(CNN) – El parlamento de Israel, la Knesset, votó para disolverse, lo que significa que habrá nuevas elecciones.
El viernes, el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, asumirá el cargo de primer ministro interino según los términos de un acuerdo de coalición realizado entre el primer ministro saliente, Naftali Bennett, y Lapid el año pasado.
La votación del jueves, con resultado de 92-0, pone fin a la carrera de Bennett como primer ministro, uno de los mandatos más cortos en la historia de Israel, y le da al ex primer ministro Benjamin Netanyahu una vía para regresar al poder.
El 1 de noviembre se llevarán a cabo nuevas elecciones, la quinta ronda electoral para los israelíes en menos de cuatro años. Encuestas recientes muestran que el partido Likud del ex primer ministro Netanyahu está en camino de ganar la mayor cantidad de escaños, pero las encuestas no muestran que su bloque de derecha necesariamente tendrá suficientes escaños para obtener una mayoría parlamentaria y poder formar gobierno.
Bennett dijo el miércoles que no se postulará para la reelección y que era “hora de dar un paso atrás” y “ver las cosas desde afuera”.
El gobierno de coalición había estado tambaleándose durante semanas. Pero el anuncio de Bennett y Lapid la semana pasada de que querían disolver su propio gobierno fue una sorpresa total.
“En las últimas semanas, hicimos todo lo que pudimos para salvar a este gobierno. Desde nuestro punto de vista, la continuación de su existencia era de interés nacional”, dijo Bennett a principios de este mes, de pie junto a Lapid.
“Créanme, miramos debajo de cada roca. No hicimos esto por nosotros mismos, sino por nuestro hermoso país, por ustedes, ciudadanos de Israel”, agregó Bennett.
El gobierno de Bennett-Lapid asumió el cargo en junio del año pasado, poniendo fin al mandato de Netanyahu, que había durado más de 12 años.
Compuesta por no menos de ocho partidos políticos, la coalición abarcaba todo el espectro político, incluido por primera vez un partido árabe, encabezado por Mansour Abbas.
Unidos en el deseo de evitar que Netanyahu, cuyo juicio por corrupción ya había comenzado en mayo de 2020, permaneciera en el poder, los socios dispares de la coalición acordaron dejar de lado sus diferencias sustanciales.
Aunque logró importantes logros internos y diplomáticos, fue la política interna lo que finalmente derribó a la coalición.
En las últimas semanas, varios miembros de la coalición renunciaron o amenazaron con renunciar, lo que dejó al gobierno sin mayoría en el parlamento para aprobar leyes.
El impasse político llegó a un punto crítico a principios de este mes, cuando una votación de la Knesset no logró confirmar la aplicación de la ley penal y civil israelí a los israelíes en la ocupada Ribera Occidental.
Entre otras cosas, la regulación, que se renueva cada cinco años, otorga a los colonos israelíes en los territorios palestinos los mismos derechos que tienen dentro de las fronteras de Israel, y es un artículo de fe para los miembros de derecha de la coalición, incluido el primer ministro Bennett.
Pero dos miembros de la coalición se negaron a apoyar el proyecto de ley, lo que significa que no se aprobó.
Debido a que el parlamento se disolvió antes de que expirara la ley el 1 de julio, la regulación permanecerá vigente hasta que se forme un nuevo gobierno, momento en el cual se volverá a someter a votación.
Andrew Carey contribuyó a este informe.