Londres (CNN Business) – Cuando llegaron los datos más recientes de los precios al consumo en Estados Unidos este miércoles, la cifra principal fue desoladora.
La inflación se disparó al 9,1% en junio, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. Esta cifra es superior a las previsiones de los economistas encuestados por Refinitiv.
También fue mucho más alta que la tasa del 8,6% registrada en mayo, que sacudió los mercados financieros y empujó a la Reserva Federal a subir las tasas de interés de forma más agresiva, renovando los temores sobre si el banco central podría controlar la inflación sin desencadenar una recesión.
Los inversores se preparaban para una sorpresa. Pero hay razones para creer que la respuesta de Wall Street a las cifras será más moderada que la del mes pasado.
“Tanto los legisladores como los inversores se tomarán este nuevo máximo con calma”, me dijo Joseph Brusuelas, economista jefe de RSM US.
¿Por qué? Al profundizar en los datos sobre la inflación, se observa que, aunque la situación es preocupante, hay algunas razones para mantener el optimismo.
1. La inflación subyacente. La inflación subyacente anual, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, parece haber alcanzado un máximo en marzo. Los funcionarios de la Reserva Federal están más preocupados cuando hay señales de que la inflación tiene una base amplia, por lo que esto proporciona cierta esperanza de que la situación subyacente esté mejorando, incluso cuando los precios de los alimentos y la gasolina se disparan.
La inflación subyacente en los 12 meses hasta junio bajó al 5,9% desde el 6% de mayo. Podría seguir bajando si la demanda de bienes por parte de los consumidores sigue disminuyendo, a medida que los compradores se resisten a los precios altos y hacen cambios en el gasto de sus ingresos hacia servicios como salir a cenar.
2. Los precios del petróleo. La preocupación por la posibilidad de que la economía mundial entre en recesión ha atenuado las expectativas de demanda de combustible, lo que ha contribuido a aliviar la presión sobre los precios de la gasolina en Estados Unidos este mes. El precio medio del galón de gasolina normal este miércoles era de US$ 4,63 frente a los US$ 4,78 de hace una semana y los US$ 5,01 de hace un mes.
Esto no se reflejó en los datos de junio, dado que los precios de la gasolina estaban en un nivel récord cuando la Oficina de Estadísticas Laborales elaboró las cifras del IPC. El índice de la gasolina subió un 11,2% entre mayo y junio. Pero significa que julio probablemente será mejor, y a los mercados les gusta mirar hacia adelante.
3. Las expectativas de inflación a largo plazo. Una encuesta del Banco de la Reserva Federal de Nueva York publicada esta semana mostraba que, aunque las expectativas de inflación de los consumidores para el próximo año marcaron un nuevo máximo en junio, las expectativas a medio y largo plazo disminuyeron.
Esto indica que los consumidores estadounidenses siguen confiando en que la Fed pueda controlar la situación de la inflación subiendo las tasas de interés y poniendo fin a las compras de bonos de la época de la crisis. Puede que la economía se desacelere, pero la estabilidad de los precios acabará por restablecerse, al igual que la tan denostada credibilidad de los bancos centrales.
Dicho esto: la inflación subyacente sigue siendo extremadamente alta y muy por encima del objetivo del banco central, cercano al 2%. Y hay indicios de que las presiones inflacionistas se están extendiendo a partes de la economía donde es probable que se mantengan durante algún tiempo, como la vivienda y el alquiler.
El índice de la vivienda subió un 5,6% en el último año. Se trata del mayor aumento desde febrero de 1991. El precio del mobiliario doméstico aumentó un 9,5% durante el mismo periodo, mientras que las tarifas aéreas se dispararon más de un 34%.
Mirando al futuro: una vez que la inflación empiece a bajar, ¿volverá a estar como antes de la pandemia?
Altos funcionarios, como el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y Agustín Carstens, que dirige el Banco de Pagos Internacionales, reconocieron en una cumbre celebrada en Portugal a finales del mes pasado que existe el riesgo de que entremos en un periodo de inflación persistentemente alta si los bancos centrales no controlan pronto la situación.
“La mayor pregunta, creo, es si estamos en transición de un régimen de baja inflación a un régimen de alta inflación”, dijo Brusuelas.