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"Está tratando de obtener votos": la reacción al discurso de Trump sobre las armas en la Convención de la NRA
02:17 - Fuente: CNN

Nota del editor: Nicole Hemmer es investigadora asociada de la Universidad de Columbia en el Proyecto de Historia Oral de la Presidencia de Obama y autora de “Messengers of the Right: Conservative Media and the Transformation of American Politics” y de próxima publicación “Partisans: The Conservative Revolutionaries Who Remade American Politics in the 1990s”. Copresenta los podcasts de historia “Past Present” y “This Day in Esoteric Political History”. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora.

(CNN) – La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) está en problemas.

El año pasado, la organización intentó declararse en bancarrota en respuesta a una demanda del estado de Nueva York que investigaba supuestos abusos financieros, pero un juez federal desestimó el esfuerzo, encontrando que la NRA había presentado la petición en “mala fe” y estaba tratando de utilizar la bancarrota para protegerse de los litigios. Eso se produjo después de que la Comisión de Finanzas del Senado publicara un informe en el que se constataba que la NRA, en estrecha colaboración con agentes rusos, actuó como “activo extranjero” durante la campaña presidencial de 2016.

La NRA, que dijo en un comunicado a CNN que “continuará explorando el traslado de su sede” de Virginia a Texas, había solicitado su reincorporación en Texas cuando se declaró en bancarrota. En cuanto al informe del Senado, la NRA lo describió como “motivado políticamente”, y el abogado de la organización dijo: “Este informe hace todo lo posible para … crear la falsa impresión de que la NRA no actuó adecuadamente. Nada más lejos de la realidad”.

Tras la horrible masacre de alumnos y profesores la semana pasada en Uvalde, Texas, que siguió a la horrible masacre de compradores, en su mayoría negros, en un supermercado en Buffalo, Nueva York, la NRA siguió adelante con su convención anual prevista en Houston. Al parecer, la convención atrajo a miles de manifestantes y ahuyentó a un puñado de artistas programados, que se retiraron tras la matanza de Uvalde. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, también se desvinculó del evento, y el gobernador de Texas, Greg Abbott, canceló su presentación en vivo, haciendo un video pregrabado en su lugar.

Este problema no es generalizado, ya que los principales oradores, como el expresidente Donald Trump y el senador Ted Cruz, de Texas, aparecieron ante una multitud relativamente escasa y por instantes desarmada. Pero la organización se ha visto debilitada notablemente por años de luchas internas y corrupción.

Eso podría parecer una buena noticia para quienes apoyan la reforma a la legislación sobre armas, que durante décadas han visto a la NRA como el principal impulsor del absolutismo de las armas en Estados Unidos. Pero aunque la NRA desapareciera mañana, la política de armas en Estados Unidos no cambiaría. En muchos sentidos, la NRA ya ganó: transformó fundamentalmente el Partido Republicano, la jurisprudencia sobre armas y la identidad política conservadora de una forma que continuará aunque la asociación desaparezca.

La radicalización de la NRA, desde sus orígenes como una organización de caza y tiro al blanco hasta una que impulsa mensajes cargados de conspiración en apoyo de la desregulación total de las armas, ha sido bien documentada a lo largo de los años. La toma de posesión del grupo por parte de la derecha, a mediados de la década de 1970, se convirtió, a principios de la década de 1990, en un impulso total para remodelar el Partido Republicano y convertirlo en una institución contraria al control de armas.

No fue algo fácil de aceptar. Como también se ha documentado ampliamente, hemos tenido suficientes tiroteos masivos y suficiente indiferencia del Partido Republicano para haber ensayado esta historia con frecuencia en las últimas décadas, a principios de la década de 1990, los principales republicanos apoyaban la regulación de las armas.

Ronald Reagan se había alejado de la vida pública tras dejar la presidencia, no obstante, se mostró enérgicamente a favor de la ley Brady, de 1993, que obligaba a comprobar los antecedentes y a establecer un periodo de espera de cinco días para la compra de armas por parte de un individuo sin licencia, y de la prohibición federal de las armas de asalto, de 1994, que prohibía a los fabricantes de armas crear armas de asalto para uso civil y prohibía los cargadores de gran capacidad.

A principios de los años 90, la NRA empezó a cambiar su financiación hacia los candidatos republicanos, utilizando sus avales y fondos para ayudar a derrotar a los republicanos que habían votado a favor del control de armas y apoyar a los candidatos que adoptaban posturas de línea dura.

El lenguaje de la NRA se volvió cada vez más apocalíptico durante este periodo, en consonancia con un movimiento miliciano de rápido crecimiento alimentado por el sentimiento antigubernamental y la conspiración paranoica. Después de que dos hombres que se movían en los círculos de la milicia pusieran una bomba en el edificio federal Alfred P. Murrah, de Oklahoma City, en 1995, la NRA no frenó su retórica. Por el contrario, Wayne LaPierre, de la NRA, defendió inicialmente una carta en la que advertía sobre los “matones del Gobierno con botas de goma”. La carta llevó al expresidente George H.W. Bush a renunciar a su afiliación a la NRA y a la supuesta pérdida de medio millón de miembros.

Pero en pocos años, la NRA había decidido que sus instintos iniciales: no titubear nunca y no pedir disculpas eran políticamente eficaces. Como en el caso de Uvalde, cuando se produjo una masacre en la escuela secuendaria de Columbine, en 1999, la convención anual de la NRA estaba a pocos días y a kilómetros del lugar de la matanza.

La cúpula de la organización se reunió para discutir la estrategia en una serie de conversaciones privadas que, resulta, fueron grabadas por un participante y obtenidas por NPR el año pasado. Un portavoz de la NRA dijo a NPR cuando se le pidió un comentario: “Es decepcionante que alguien promueva una agenda editorial contra la NRA utilizando fuentes oscuras y grabaciones misteriosas’ para aludir a los trágicos acontecimientos de hace más de 20 años”.

Pero esos trágicos sucesos se siguen repitiendo. Y en esas conversaciones grabadas después del tiroteo en Columbine, los líderes de la NRA profesaron su creencia de que tanto el Partido Republicano como la industria de las armas seguirían su ejemplo, y que cualquier muestra de arrepentimiento por el tiroteo sería una admisión de culpabilidad. “Si huimos con la cola entre las patas”, dijo un funcionario, explicando por qué el grupo no debería cancelar su convención, “estaremos aceptando la responsabilidad por lo que ocurrió allí”. Otro también rechazó la idea de cancelar la convención, diciendo: “El mensaje que enviará es que incluso la NRA fue doblegada, y los medios de comunicación tendrán una oportunidad de oro con ello”.

La convención siguió adelante con el ya conocido mensaje de que los liberales y los medios de comunicación estaban politizando el tiroteo, al tiempo que pedían menos regulaciones.

En las décadas siguientes, la NRA volvería a utilizar ese libro de tácticas mientras ampliaba su influencia en una generación de políticos y jueces. Su victoria fue total: la Corte Suprema de EE.UU. amplió radicalmente su interpretación de la Segunda Enmienda en el caso Distrito de Columbia vs. Heller, en 2008, el Partido Republicano convirtió la desregulación de las armas en una prueba de fuego para los candidatos, y las legislaturas estatales empezaron a responder a los tiroteos masivos relajando la regulación de las armas.

Estas acciones, aunque moldeadas por la NRA en la década de 1990, no se llevaron a cabo únicamente para apaciguar a la organización. No, la victoria de la NRA fue inculcar la idea de que el derecho irrestricto a poseer y portar armas de guerra era el derecho más fundamental en Estados Unidos. Aunque la NRA hace grandes donaciones a los políticos que reflejan sus puntos de vista, ya no es una parte necesaria de la política de armas. De hecho, una de las mayores amenazas para la NRA ahora es el aumento de los grupos defensores de las armas más radicales.

Para los estadounidenses desesperados por una mayor regulación de las armas, no basta con centrarse en la Asociación Nacional del Rifle. En cambio, deben trabajar para fortalecer y ampliar la infraestructura de las organizaciones de seguridad y regulación de armas, apoyar un compromiso del Poder Judicial con una interpretación estricta de la Segunda Enmienda y dejar claro que la radicalización de la derecha en materia de armas no se debe únicamente a las donaciones de la NRA, sino a un compromiso más profundo con el absolutismo de armas más radical de la historia de Estados Unidos.