(CNN) — El presidente de Rusia, Vladimir Putin, se toma en serio los aniversarios rusos. No fue una coincidencia que invadiera Ucrania un día después del Día de los Defensores de la Patria, una celebración de los logros militares de Rusia. Fue en esa misma ocasión en 2014 que Putin dio el primer paso para anexar Crimea de Ucrania, mediante orquestadas protestas prorrusas en la península.
El líder claramente esperaba tener más para celebrar este Día de la Victoria el lunes, la fecha más patriótica del país, que marca el papel de la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. El 8 de mayo de 1945 (9 de mayo en la zona horaria de Moscú) Alemania firmó su Acta de Rendición en Berlín, poniendo fin a la lucha en Europa. La URSS sufrió las mayores pérdidas de cualquier otra nación: alrededor de 27 millones de soldados y civiles murieron.
La justificación de Rusia para la guerra en Ucrania sugería el Día de la Victoria como fecha límite para triunfar. Putin y su gobierno han dicho repetidamente que el objetivo de su llamada “operación especial” es “desnazificar” Ucrania y que liberar al país de los nazis es una cuestión de supervivencia rusa. Es un argumento que no tiene peso real; un pretexto descarado para el revanchismo ruso.
Aunque la bien engrasada máquina de propaganda del Kremlin funciona a todo vapor desde la invasión de febrero, será difícil para Putin convertir las pérdidas de Rusia en una verdadera victoria el lunes.
La operación en Ucrania ha sido una vergüenza para él, al menos en el escenario internacional.
Las fuerzas armadas de Rusia superan a las de Ucrania en todos los aspectos, incluso con las armas pesadas que envía Occidente, pero no lograron tomar territorios en el norte, y mucho menos la capital, Kyiv, y luchan por obtener triunfos al menos en el este, donde están enfocadas ahora.
Las fuerzas armadas de Ucrania afirman que Rusia perdió más de 24.000 soldados en poco más de dos meses, y más de 1.000 tanques, sobre 2.600 vehículos blindados y cientos de aviones. CNN no puede verificar de forma independiente estos números, y es probable que también haya grandes pérdidas en el lado ucraniano. Aun así, es innegable que el ejército de Rusia está debilitado.
El crucero de misiles guiados de Rusia, el Moskva, un día la joya de su flota del Mar Negro, hoy es un naufragio, destruido en el fondo del mar.
Mientras tanto, los enemigos de Putin en Occidente, a quienes Rusia por años se esforzó tanto en dividir, están cada vez más unidos, todos en la causa de asegurar la victoria de Ucrania.
Emily Ferris, investigadora del Royal United Services Institute, dijo que los fracasos de Rusia han sido en gran medida logísticos.
“Algunos de sus problemas logísticos se debieron en parte a que en realidad nunca lograron tomar los principales centros ferroviarios, francamente, en todo el país”, dijo Ferris a CNN. “Y porque las fuerzas terrestres motorizadas rusas dependen de los trenes para mover todas sus tropas, su equipo y sus tanques. Porque en realidad nunca lograron controlar esos núcleos, en realidad nunca lograron penetrar mucho en territorio ucraniano, y eso significó que luego tuvieron que descansar en sus capacidades todoterreno”.
Las fuerzas rusas se desplazaron en lentos camiones y tanques, muchos de los cuales quedaban empantanados en el lodo, ya que el clima más cálido evitó que el suelo se congelara y permitió un movimiento más expedito, dijo Ferris.
“Entonces significó que era difícil remolcar los tanques de vuelta a Rusia para repararlos, porque estaban muy lejos, y a muchos los abandonaron. Sus equipos comenzaron a romperse porque los tanques no pueden moverse mucho,” dice Ferris. “Y, por cierto, está la bien documentada resistencia de los ucranianos locales, que no se tomaron tan bien la ocupación”.
Incluso en el este, donde las fuerzas rusas intentan avanzar por la región de Donbás, sus victorias han sido limitadas. Los rebeldes prorrusos se instalaron en las regiones autoproclamadas separatistas de Donetsk y Luhansk durante años, pero aun así, Rusia no ha anexado esas áreas y sus fuerzas luchan para superar la dura resistencia ucraniana en las grandes ciudades.
“Hablamos todavía de grandes territorios, Ucrania es enorme, incluso si solo se concentran en el este y el sur. Las aseveraciones de comandantes superiores de que establecerán un corredor terrestre cruzando el sur de Ucrania, sigue siendo una tarea enorme”, dijo Ferris. “El que antes no hayan podido tomar las principales ciudades y los principales centros ferroviarios sigue siendo un problema. Creo que eso se mantendrá”.
Un universo alterno
En Rusia, sin embargo, es fácil pensar que la guerra va acorde a un plan. La propaganda rusa inunda los medios de comunicación, controlados casi en su totalidad por el Estado, pero en marzo el gobierno también aprobó una ley que declara ilegales las “noticias falsas” sobre los militares, un delito que conlleva una pena máxima de 15 años de prisión.
Como resultado, las protestas contra la guerra que ocurrieron en Rusia en las primeras semanas de la invasión casi se extinguieron. Y los medios de comunicación obedecen en gran medida la nueva ley.
De hecho, Rusia avanza con fuerza. Está en medio de una prolongada batalla en la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sureste del país, donde sus fuerzas bombardean intensamente una enorme planta siderúrgica que no logran tomar. Si la planta cae, la ciudad estará más o menos en sus manos.
Informes de inteligencia muestran que Rusia podría estar planeando anexar Luhansk y Donetsk “en algún momento a mediados de mayo” y también podría declarar y anexar una supuesta “república popular” en la ciudad de Jersón, en el sureste, según el embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa Michael Carpenter, quien habló con los periodistas el lunes.
Cualquier avance se amplifica en los medios rusos, donde el mensaje de éxito es muy claro, dijo a CNN Tatiana Stanovaya, fundadora de la firma de análisis político R. Politik.
“El mensaje es que Rusia se está moviendo de acuerdo al plan y todo va cómo debería, que hay algunas victorias. Rusia declaró que tomó Mariúpol, así que todo va de acuerdo al plan”, señaló.
Ese mensaje se está filtrando al pueblo ruso de manera efectiva, según las encuestas del Centro Levada, que muestran que no solo la gran mayoría de los rusos apoya la guerra, sino que el 68% de los rusos cree que la operación se lleva a cabo con éxito. La popularidad de Putin también se disparó al 82% , después de permanecer obstinadamente cerca del 60% desde que golpeó la pandemia de covid-19 hasta febrero, el mes de la invasión de Rusia. Sin embargo, las encuestas en Rusia deben tomarse con pinzas, pues las personas están sujetas a un flujo de propaganda y no se tolera la disidencia.
Stanovaya agregó que había una narrativa adicional en los medios estatales de que Rusia es la víctima en esta guerra y que actúa en defensa propia.
“Cuando ves la televisión rusa durante varios días, realmente puedes comenzar a creer que estamos ante un gran peligro con los nazis ucranianos. Que somos vulnerables, que debemos levantarnos y protegernos, o se pondrá en cuestión la existencia rusa”, explicó.
Putin ni siquiera necesita usar este lunes para declarar alguna victoria, argumentó Stanovaya. Le bastará confiar en las emociones antinazis de la festividad para consolidar su justificación de la guerra.
El mundo espera
Mientras los rusos escuchan el discurso de Putin del Día de la Victoria, también lo harán líderes y observadores mundiales, ansiosos por saber a dónde más podría llevar Putin su guerra. Ha habido mucha especulación, pero como siempre con el presidente de Rusia, nadie lo sabe realmente.
Hay un creciente nerviosismo de que, teniendo tan poco que mostrar al mundo o a los rusos tras de dos meses de guerra, Putin pudiera redoblar su “operación especial”.
El secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, incluso sugirió la semana pasada en una estación de radio del Reino Unido que Putin podría abandonar su eufemismo de “operación especial” y declarar abiertamente la guerra. Si lo hace podría desatar una gran movilización de combatientes rusos, incluso reclutas civiles. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, descartó el miércoles la insinuación de Wallace como “tonterías”. Pero si el ejército de Rusia continúa mermando al ritmo que lo hace, no sería imposible que Putin tomara esa decisión en algún momento.
Andrei Kolesnikov, miembro principal del Carnegie Endowment for International Peace, dijo creer que el plan original de Putin era declarar la victoria y el fin de las hostilidades el lunes.
“Pero es obvio que la guerra sigue y el plan de Putin no se aclara. Pero debe hacer algún gesto simbólico o práctico”, indicó, hablando con CNN desde Moscú.
“Todo el mundo aquí teme que anuncie una movilización parcial o total. Aunque tal medida podría resultar impopular: los rusos se han vuelto militaristas, pero son militaristas flojos, tropas de sofá”.
Y si el Día de la Victoria es sobre la Segunda Guerra Mundial, también se ha convertido en una fuente de legitimidad para Putin, que encontró formas de asociarse al día, dijo Kolesnikov, quien acusa al líder de simplificar los detalles históricos y “convertir la celebración en un rito pomposo”.
En los años de Putin, la mitología en torno a la Segunda Guerra Mundial se ha transformado. Los historiadores apuntan que glorifica el sacrificio soviético, al tiempo que minimiza la voluntad de Stalin de desperdiciar vidas humanas. Pasa por alto los capítulos más oscuros de la guerra: el pacto de la URSS con la Alemania nazi que sirvió como preludio de la guerra; la deportación masiva de poblaciones enteras consideradas poco confiables por los soviéticos; y violaciones masivas por parte de soldados soviéticos en la Alemania ocupada durante los últimos días de la guerra.
Incluso un desfile popular conocido como el “Regimiento Inmortal” para honrar a los que murieron en la guerra fue cooptado por el gobierno. Putin ahora encabeza marchas él mismo de forma rutinaria. Stalin, que se negó a creer que el ejército de Adolf Hitler invadiría la Unión Soviética cuando lo hizo, se celebra cada vez más como un héroe el 9 de mayo, no como el líder que fue tomado por sorpresa en el ataque alemán de 1941.
“Por supuesto, las nuevas generaciones realmente no entienden el significado de la festividad”, comentó Kolesnikov. “Los que entienden y conocen la historia están horrorizados por la forma en que Putin la ha privatizado”.
Y el lunes, el significado del 9 de mayo puede cambiar una vez más, dependiendo de lo que diga Putin.
Nathan Hodge, Masha Angelova y Mariya Knight de CNN contribuyeron a este informe.