(CNN Español) –– Un 19 de julio, pero de 1979, las calles de Managua fueron testigos de un hecho que marcaría el devenir de Nicaragua hasta la actualidad: las tropas de la Revolución sandinista entraron triunfantes a la capital del país dos días después de que el presidente Anastasio Somoza Debayle huyera con destino a Miami.
La dictadura de Somoza y el control de Nicaragua por parte de su familia durante más de cuatro décadas habían llegado a su fin.
Derrocar la dictadura de los Somoza, el objetivo de la Revolución sandinista
Anastasio Somoza Debayle era el tercero de la dinastía Somoza en ocupar la Presidencia de Nicaragua. Para entonces, su familia había mantenido el control del país a través de sus propios integrantes y allegados durante 44 años.
La familia Somoza “se había adueñado del patrimonio de la nación, administrándolo como si fuese una finca de su propiedad”, explica el Dr. en Ciencia Política y Social Robinson Salazar Pérez en este artículo de investigación. El país estaba hundido en un caos institucional con un proyecto de nación inconcluso.
Antes de llegar a ocupar el cargo más alto del Estado, Anastasio Somoza había escalado rápidamente al poder en la estructura militar, reseña la Enciclopedia Britannica. Había apoyado a Estados Unidos durante la invasión de bahía de Cochinos en Cuba en 1961 y la intervención en la República Dominicana cuatro años después.
Y por años, Somoza, al igual que su padre y hermano, había recibido el apoyo inquebrantable del gobierno estadounidense. La situación cambió con Jimmy Carter, quien retiró la asistencia.
En ese marco creció una revolución cuyos líderes, reseña Mario Medrano de CNN en este artículo, querían crear un sistema basado en los derechos humanos, el desarrollo económico con justicia social y una mayor equidad en la distribución de la riqueza. Para lograrlo debían derrocar a los Somoza.
El largo camino del FSLN hasta el triunfo de 1979
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), a la cabeza de la revolución, fue fundado en el año 1961. Tomó su nombre de Augusto César Sandino, líder de la resistencia de Nicaragua contra la ocupación de Estados Unidos entre 1927 y 1933.
“El Frente Sandinista surgió abriéndose paso en medio de las tiniebla impuesta por la clase explotadora. Inspirándose en el dolor y la miseria padecidos por los actores populares, quiere rescatar las más nobles tradiciones de la colectividad nicaragüense”, decía uno de sus fundadores, Carlos Fonseca, según un estudio publicado del Centro de Estudios de Investigación Latinoamericanos y Caribeños.
En sus primeras etapas, la actuación militar del frente fracasó, según Salazar Pérez. El movimiento reconoció entonces que necesitaba sumar otros grupos a su lucha y trabajó con sectores obreros, campesinos e intelectuales. Creció en el período entre 1965 y 1967, pero sin la fuerza para lograr su objetivo de derrocar la dictadura.
En 1969, el FSLN plantó un programa amplio que permitió conocer cuáles eran sus objetivos para Nicaragua. Proponía, entre otras acciones, la puesta en marcha de una revolución agraria, legislación en material laboral y de seguridad, la eliminación de la Guardia Nacional y el avance de un ejército patriótico popular, una política exterior independiente y la unidad centroamericana. Todo, según la reseña de su programa, con base en un “gobierno revolucionario y honestidad administrativa”.
La popularidad del movimiento aumentó. Para 1974, tras un proceso de organización y de ataques ocasionales, el frente estaba consolidado y formaba a sus cuadros a nivel militar y político tanto en Nicaragua como en el exterior con el apoyo de Cuba.
Tras algunos ataques militares en los que sí logró el éxito, Somoza decidió declarar el estado de sitio y llevó adelante una “persecución generalizada, encarcelando y asesinando a miles de nicaragüenses que, pese a no tener una relación directa con el FSNL, sí eran enemigos de la dictadura”.
La resistencia contra la dictadura creció. Un hecho clave que aumentó la resistencia contra el dictador fue el asesinato, en enero de 1978, del periodista Pedro Joaquín Chamorro, entonces director del diario La Prensa.
La figura de Daniel Ortega
En 1979, Daniel Ortega, actual presidente de Nicaragua, fue designado como coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que se instaló tras la victoria.
Somoza nunca volvió a Nicaragua: desde Miami viajó a las Bahamas y luego a Paraguay, donde fue asesinado en 1980.
Y Nicaragua se vio envuelta en una guerra civil contra los rebeldes apoyados por Estados Unidos, los llamados “contras”.
En 1984 se realizaron elecciones en las que ganó Ortega pero en las que no participó la oposición concentrada en la Coordinadora Democrática Nicaragüense por considerar que no había garantías, de acuerdo con el centro de estudios Cidob.
Gobernó hasta 1990, cuando perdió en las urnas con Violeta Barrios, año que los reportes marcan como el final de la revolución.
La Revolución sandinista supuso el fin del ciclo de revoluciones armadas en América Latina que comenzó el año 1910 con la revolución en México encabezada por Emiliano Zapata y Pacho Villa, reseña la Universidad Nacional Autónoma de Managua.
Con información de Mario Medrano y Germán Padinger.
Nota del editor: el artículo fue editado para omitir una fecha sobre una declaración de Carlos Fonseca.