(CNN) – Es un escenario de pesadilla: el piloto de tu vuelo está incapacitado y alguien tiene que tomar su lugar y aterrizar el avión. ¿Podrías hacerlo tú?
Si te llamas Darren Harrison, la respuesta es sí. El piloto de su vuelo de Bahamas a Fort Pierce, en Florida, a principios de mayo, se había “vuelto incoherente”, dejando el avión monomotor Cessna 208 sin nadie al mando. Pero con la ayuda por radio del instructor de vuelo certificado y controlador de tráfico aéreo Robert Morgan, Harrison aterrizó el avión casi perfectamente en el aeropuerto internacional de Palm Beach.
El incidente es tan solo el más reciente de una racha de aterrizajes “asistidos” similarmente afortunados, en los que un pasajero aterrizó un avión de forma segura con la ayuda de alguien de tierra o de otra aeronave.
En 2019, el estudiante de vuelo Max Sylvester aterrizó un avión en Australia Occidental durante su primera clase de vuelo, después de que el piloto perdiera el conocimiento. En 2013, el jubilado John Wildey, que había servido en las fuerzas aéreas pero no como piloto, llevó a tierra de forma segura un avión en el noreste de Inglaterra, en la oscuridad y tras varios intentos fallidos. Y en 2012, en Wisconsin, Helen Collins, de 80 años, que tenía algo de experiencia como piloto, aterrizó con éxito el avión que pilotaba su marido antes de que cayera enfermo.
Hay un rasgo común en estos sucesos: todos involucraron aviones Cessna. Estas pequeñas avionetas son la mejor opción en las escuelas de vuelo, ya que son robustas y relativamente intuitivas de controlar, por lo que se han hecho populares entre los entusiastas del vuelo.
Lo más importante es que solo necesitan un piloto, mientras que los aviones más grandes tienen dos (o más, en el caso de los vuelos comerciales de larga distancia que emplean la rotación de la tripulación). Si uno de ellos queda incapacitado, el otro simplemente lo releva. En 2009, un Boeing 777 aterrizó sin problemas después de que uno de los pilotos muriera a mitad de un vuelo transatlántico y los dos restantes tomaran los mandos.
Un precedente escalofriante
Según Douglas Moss, instructor de vuelo certificado por la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) y antiguo piloto de United Airlines, aunque es muy difícil aterrizar un avión sin experiencia, es definitivamente posible si se dan ciertas condiciones, como demuestran los sucesos anteriores.
Primero, una persona motivada que se dé cuenta de que está en una situación de vida o muerte. En segundo lugar, la ayuda de un instructor de vuelo por radio que lo guíe en cada paso. Y, por último, algún talento natural para controlar un aparato mecánico.
“Por ejemplo, ser capaz de adaptarse rápidamente y comprender las relaciones entre los dispositivos de control de vuelo del avión, como los controles del timón y del acelerador, y sus respuestas aerodinámicas”, dice Moss. Pero si falta alguna de estas condiciones, añade, las cosas pueden ponerse feas.
Sin embargo, en aviones más grandes, como los de pasajeros, incluso este escenario óptimo podría quedarse corto, según Patrick Smith, piloto de aerolíneas que vuela en aviones Boeing 767 y autor del popular libro y blog “Ask the Pilot”.
Smith cree que una persona sin experiencia de vuelo que tomara los mandos de un avión comercial de pasajeros en altura no tendría ninguna posibilidad de éxito.
“Una persona que no sea piloto no tendría ni la menor idea de cómo manejar las radios de comunicación, y mucho menos de cómo volar y aterrizar el avión”, afirma.
Ningún pasajero ha aterrizado nunca un avión comercial, pero eso se debe principalmente a que nadie ha tenido que intentarlo.
“El ejemplo más cercano en la vida real sucedió hace varios años sobre Grecia, cuando un auxiliar de vuelo, que también era estudiante de pilotaje, tomó los mandos de un 737 después de que el resto de la tripulación y los pasajeros quedaran incapacitados debido a un fallo de presurización. No pudo hacer nada; el avión se quedó sin combustible y se estrelló”, dice Smith, refiriéndose al accidente del vuelo 522 de Helios Airways en 2005, en el que murieron las 121 personas a bordo.
El auxiliar de vuelo, Andreas Prodromou, había permanecido consciente utilizando un tanque de oxígeno portátil, pero solo pudo acceder a la cabina minutos antes de que se apagaran los motores.
Un escenario ligeramente más favorable sería aquel en el que el avión ya está configurado para el aterrizaje y alineado con la pista, en lugar de estar en altitud de crucero.
“Las probabilidades siguen estando muy en contra, pero los resultados variarían de una persona a otra y de un avión a otro”, dice Smith.
“¿Dónde, exactamente, está el avión desde la pista en términos de altitud, distancia y velocidad? ¿Y cuán precisas son las interpretaciones de esta persona sobre lo que está haciendo el avión? Gran parte de esto también se reduce a la suerte”.
¿Ayuda la confianza?
¿Y los programas de simulación de vuelo, como el popular Microsoft Flight Simulator? Podrían darte una ventaja, dice Smith.
“Un aficionado lo suficientemente hábil podría salvar el día. Pero incluso los simuladores más avanzados para aficionados no son totalmente realistas. Todo está en los detalles: hay interruptores, secuencias y peculiaridades de los sistemas que no se ven realmente en ellos, pero que podrían marcar una diferencia de vida o muerte en los escenarios de los que estamos hablando”.
Para quien quiera planificar con anticipación, el Internet está lleno de recursos sobre cómo aterrizar un avión, incluida una entrada titulada “Cómo aterrizar un avión en caso de emergencia” de la popular guía de instrucciones wikiHow, así como videotutoriales detallados. Es difícil decir si realmente pueden aumentar las posibilidades, pero sin duda pueden ayudar a tener más confianza en uno mismo.
Un estudio psicológico de la Universidad de Waikato, en Nueva Zelandia, demuestra que el simple hecho de ver un video de cuatro minutos en YouTube de dos pilotos realizando un aterrizaje de emergencia en una zona montañosa hace que las personas se sientan de repente más preparadas para hacerlo ellas mismas.
“A pesar de decirnos que saben que aterrizar un avión requiere mucha pericia, las personas que vieron el video tenían un 28,6% más de confianza en su capacidad para aterrizar un avión sin morir, en relación con las personas que no lo vieron”, dice Kayla Jordan, una de las autoras del estudio.
Esto se debe al hecho de que cuando los novatos aprenden solo una pequeña cantidad sobre una tarea compleja, dice Jordan, su confianza en su desempeño aumenta rápidamente, un fenómeno conocido como el efecto Dunning-Kruger.
En el estudio, este sesgo de confianza parece ser peor en los hombres que en las mujeres.
“Independientemente de si veían el video o no, descubrimos que los hombres confiaban más en su capacidad para aterrizar el avión que las mujeres, aproximadamente un 12%”, dice Jordan. “Este hallazgo está en consonancia con los trabajos existentes que han descubierto que los hombres tienden a confiar más en sus conocimientos y habilidades que las mujeres, incluso en un entorno de alto riesgo, como la carrera o el buceo de competición”.
Según Patrick Smith, existe una forma sencilla de poner a prueba esta confianza errónea y determinar con precisión si un novato puede realmente aterrizar un avión de pasajeros: utilizar un simulador de vuelo profesional, del tipo con el que las aerolíneas entrenan a sus pilotos.
“Ponga a una persona en un verdadero simulador de aerolínea de movimiento completo a 35.000 pies, sin ayuda, y observe lo que sucede”, dice. “No será bonito”.