(CNN) – Los últimos Días de la Independencia han sido difíciles para Austin Williams. Y no es solo porqueque su madre, Connie Ridgeway, amaba Estados Unidos y coleccionaba todo lo que llevara su bandera, sino que el 4 de julio era su cumpleaños.
Cuando la familia estaba revisando su hogar en Rogersville, Alabama, después de que en 2015 la apuñalaran hasta matarla, “la mitad de las cosas en su apartamento tenían una bandera de Estados Unidos”, relató Williams, de 42 años. Parecía apropiado que su lápida estuviera adornada con fuegos artificiales estallando sobre las barras y las estrellas de la bandera de EE.UU.
Durante años, el 4 de julio fue un doloroso recordatorio de que su mamá se había ido y la investigación sobre su asesinato quedó en suspenso. Luego, en el verano de 2020, un recluso de Alabama encarcelado por una serie de delitos violentos les escribió a las autoridades y pidió hablar con un investigador del condado de Lauderdale. Cuando llegó el agente, Casey White confesó haber matado a Ridgeway, dijeron las autoridades.
En espera de juicio, Casey White escapó el 29 de abril con una de las funcionarias del condado de Lauderdale responsable de mantenerlo encerrado. Casey White y Vicky White, que no tienen parentesco, fueron objeto de una cacería humana a nivel nacional y fueron capturados en Indiana el 9 de mayo. Vicky White fue hospitalizada aparentemente con una herida de bala autoinfligida y murió más tarde ese día, dijeron las autoridades. Los detectives del condado de Vanderburgh estaban llevando a Casey White a la oficina del sheriff para una entrevista formal, le dijo Wedding a CNN.
La familia de Ridgeway esperaba que el juicio de White, programado para comenzar en abril, pudiera tener un final. Mientras Casey White estaba huyendo, al hijo de Ridgeway le preocupaba que dada la naturaleza violenta de White, la persecución no terminaría de manera amistosa, y que las preguntas que su familia había hecho durante casi siete años quedaran sin respuesta.
White se retractó de su confesión y se declaró inocente por demencia en el asesinato de Ridgeway, dijeron las autoridades. Pero su confesión original, junto con lo que dijeron las autoridades, es el reconocimiento de White de los detalles no publicados del asesinato, lo que deja a Williams bastante seguro de que la policía tenía al asesino de su madre. Sin embargo, todavía quiere respuestas a preguntas como “por qué y cómo diablos escapó”, dijo.
“Luchamos durante años y años con el caso sin resolver. Lo atrapamos. Lo teníamos. Pensamos que lo teníamos. Se escapó”, dijo Williams. “Aprendes que la vida es lo que es. Solo hay pocas cosas que puedes controlar”.
Lo que ayuda a Williams es la profunda fe que su madre, una bautista del sur, impartió en sus hijos y el hecho de que no querría que sus seres queridos sufrieran. White es un hombre violento y aterrador, dijo. Si la policía necesitaba tomar medidas enérgicas para proteger al público, dijo Williams, eso habría sido más importante que su cierre personal.
Ella siempre estuvo ahí para sus hijos
Los miembros de la familia de Connie Ridgeway no son los únicos que la extrañan, dijo Williams. En Meadowlands Apartments, donde vivía, muchos de sus vecinos eran ancianos o tenían ingresos fijos. Algunos no tenían auto. Así que ella los llevaba a la tienda de comestibles o al consultorio del médico, o incluso a Huntsville o Birmingham.
También le gustaba crear y modelar ángeles de fieltro blanco para repartir entre amigos, familiares y compañeros de congregación de la Iglesia Bautista Clements, al otro lado del embalse Wheeler de Rogersville. Antes de que Austin y su hermano, Cameron, se fueran a la universidad, ella se aseguraba de que asistieran a la iglesia todos los miércoles por la noche y dos veces los domingos. Por lo general, se sentaban con sus abuelos, a cinco filas del púlpito, dijo Williams.
“Ella era el tipo de persona que nunca conocía a un extraño. En esa comunidad, ella era realmente querida y apreciada”, dijo. “Todos la conocían como una persona dulce, amable, sonriente y feliz”.
La última vez que Williams vio a su madre fue en agosto de 2015, poco antes de su cumpleaños. Ridgeway siempre celebraba los cumpleaños a lo grande. Cuando Austin y Cameron eran niños, ella no ganaba mucho, pero ahorraba lo suficiente para comprarles a sus hijos los regalos que querían, incluso videojuegos que costaban US$ 50 o más, una pequeña fortuna para una mujer que trabaja en Hardee’s. (Cameron Williams, de 40 años, no estuvo disponible de inmediato para una entrevista; su hermano dijo que estaba en un “momento difícil” y Cameron solicitó unos días para recomponer sus pensamientos).
La tradición continuó a medida que se convertían en hombres. A Ridgeway le encantaba visitar Atlanta para el cumpleaños de Austin Williams y los juegos de los Atlanta Braves. Un año, ella lo visitó a pesar de tener un dedo del pie roto. Sin duda sentía dolor cuando entraron en Turner Field, recordó Williams, pero la oportunidad de estar con sus hijos era demasiado importante para dejarla pasar.
Una de las cosas que Williams extraña más, dijo, son los pasteles de barro del Mississippi que solía preparar en su cumpleaños. Ella lo hizo tal como a él le gustaba: sin nueces, solo malvaviscos y glaseado de chocolate encima.
En agosto de 2015, Ridgeway tenía problemas económicos. Su segundo marido había muerto en 2003 sin seguro de vida, dijo Williams. Ella vivía en Rogersville, una ciudad de 1.400 habitantes a unos 20 kilómetros de la frontera de Tennessee, y quería ver a Williams para su cumpleaños. Williams le pidió a su hermano que le enviara dinero para la gasolina y, para aliviar la carga, se encontraron a mitad de camino en una pizzería cerca de Birmingham, Alabama.
Era el mes posterior a la boda de Cameron, y había una “vibra de recién casados” en la ocasión, dijo Williams. Gran parte de la conversación giró en torno a Cameron y su nueva esposa, Rachael. Después de la pizza, fueron a un parque, luego se despidieron, seguros de que se verían pronto. Estaban equivocados.
Ridgeway hablaría por teléfono con la ahora esposa de Williams, Eljona, que entonces estaba en Albania, pero nunca la conocería en persona. El último mensaje de texto de Ridgeway a Williams, cuatro días antes de que encontraran su cuerpo, fue sobre la visa de Eljona y sus planes de boda. Tampoco conocería nunca a sus nietos. El primero de cinco estaba en camino cuando mataron a Ridgeway.
La fuga de Casey White le arrebata la esperanza
El complejo de apartamentos y la comunidad circundante se vieron sacudidos por el asesinato de Ridgeway. Un vecino se preocupó después de no verla y visitó su apartamento el 23 de octubre de 2015, solo para encontrar la puerta entreabierta y a Ridgeway en el piso. Un partido de fútbol americano de la escuela secundaria del condado de Lauderdale estaba en marcha al otro lado de la calle cuando la policía llegó al complejo. La voz sobre la noticia de su muerte se corrió rápidamente.
Williams estaba en Atlanta, de camino a un evento de Halloween en un cementerio, cuando recibió una llamada de su hermano, quien dijo que habían encontrado a su madre en su apartamento con “sangre en ella”. Una ambulancia estaba en camino.
Williams de alguna manera sabía que había sido apuñalada, dijo. Se fue a casa, empacó y se puso en camino a Rogersville. Su peor temor se confirmó cuando se detuvo en el camino para hablar con su padre, el primer esposo de Ridgeway, quien le contó lo que había sucedido.
Cuando Williams llegó horas más tarde, la escena del crimen había sido despejada, pero su hermano todavía estaba allí. Todo estaba borroso, y no fue hasta el día siguiente que la realidad se hizo presente, junto con una “pesadez” y depresión. Ridgeway era una mujer menuda, y Williams no podía dejar de pensar en lo que sintió cuando alguien le impuso un tipo de violencia inquietante. Rompió a llorar después hablando con amigos. Fue difícil llorar en medio de todas las incógnitas, dijo.
Williams no se dio cuenta de cuán profunda era su depresión hasta agosto de 2020, cuando un representante de las víctimas de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Lauderdale llamó para solicitar una reunión con él y su hermano. Más tarde les explicó que Casey White había confesado el asesinato de su madre dos meses antes y que las autoridades habían corroborado partes de su relato.
Casey White era un nombre familiar, dijo Williams. La policía le había dicho a Williams que entrevistaron a White al principio de la investigación, pero él negó su participación. Con la noticia de la confesión, Williams sintió por primera vez desde el asesinato de su madre que la sensación de pesadez se suavizaba. Su madre podía descansar en paz ahora que se conocía al presunto asesino.
La serenidad de Williams se hizo añicos nuevamente cuando se enteró de que White tenía la intención de declararse inocente por razón de locura, y nuevamente meses después cuando escuchó que White se había retractado de su confesión, pero mantuvo la esperanza de que se pudieran entregar algunas respuestas y de cierre.
Cuando se enteró de que White escapó con Vicky White, subdirectora de correccionales en el condado de Lauderdale, esa esperanza de cierre fue arrebatada nuevamente, especialmente considerando los informes de que Casey White quería que la policía lo matara durante la ola de crímenes de 2015 que lo llevó a prisión por 75 años, dijo él.
“Eres miserable por mucho tiempo. Pasando por el caso sin resolver, no sabes lo miserable que eres. Luego él confiesa, y te sientes mucho más ligero por alguna razón. Wow, no me di cuenta de lo miserable que era”, dijo él.
“Estoy seguro de que estaría contenta y feliz de que busquemos la justicia lo más que podamos, pero creo que, para ella, querría que no fuéramos miserables… así que eso me ayuda a superarlo. Estar en total duda durante tanto tiempo es como, ‘Bueno, espero que atrapen al tipo, pero si no lo hacen, no quiero que sea una amenaza pública’”.