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Crisis en Sri Lanka: convocan elecciones tras renuncia del presidente y primer ministro
02:05 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Tras la huida a Maldivas del presidente Gotabaya Rajapaksa, el primer ministro Ranil Wickremesinghe fue nombrado este miércoles presidente interino de Sri Lanka en medio del grave conflicto político desatado por la crisis económica y las protestas en el país en los últimos meses, a la espera de nuevas elecciones.

Wickremesinghe ordenó un toque de queda en Colombo, una de las dos capitales del país, y el resto de la provincia occidental de Sri Lanka después de que la policía lanzara gases lacrimógenos contra la multitud frente a la oficina del primer ministro, según dijo a CNN un funcionario del ministerio.

¿Cómo se llegó a esta caótica instancia y qué está pasando exactamente en Sri Lanka?

La peor crisis económica en décadas

Las protestas masivas contra el Gobierno en Sri Lanka comenzaron en marzo, en un contexto de severa crisis económica en el país —la peor desde la independencia en 1948— con inflación, cortes de electricidad y desabastecimiento de bienes básicos, entre ellos, combustibles, alimentos y medicinas.

En concreto, el desasbastecimiento está causado por la caída histórica en las reservas de moneda extranjera, imposibilitando la importación de estos bienes.

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El momento en el que manifestantes nadan en la piscina tras ingresar al palacio presidencial en Sri Lanka
00:42 - Fuente: CNN

La crisis es gran parte financiera: en la última década Sri Lanka pidió prestado vastas sumas de dinero para financiar servicios públicos y sus gigantesco déficit, dijo a CNN Murtaza Jafferjee, presidente del Instituto Advocata, con sede en Colombo.

La economía, estancada, fue luego golpeada por catástrofes naturales, como las intensas lluvias traídas por el monzón, los ataques terroristas de 2019, que afectaron el turismo, y también la pandemia de covid-19, y el Gobierno intentó estimular la actividad reduciendo los impuestos.

La medida jugó en contra: la recaudación se derrumbó, afectando la calificación crediticia de Sri Lanka, y el país quedó casi sin acceso a nuevos préstamos. Así, el Gobierno comenzó a usar sus reservas de moneda extranjera para pagar su deuda, afectando la capacidad de importar bienes.

De los US$ 6.900 millones con los que contaba en 2018, el Gobierno comenzó este año con apenas US$ 2.000 millones en reservas.

Una de las últimas malas noticias llegó en marzo cuando el Gobierno dejó flotar libremente a su moneda, la rupia de Sri Lanka, dando inicio a una fuerte devaluación frente al dólar.

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Para los habitantes de Sri Lanka todo esto se traduce en una rutina diaria de esperar en largas colas para recibir artículos básicos que están bajo racionamiento, si es que llegan, en medio de cortes de electricidad. En ocasiones la larga espera ha llevado a choques entre civiles y la policía y los militares que custodian el proceso.

En medio de esto, los trenes redujeron su frecuencia, los enfermos no pueden llegar a los hospitales porque no hay medios de transporte por la falta de combustible, y los precios de los alimentos, incluyendo el arroz, se están disparando.

Según el Banco Central de Sri Lanka, la inflación interanual pasó de 3,7% en enero de 2021 a 14% en diciembre, y para mayo de 2022 ya llegaba al 45,3%.

Y muchos comerciantes han tenido que cerrar porque no pueden operar heladeras, ventiladores y aires acondicionados por la falta de electricidad.

La respuesta del Gobierno

Rajapaksa, acusado de corrupción de alto nivel y la mala gestión económica que habría llevado al país a la bancarrota, se convirtió en el principal blanco de las críticas de los manifestantes.

El presidente, en cambio, ha dicho en una declaración de abril que “la crisis actual es el resultado de varios factores económicos y de la evolución mundial”, y culpó también a la pandemia de covid-19.

El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa.

El Gobierno intentó paliar la crisis con una serie de acciones medidas, entre ellas acudir al Fondo Monetario Internacional y establecer semana laboral de cuatro días, pero de cualquier manera a comienzos de julio se advirtió que al país le quedaba combustible para apenas un día, y el martes de la semana pasada se declaró la bancarrota.

La semana de cuatro días apuntaba, entre otras cuestiones, a que las personas pudieran dedicar un día a la semana a cultivar alimentos en un intento de hacer frente a los faltantes, dijo en junio el Gobierno. También se instó a las personas a trabajar en el extranjero y enviar dinero a sus familiares.

La situación estalló el 31 de marzo, cuando los manifestantes lanzaron ladrillos y encendieron incendios frente a la residencia del presidente. El Gobierno respondió enviando a la policía para dispersar la protesta con gases lacrimógenos, y declarando la emergencia nacional el 1 de abril.

Pero las protestas, y los arrestos —cuyos números llegan a cientos de personas—, continuaron.

La renuncia del presidente

El sábado, cuatro meses después del inicio de las protestas, Rajapaksa accedió a renunciar a su cargo después de que más de 100.000 personas se congregaron frente a su residencia pidiendo su dimisión.

Ese día algunos de los manifestantes irrumpieron en la propiedad y se bañaron en su piscina, mientras el presidente era trasladado a un lugar seguro por sus servicios de seguridad.

Rajapaksa acordó que la renuncia, que lo dejaría sin inmunidad presidencial y potencialmente expuesto a una serie de cargos legales, tendría lugar este miércoles, pero finalmente huyó a Maldivas antes de hacer la presentación formal, y a la espera de las elecciones pautadas para el 20 de julio.

El presidente citó una sección de la constitución que permite a un primer ministro “desempeñar los poderes, deberes y funciones del cargo de presidente” cuando el presidente está enfermo o “ausente” de Sri Lanka.