Londres (CNN Business) – Si eres estadounidense y piensas visitar Italia, Grecia o España este verano boreal después de la interrupción de viajes durante la pandemia de covid-19, estás de suerte: las comidas, los hoteles y las excursiones en Europa están más baratas ahora en dólares de lo que han estado en dos décadas.
¿Por qué? El euro se desplomó y cotizaba en US$ 1,03, lo que supone una caída de más del 8% frente al dólar en lo que va de año. Ahora se encuentra en su nivel más bajo desde finales de 2002.
Y para la mayoría de los analistas, el euro aún no ha tocado fondo. Se prevé que incluso podría alcanzar la paridad, en la que un dólar tenga el mismo valor que un euro.
“Veo una tendencia bajista con el euro hasta que lea un titular que me diga que el crecimiento mundial va a repuntar de forma importante”, me dijo Jordan Rochester, estratega de Nomura. Cree que el euro alcanzará la paridad a finales de agosto.
¿Qué significa? Lo que es bueno para los turistas estadounidenses es duro para las empresas europeas que necesitan comprar energía, materias primas y componentes cuyos precios están en dólares. El aumento del costo de las importaciones podría seguir afectando los precios en los 19 países que utilizan el euro, donde la inflación anual alcanzó un récord del 8,6% en junio.
¿Y qué está provocando la caída del euro, la segunda moneda más utilizada del mundo? Los analistas apuntan a varios factores.
El primero es el panorama económico. El temor a la recesión aumenta en todo el mundo. Pero la proximidad de Europa a la guerra en Ucrania, y su histórica dependencia de Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas, la han hecho más vulnerable que Estados Unidos.
Los precios del gas natural en Europa están en su nivel más alto desde marzo. Rusia ha cortado los flujos de gas a Europa, y el importante gasoducto Nord Stream está a punto de ser sometido a mantenimiento. Los trabajadores del sector de la energía en Noruega acaban de entrar en huelga, lo que amenaza con nuevas restricciones en el suministro.
“Se avecina una crisis invernal para la zona del euro y anticipo que los precios de la energía seguirán siendo muy altos”, dijo Rochester.
El euro tiende a comportarse mal cuando baja el apetito por el riesgo entre los inversores.
Otro problema es el comercio. Alemania acaba de registrar un inusual déficit comercial mensual, señal de que los elevados precios de la energía están afectando a los fabricantes de la potencia exportadora de Europa. Un euro más débil es entonces necesario para que las exportaciones del bloque sean más competitivas.
Europa también ha ido por detrás de Estados Unidos en la subida de las tasas de interés, aunque el Banco Central Europeo (BCE) espera empezar a hacerlo este mes. Eso significa que los inversores son más propensos a poner su dinero en Estados Unidos, donde pueden obtener mejores rendimientos.
A medida que incrementan las tasas de interés, se teme que los mercados de bonos de países con grandes cargas de deuda, como Italia y Grecia, puedan sufrir tensiones. El BCE ha dicho que trabajará para evitar lo que denomina “fragmentación”, pero sigue siendo un riesgo que los operadores vigilan de cerca.
Los clientes “están muy preocupados por todo lo relacionado con Europa”, dijo este martes Kit Juckes, estratega de Societe Generale. “Los datos comerciales de Alemania de ayer fueron malos, y la sensación de que el superávit por cuenta corriente está siendo golpeado por los precios de la energía está muy extendida. Si añadimos la preocupación por la fragmentación y el temor a que la economía mundial se esté enfriando, es difícil ser mínimamente optimista respecto al euro”.