior de Transnistria. El lunes se escucharon una serie de explosiones en la capital de Transnistria, Tiraspol, en la zona aledaña al edificio del Ministerio de Seguridad Estatal, según la agencia de noticias rusa RIA-Novosti.
Ucrania describió los estallidos como una provocación planeada por parte de los servicios de seguridad de Rusia. Ucrania también culpó a Rusia de lanzar misiles de crucero el martes contra un puente que cruza el río Dniéster, sugiriendo que Moscú tiene intenciones de aislar al suroeste de Ucrania que limita con Moldova.
Las explosiones, y un flujo lento de comentarios de funcionarios rusos sobre la región, incluyendo los de un comandante sénior de Rusia que afirma que el plan del Ejército de capturar el sur de Ucrania abriría un corredor terrestre hasta Transnistria, han suscitado intensa preocupación en Moldova por la posibilidad de que el territorio en disputa dentro de sus fronteras forme parte de la estrategia de guerra del presidente de Rusia Vladimir Putin.
Transnistria no cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional, que lo considera parte de Moldova. Pero la capital de Moldova, Chisinau, no tiene control sobre el territorio que se declaró una república hace más de tres décadas.
Esto es lo que hay que saber sobre el territorio.
Un territorio en disputa
El colapso de la Unión Soviética en 1991 dio lugar a la aparición de un puñado de zonas de “conflicto congelado” en el este de Europa, regiones a menudo inestables en las que las lealtades han sido disputadas ferozmente desde la creación de los 15 estados postsoviéticos.
Entre estas regiones se encuentran los estados secesionistas de Osetia del Sur y Abjasia, dentro del territorio de Georgia, y el territorio a lo largo de la frontera de Moldova con Ucrania conocido como Transnistria.
El territorio, un enclave de 3.366 kilómetros cuadrados en la orilla oriental del río Dniéster, fue un puesto militar ruso durante los últimos años de la Guerra Fría. Se declaró república soviética en 1990, oponiéndose a cualquier intento de Moldova de convertirse en un estado independiente o de fusionarse con Rumanía.
Cuando Moldova se independizó al año siguiente, Rusia se insertó rápidamente como una de las llamadas “fuerzas de paz” en Transnistria, enviando tropas para respaldar a los separatistas pro-Moscú.
Como resultado se produjo una guerra con las fuerzas de Moldova. El conflicto terminó en un punto muerto en 1992. Transnistria no fue reconocida internacionalmente, ni siquiera por Rusia, pero las fuerzas de Moldova la convirtieron en un estado separatista de facto. Este punto muerto dejó al territorio y a sus aproximadamente 500.000 habitantes atrapados en el limbo.
Desde entonces, Transnistria ha sido sede de miles de soldados rusos, actualmente se calcula que son 1.500, y se ha ganado la reputación de ser una tierra perdida en el tiempo, un agujero espacio-temporal soviético dentro de una joven democracia moldava en transición.
Tiene una bandera, una constitución y un banco nacional, y celebra su propio día de la independencia.
Las principales vías de su capital, Tiraspol, incluyen la calle Lenin, la calle Karl Marx y la calle 25 de octubre, que conmemora la Revolución Bolchevique de 1917. Una imponente estatua de Vladimir Lenin se alza en el centro de la plaza principal de la ciudad.
Transnistria se ha nutrido durante mucho tiempo de su producción industrial, y su economía depende fuertemente de las subvenciones rusas. Un conglomerado llamado Sheriff es casi omnipresente, propietario de muchas de sus fábricas, supermercados y gasolineras, y da nombre al club de fútbol de la región, el FC Sheriff, que compite en la liga nacional de Moldova y el año pasado consiguió una famosa victoria en la Liga de Campeones contra el Real Madrid.
En la región viven moldavos, rusos y ucranianos. El territorio celebra sus propias elecciones presidenciales y regionales, aunque los organismos de control internacionales afirman que la oposición es reprimida y que no existe una verdadera competencia en las urnas.
La ONG estadounidense Freedom House, que sigue las tendencias de los gobiernos del mundo, califica el territorio como “no libre”.
“La imparcialidad y la pluralidad de opinión en los medios de comunicación son muy limitados, y las autoridades controlan estrechamente la actividad de la sociedad civil”, afirma en su informe global más reciente.
A pesar de las negociaciones ocasionales con Moldova, las perspectivas de resolución de la cuestión de Transnistria siguen siendo escasas.
“La región escindida persiste como un desafío para una Moldova unificada y desarrollada”, escribió la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) en 2020.
“Existe el riesgo de que aquellos que no tienen lazos comerciales, familiares o personales al otro lado del río se sientan cada vez más alejados de sus compatriotas moldavos, fomentando el tipo de desconfianza e incomprensión que puede obstaculizar aún más la resolución de este conflicto”, dijo la agencia.
¿Cuáles son los planes de Rusia para Transnistria?
La preocupación por los planes a largo plazo de Rusia para Transnistria nunca ha desaparecido, sino que se intensificó tras la invasión de Crimea por parte de Moscú en 2014.
Esa invasión avivó las preocupaciones de que Putin buscaría invadir y controlar el sur de Ucrania. Un enclave separatista respaldado por Rusia en el extremo suroccidental de Ucrania podría ahora presentar un potencial tope de cualquier asalto ruso hacia el oeste de la región oriental de Donbás.
La supuesta presencia rusa de “mantenimiento de la paz” en Transnistria, que en la práctica ha visto al Kremlin apuntalar un estado títere que busca socavar la soberanía de Moldova, también reproduce el pretexto de Moscú para las invasiones en Georgia y Ucrania.
Las alarmas en Moldova y Occidente aumentaron cuando el Kremlin dijo que los derechos de los rusos étnicos estaban siendo violados en Transnistria, otro argumento utilizado por Putin para justificar su invasión de febrero de Luhansk y Donetsk en el este de Ucrania, dos estados separatistas respaldados por Rusia.
“Supuestamente allí, en Moldova, se violan los derechos de los rusoparlantes”, dijo el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky en un discurso el pasado viernes. “Aunque, para ser sinceros, el territorio en el que Rusia debería ocuparse de los derechos de los rusoparlantes es la propia Rusia: donde no hay libertad de expresión, ni libertad de elección. Donde simplemente no hay derecho a disentir. Donde prospera la pobreza y donde la vida humana no vale nada”.
Después de que Rusia invadiera Ucrania, las naciones occidentales comenzaron a vigilar inmediatamente la actividad en las regiones de fuera del país, incluida Transnistria.
Algunos funcionarios ucranianos también sugirieron que Rusia recurriría en algún momento a su contingente de tropas estacionadas en Transnistria, especialmente después de que Moscú sufriera un número importante de pérdidas de tropas y equipos en las primeras semanas de su asalto al país.
“Por supuesto, en algún momento, tarde o temprano, las utilizarán”, dijo el alcalde de Odesa, Hennadii Trukhanov, en declaraciones televisadas este mes. “Es difícil decir en qué dirección, pero hay una amenaza. (Las Fuerzas Armadas de Ucrania) lo saben y están trabajando en ello”.
Pero la declaración más directa e inequívoca sobre la región hasta la fecha fue la del general de división del Distrito Militar Central de Rusia, Rustam Minnekaev, el viernes.
La agencia de noticias estatal rusa TASS citó al general diciendo que el objetivo del país era crear un corredor terrestre entre la región oriental ucraniana de Donbás y Crimea, añadiendo que el control del sur de Ucrania daría a las fuerzas rusas acceso a Transnistria, una estrategia que muchos en Chisinau temían desde hace tiempo que fuera el objetivo de Putin.
Moldova y Ucrania en alerta
Dos días después de los comentarios de Minnekaev, se escucharon una serie de explosiones en la región.
Un corresponsal de la agencia de noticias estatal rusa RIA-Novosti dijo que se escucharon fuertes explosiones en Tiraspol y que las ventanas de las casas vecinas resultaron dañadas.
Inmediatamente, los funcionarios ucranianos sugirieron que las explosiones formaban parte de los esfuerzos del Kremlin para crear una narrativa que pudiera preceder a la acción militar rusa.
El Ministerio de Defensa de Ucrania dijo en un comunicado que, tres días antes del incidente, los líderes de la región escindida “ya se estaban preparando y se encargaron de instalar un búnker seguro y cómodo” en el Ministerio de Seguridad Estatal, que resultó dañado en las explosiones.
“Evidentemente, este caso forma parte de una serie de medidas de provocación organizadas por el FSB (el servicio de seguridad ruso) para infundir el pánico y el sentimiento antiucraniano”, afirmó.
Posteriormente, el martes por la mañana, dos torres de radio resultaron dañadas. El lugar donde se produjeron las explosiones se conoce como el “centro de radio y televisión de Transnistria”, que fue construido en la década de 1960 y es uno de los 14 centros de transmisión de radio de la época soviética, según el Ministerio del Interior de Transnistria.
Ucrania también culpó a Rusia de haber disparado el martes misiles de crucero contra un puente que cruza el estuario del río Dniéster. El puente de carretera y ferrocarril une Odesa con el extremo suroccidental de Ucrania, fronterizo con Moldova; los daños dejan prácticamente aislada la región.
Maksym Marchenko, jefe de la administración militar de la región de Odesa, dijo que Rusia había utilizado tres misiles, uno de los cuales había impactado en el puente. “Con sus acciones, el enemigo intenta aislar parte de la región de Odesa y crear tensión en medio de los acontecimientos” en Transnistria, dijo Marchenko. Otro ataque contra el puente causó más daños este miércoles.
La presidenta de Moldova, Maia Sandu, condenó el martes los ataques en Transnistria, calificándolos de “provocaciones” que pretenden arrastrar al país a “acciones que pueden poner en peligro la paz”.
“Nuestro análisis muestra que hay tensiones entre fuerzas dentro de esa región interesadas en desestabilizar la situación. Esto hace que Transnistria sea vulnerable y crea riesgos para la república de Moldova”, dijo en una rueda de prensa tras una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad del país.
Sandu enumeró una serie de acontecimientos que precedieron a las explosiones de esta semana, entre ellos varios avisos de bomba en escuelas e instalaciones médicas. Culpó a las “facciones proguerra” que intentan “aumentar las tensiones” en la región.