(CNN) – Emilia Marín, educadora de la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, caminaba fuera de la escuela el 24 de mayo para ayudar a un colega a llevar comida para una fiesta de cierre de ciclo escolar cuando vio cómo se estrellaba un vehículo, según su abogado.
Lo que siguió sería “lo más horrible que cualquiera podría soportar”, dijo su abogado, Don Flanary, a CNN, ya que un atacante mataría a 19 estudiantes y dos profesoras en el tiroteo masivo en una escuela más letal en casi una década.
Marín entró a la escuela para informar del supuesto accidente y había dejado la puerta abierta con una piedra, según Flanary, quien está ayudando a Marín con una posible demanda civil contra los fabricantes del arma utilizada en la matanza.
Cuando Marín regresó a la puerta, todavía en la línea con los operadores del 911, vio a su colega huyendo y escuchó a la gente que estaba al otro lado de la calle, en una funeraria, gritar: “¡Tiene un arma!”.
Marín vio al atacante, de 18 años, acercarse, dijo Flanary, así que cerró la puerta de una patada y corrió a un aula contigua cercana, escondiéndose debajo de un mostrador.
Fue allí donde Marín escuchó los disparos, dijo Flanary, primero en el exterior y luego en el interior de la escuela.
“Congelada” por el miedo, Marín recibió un mensaje de texto de su hija preguntando si estaba a salvo, y finalmente tuvo que silenciar su teléfono, convencida de que el atacante la oiría, dijo su abogado.
“Ella pensó que iba a entrar y matarla, y se resignó a ello”, dijo Flanary.
El atacante se dirigió a otra aula y nunca se encontró con Marín, dijo su abogado. Su nieto, que estudia en la Escuela Primaria Robb, también estaba en otro lugar y sobrevivió. Sin embargo, el calvario de Marín se agravó en los días siguientes al tiroteo, después de que las autoridades dijeran que el atacante entró a la escuela a través de una puerta que se había quedado abierta.
“Se sintió sola, como si no pudiera pasar el duelo”, dijo Flanary. “Se cuestionaba a sí misma: ‘¿no la cerré?’”, añadió.
El Departamento de Seguridad Pública de Texas aclaró más tarde que el agresor había entrado, en cambio, por una puerta que no estaba cerrada con llave. Toda la experiencia, sin embargo, ha hecho mella en su salud mental, dijo Flanary. Marín tuvo que acudir a un neurólogo porque “no puede dejar de temblar”, dijo.
Aunque Marín no tiene planes de demandar a la escuela, la Policía o el Distrito Escolar, dijo Flanary, el jueves se presentó una petición para llamar a testificar a Daniel Defense, el fabricante del arma de fuego utilizada en el ataque, según una presentación judicial obtenida por CNN.
La petición previa a la demanda no acusa al fabricante de armas de ninguna infracción, sino que pretende investigar si ll demandante tiene alguna base para presentar una demanda contra Daniel Defense. CNN contactó a Daniel Defense para obtener comentarios sobre la solicitud.
El senador estatal pide más respuestas
Los investigadores de las agencias locales, estatales y federales dicen que están trabajando para determinar más sobre las circunstancias detrás del tiroteo.
Se han emitido órdenes de registro para el teléfono celular del agresor, su vehículo y la casa de sus abuelos, según muestran los registros judiciales obtenidos por CNN. La orden autoriza a los investigadores a realizar una descarga forense del teléfono celular, que se encontraba junto a su cuerpo, en busca de un motivo.
Sin embargo, continúan las críticas sobre si las autoridades respondieron con la suficiente rapidez para neutralizar al atacante, así como sobre la falta de transparencia de algunos agentes de la ley tras el tiroteo.
Según una cronología publicada por el Departamento de Policía de Texas, los menores hicieron varias llamadas al 911 dentro del aula en la que se encontraba el atacante, mientras la policía esperaba fuera del aula.
Un legislador del estado de Texas planteó preguntas en una conferencia de prensa el jueves acerca de si la información sobre las llamadas al 911 desde el interior de la Escuela Primaria Robb fue transmitida adecuadamente a los socorristas en el lugar.
El senador estatal Roland Gutiérrez dijo que habló con la agencia que regula las llamadas al 911, la Comisión de Comunicaciones de Emergencia del Estado, y le dijeron que las llamadas al 911 fueron manejadas y transmitidas a la Policía de la ciudad desplegada en el lugar. Sin embargo, lo que no está claro es si esa información se transmitió al jefe de la Policía del Distrito Escolar, que era el comandante en el lugar del incidente.
“Se estaba comunicando a un agente de la Policía de Uvalde y la agencia estatal con la que he hablado no me ha dicho quién es”, dijo Gutiérrez.
Gutiérrez también dijo que quiere saber más sobre lo que estaba sucediendo en la escuela ese día.
“Quiero saber dónde estaban los policías en esa aula. Quiero saber cuántos de mis policías estaban allí, cuántos policías estatales estaban allí. Quiero saber cuántos policías estatales estaban fuera. Quiero saber cuántos federales estuvieron dentro durante 19 minutos, quiero decir, durante 45 minutos”, dijo Gutiérrez a los periodistas.
“Quiero saber específicamente quién estaba recibiendo las llamadas al 911”, dijo.
CNN se ha puesto en contacto con la Comisión de Comunicaciones de Emergencia del Estado, la Policía de Uvalde y el Distrito Escolar Independiente Consolidado de Uvalde para obtener comentarios sobre las declaraciones de Gutiérrez.
El juez relata el intento de identificar a las víctimas
Mientras la comunidad se reúne para enterrar a los fallecidos, el juez de Paz que estaba de guardia para actuar como forense de facto recordó la trágica escena.
El juez Lalo Díaz Jr. se enteró de la existencia de una situación de “agresor armado” por una alerta policial en las redes sociales, dijo el jueves a Poppy Harlow de CNN, temiendo la posibilidad de que se produjeran víctimas mortales.
Pero, poco después, “oigo las ambulancias y oigo a los agentes y las sirenas”, dijo.
Díaz y un médico forense del condado cercano Bexar fueron llamados a la escuela primaria y entraron en la escena del crimen horas después de que un equipo táctico de la Patrulla Fronteriza matara al agresor.
“Mi mente iba a toda velocidad”, dijo Díaz, “sabiendo que iba a ver algo que era simplemente inconcebible, que nunca hubiera querido ver”.
Allí, entre los menores asesinados, Díaz reconoció a la profesora Irma García, a quien conocía de cuando iban juntos al colegio. Díaz también era amigo de su marido, Joe García, quien murió de un ataque al corazón dos días después del tiroteo.
“Me rompe el corazón”, dijo Díaz. “Estoy viendo esta devastación que estas armas hicieron a los niños y a estos maestros, y es simplemente inconcebible”.
Los servicios funerarios por los García se llevaron a cabo el miércoles, y los funerales adicionales por los otros muertos continuarán en los próximos días.
– Rebekah Riess, Chris Boyette, Amir Vera, Holly Yan, Elizabeth Joseph, Aya Elamroussi y Haley Burton, de CNN, contribuyeron con este reportaje.