(CNN) – En los últimos años, los autores de tiroteos masivos han atacado cada vez más una serie de lugares con mínima seguridad, como iglesias, sinagogas, tiendas de comestibles y cines.
Los expertos que estudian la violencia y los tiroteos masivos afirman que esto no es una sorpresa. Estos atacantes, incluido el del pasado fin de semana en Buffalo, eligen los llamados “blancos fáciles” donde la gente está en gran medida desprotegida y donde sus balas tendrán el máximo impacto.
Antes de 2017, solo se había registrado un tiroteo masivo en un supermercado en Estados Unidos, según Jillian Peterson, criminóloga de la Universidad Hamline de Minnesota y fundadora de The Violence Project, un centro de investigación apartidista. Eso fue en 1999, cuando un agresor vestido de camuflaje mató a cuatro personas en un supermercado de Las Vegas.
Pero en los últimos tres años los agresores han elegido como objetivo un mercado kosher en Jersey City, Nueva Jersey; un Walmart en El Paso, Texas; un supermercado en Boulder, Colorado y, ahora, un supermercado en Buffalo, donde un joven blanco de 18 años es sospechoso de haber matado a tiros a 10 compradores, la mayoría de ellos negros.
Estos ataques se suman a otros tiroteos masivos recientes en lugares de culto, como una iglesia negra en Charleston, Carolina del Sur; una sinagoga en Pittsburgh y una iglesia baptista en Sutherland Springs, Texas.
Mientras las fuerzas del orden se enfrentan a esta radicalización violenta, los expertos afirman que tratar de asegurar miles de estos blancos fáciles en todo el país sería casi imposible. Javed Ali, ex alto funcionario del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional, lo describe como “exponencialmente más complicado” que los esfuerzos que se hicieron para proteger las infraestructuras críticas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
“Por lo que sabemos de los autores de tiroteos en masa, tienden a elegir objetivos que les permitan la mejor oportunidad de éxito. La combinación de la vulnerabilidad del objetivo más la capacidad de ataque, más el impacto percibido suele determinar cómo se desarrollan estos acontecimientos, aunque no existe un algoritmo científico o matemático claro que pueda determinar con precisión cuándo y cómo se producen los ataques”, afirma Ali, profesor asociado de la Universidad de Michigan.
“Por eso, tratar de ‘endurecer’ numerosos blancos fáciles en todo el país sería una tarea compleja”.
Tung Yin, experto en seguridad nacional y terrorismo, utiliza una analogía con los globos.
“Tratar de detener esos ataques endureciendo un conjunto de objetivos es como apretar uno de esos animales de globo: el aire simplemente se va a una parte diferente del globo”, dice Yin, profesor de la Escuela de Derecho Lewis & Clark en Portland, Oregon. Los posibles terroristas se limitarán a buscar un objetivo más sencillo, afirma.
No hay soluciones fáciles. Pero los expertos dicen que un mejor enfoque sería tratar de identificar a los potenciales agresores en línea antes de que sea demasiado tarde.
Los imitadores impulsan algunos de los ataques
Los tiroteos masivos tienden a engendrar imitadores, alimentados por la cobertura mediática y la notoriedad que obtienen estos agresores, afirma Peterson. (CNN y el Gun Violence Archive definen un tiroteo masivo como aquel en el que se hiere o mata a cuatro o más personas).
Peterson lo describe como un contagio social.
“Una vez que un tiroteo recibe mucha atención de los medios de comunicación, se convierte en un modelo a seguir para los futuros agresores”, dice Peterson. “Los individuos que están al límite y buscan respuestas se ven a sí mismos en otros autores, y buscan la misma fama y atención”.
Tras la masacre de Buffalo, las autoridades encontraron pruebas que indicaban que el presunto agresor había estudiado ataques de odio anteriores, dijo un funcionario familiarizado con la investigación. En un documento lleno de odio, el sospechoso de Buffalo mencionó al autor de un tiroteo en masa que mató a decenas de personas en 2019 en una mezquita en Christchurch, Nueva Zelandia.
El hecho de que estos atacantes operen solos también hace más difícil detenerlos de forma preventiva, dicen los expertos.
“No estamos tratando con amenazas organizadas. Los atacantes solitarios pueden movilizarse sin ser detectados y sin infringir las leyes hasta el mismo día”, afirma Ali. “¿Con qué amplitud se quieren imponer las medidas de seguridad? Tendrían que ser muy amplias y generalizadas”.
Algunos autores de tiroteos en masa tienen como objetivo un tipo específico de personas
Al parecer, muchos agresores recientes estaban motivados por el odio hacia los negros, los hispanos o los judíos.
Las tiendas de comestibles de ciertos barrios son frecuentadas por un grupo demográfico específico, lo que puede convertirlas en objetivo de la violencia alimentada por el odio, dice Peterson, que ha escrito un libro titulado “The Violence Project: How to Stop a Mass Shooting Epidemic”. Algunos ejemplos son las tiendas asiáticas y los supermercados kosher, dice.
El presunto autor de los disparos en Buffalo dijo a las autoridades que su objetivo eran los negros, según un funcionario familiarizado con la investigación.
Los investigadores creen que el presunto agresor estuvo en Buffalo un día antes del tiroteo para hacer un reconocimiento en el mercado, dijo el comisionado de la policía de Buffalo, Joseph Gramaglia, a CNN. Durante su visita, observó la cantidad de personas blancas y negras que había en la tienda.
Otros tiroteos recientes parecen haber sido inspirados por un odio similar.
Los investigadores dicen que un ataque mortal en 2019 contra un mercado kosher en Jersey City, Nueva Jersey, fue impulsado por el antisemitismo.
“Creemos que los sospechosos tenían puntos de vista que reflejaban el odio al pueblo judío, así como el odio a las fuerzas del orden”, dijo entonces el fiscal general de Nueva Jersey, Gurbir S. Grewal.
En 2018, un supremacista blanco mató a tiros a 11 judíos en una sinagoga de Pittsburgh. Mientras recibía atención médica después del tiroteo, le dijo a un oficial de SWAT que quería que todos los judíos murieran, según una denuncia penal.
El hombre acusado de matar a 23 personas en un Walmart en El Paso, Texas en 2019 dijo a la policía que tenía como objetivo a los mexicanos, según una declaración jurada de arresto. Los investigadores sostienen que escribió un documento en el que describía su odio hacia los inmigrantes y los latinos, y dijo que quería detener la “invasión hispana” en Texas.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales dijo que los supremacistas blancos y otros radicales de ultraderecha fueron los responsables del 66% de los ataques y complots terroristas nacionales en 2020.
Y en un documento de 2020, los funcionarios de Seguridad Nacional dijeron que “los extremistas violentos por motivos raciales y étnicos, específicamente los supremacistas blancos, seguirán siendo la amenaza más persistente y letal” en el país.
Los expertos afirman que tratar de proteger las tiendas de los ataques es poco práctico
Es normal que después de los tiroteos se adopten medidas de seguridad adicionales y se pida que se refuerce la seguridad, afirma Yin.
Pero dice que es importante evaluar esas decisiones desde la perspectiva de un economista.
“Para cada posible medida de seguridad, ¿cuál es la ganancia marginal y cuál es el costo marginal?”
Añadir puntos de control y detectores de metales para imponer una zona libre de armas podría provocar largas colas de seguridad, lo que crearía un nuevo punto de vulnerabilidad para los ataques, afirma. Estas medidas también podrían convertir una salida rutinaria a la tienda en una molestia.
“Añadiría tanto tiempo que, en algún momento, estrangularía el sustento de la sociedad”, afirma.
Tener más guardias de seguridad armados tampoco es necesariamente eficaz, dicen los expertos.
En Buffalo, el guardia de seguridad Aaron Salter disparó su arma contra el agresor, que llevaba un chaleco antibalas. El agresor resultó ileso y devolvió el fuego, matando a Salter.
“A menudo, nuestra reacción después de estas horribles tragedias es añadir más seguridad armada, lo que influye en nuestro miedo, ansiedad y sensación de seguridad en el mundo en general”, afirma Peterson. “Hemos realizado investigaciones previas que demuestran que los agentes armados no suelen minimizar el número de víctimas… porque los agresores suelen ser suicidas y planean morir en el acto. Eso hace que estas tragedias sean más difíciles de prevenir”.
Hay sugerencias para minimizar las amenazas
Pete Eliadis, exfuncionario de las fuerzas del orden y fundador de una empresa de consultoría de seguridad, afirma que la mayoría de la gente en Estados Unidos no tolera una seguridad estricta en lugares como las tiendas. Sin embargo, cree que las empresas pueden ayudar a reducir los riesgos dando mayor prioridad a la formación en seguridad.
“Las amenazas activas ya no son una rareza, sino algo para lo que las organizaciones deberían formar a sus empleados”, afirma. “Las organizaciones entrenan a sus empleados para una variedad de cosas: acoso sexual, ciberseguridad… sin embargo, la cosa de la que realmente pueden morir, no la priorizan”.
Peterson hace hincapié en la importancia de mantener las armas de fuego fuera de las manos de personas peligrosas a través de leyes de “bandera roja” y controles de antecedentes universales.
Ali dice que otro enfoque sería identificar las amenazas extremistas en línea antes de que lleven a la violencia. Las protecciones constitucionales dificultan que las fuerzas de seguridad actúen sobre la incitación al odio, pero las empresas privadas sí pueden hacerlo, afirma.
“Vigilar el discurso de odio en línea por parte del gobierno es un callejón sin salida, dadas las protecciones de la Primera Enmienda sobre la libertad de expresión”, dice, “por lo que las empresas tecnológicas que poseen y operan las plataformas en las que reside este contenido están en mejor posición para detectar, marcar y eliminar que el gobierno”.
“Necesitamos soluciones que sean más eficientes que tratar de sobreproteger vastos lugares”, dice Ali. “Me gustaría que fuéramos más allá, que identificáramos quiénes son estas personas y… que hiciéramos un mejor trabajo de detección de estas personas. Si esperamos al último momento, no podemos hacer mucho”.