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Un buzo hizo un increíble descubrimiento en el fondo del mar de Italia
00:53 - Fuente: CNN

(CNN) – Cuando docenas de pueblos de Italia empezaron a vender edificios en ruinas por el precio de un espresso, gente de todo el mundo se animó a entrarle a la acción, y por una variedad de razones.

No siempre se trata de perseguir el sueño idílico de vivir la Dolce Vita en un pueblo rural y tranquilo donde el tiempo se detiene.

Para algunos, es parte de un cambio de carrera: una mejora profesional radical que viene acompañada de un estilo de vida más relajado.

La venta de edificios baratos y de un euro (US$ 1) en el pueblo siciliano de Mussomeli está atrayendo a médicos argentinos con raíces italianas, que planean instalarse y dar un nuevo giro a sus vidas.

“Debido a la escasez de médicos en el hospital del pueblo, se ha firmado una asociación entre la universidad de Rosario, en Argentina, y nuestro ayuntamiento para cubrir las vacantes, y pronto tendremos nuevos médicos argentinos que hablen italiano con fluidez”, explica el alcalde de Mussomeli, Giuseppe Catania, a CNN.

La asociación comenzó como una herramienta de promoción para atraer inversiones extranjeras para la regeneración urbana de Mussomeli, dice Catania, y ahora está haciendo más que resolver una emergencia sanitaria.

“Estos nuevos médicos también están interesados en contribuir a los proyectos de revitalización que se están llevando a cabo para dar nueva vida a nuestro pueblo despoblado, incluida la compra y remodelación de viviendas abandonadas en el centro histórico, que ha sido nuestro mayor éxito”.

En los últimos años, Mussomeli ha vendido más de 300 propiedades baratas, a partir de 5.000 euros, y 150 viviendas de un euro, atrayendo a profesionalistas extranjeros y trabajadores. Muchos de los nuevos compradores proceden de Argentina, donde las familias de Mussomeli emigraron en el siglo XX.

Tomarse las cosas con calma y reducir la velocidad

Varios médicos italoargentinos visitaron recientemente Mussomeli para reunirse con las autoridades, niños en edad escolar y los futuros colegas, y para hacerse una idea del ambiente de la ciudad.

Para el cirujano de urgencias rosarino Leonardo Roldán, trasladarse a Sicilia tiene un doble objetivo.

“Todavía soy bastante joven, 49 años, así que es algo más que un cambio profesional en mi carrera: es la opción de llevar una vida diferente, el polo opuesto a la que vivo en Argentina, y de llevarme a mi familia”.

Roldán, que antes vivía en el norte de Italia, dice que nunca se dio cuenta de la belleza de Sicilia hasta que descubrió Mussomeli, que también le ayudó a superar ciertas ideas preconcebidas sobre el sur profundo que había adquirido mientras vivía en el norte.

“Mussomeli es una ruptura total con mi realidad cotidiana. Es otro mundo: tranquilo, pacífico, donde los lugareños llevan un estilo de vida sencillo. Me he dado cuenta de que todos deberíamos, en algún momento de nuestra vida, bajar el ritmo y tomárnoslo con calma, dedicar más tiempo a saborear las cosas de calidad”.

Para él, Mussomeli es la oportunidad de vivir a un ritmo más lento y utilizar su tiempo libre para disfrutar de lo que más le gusta: trotar por las prístinas colinas del pueblo salpicadas de ovejas pastando y explorar las maravillas de Sicilia. Lo compara con dejar la comida rápida por la comida lenta.

Roldán planea mudarse desde Argentina con toda su familia, incluido el perro, y ya ha estado mirando algunas propiedades.

“El Ayuntamiento ha hecho un trabajo increíble con el plan de casas baratas, y en algún momento, cuando me haya asentado, podría comprar y remodelar una, como proyecto de vida sin ninguna prisa”, dice.

En principio, planea instalarse en una casa rural con jardín en las afueras de Mussomeli, pero si su contrato de un año se prolonga, estaría encantado de embarcarse en una aventura de remodelación de una casa barata.

“No quiero que sea una inversión, ni convertirla en una boutique o actividad comercial. Será un lugar al que pueda llamar hogar en el futuro”.

Trasladarse a Mussomeli también permitirá a Roldán reencontrarse con sus raíces italianas, ya que cuatro de sus bisabuelos emigraron a Argentina desde Italia.

Oportunidad de regreso

Diego Colabianchi no puede esperar a emprender su aventura en Sicilia.Crédito: Diego Colabianchi

Argentina atraviesa una crisis económica, lo que también ha influido en la decisión de trasladarse, afirma el pediatra italoargentino Diego Colabianchi, de Rosario. Su mujer, ginecóloga, probablemente también se unirá a las filas de los médicos en Mussomeli.

“Estudié en Italia, nos encanta y extrañamos vivir en Italia. La contratación es una oportunidad para volver, y estoy encantado con la perspectiva de un cambio de vida. Nunca he estado en Mussomeli, pero me veo viviendo allí: el mundo de los pueblos pequeños, la tranquilidad, me despiertan una curiosidad infinita”.

Colabianchi dice que anhela vivir una nueva experiencia en un entorno tranquilo y rodeado de naturaleza, y en el que disfrutar de la auténtica cocina siciliana es un punto más a favor.

“En esta etapa de mi vida, no me veía viviendo ni siquiera en Roma, demasiado caótica. Pero Mussomeli es perfecto, no demasiado pequeño, a medio camino entre un pueblo y una ciudad”.

“Me encanta su ubicación poco habitual, en lo alto de las montañas, todo lo contrario de la llanura de Rosario, donde vivo ahora. Además, Mussomeli está cerca de las playas; hay colinas, olivares, viñedos y los agricultores hacen una lana estupenda”.

La idea de adquirir una propiedad en ruinas y renovarla para ayudar a revitalizar el antiguo barrio le seduce. Pero Colabianchi quiere ir paso a paso.

“El primer año en Mussomeli lo pasaré adaptándome a mi nuevo entorno, pero mi sueño es quedarme allí y asentarme definitivamente, así que en un momento dado comprar una casa de un euro, o una casa barata abandonada en mejores condiciones, sí es una opción”.

Lleno de vida

Para el gastroenterólogo bonaerense Edgardo Trape trabajar como médico en Mussomeli es un doble reto.

“Quiero empezar a hacer cosas diferentes, y ver cosas diferentes. Sobre todo, me gustaría tener un cambio profesional y, cuando visité Mussomeli, sentí esa energía que recorre el pueblo. Está lleno de vida”.

Trape dice que trabajar en Sicilia también le permitirá estar más cerca de sus hijos en Europa y reconectar plenamente con su herencia siciliana.

“Tres de mis abuelos eran de la ciudad de Caltanissetta, y Mussomeli forma parte de la misma provincia, así que no puede ser solo una coincidencia”.

A diferencia de sus colegas rosarinos, a Trape le preocupa que Mussomeli le resulte demasiado somnoliento en comparación con su vida actual en Buenos Aires, que, según dice, le satisface plenamente.

“Es un pueblo pequeño con un ambiente tranquilo y apagado. Quizás es un poco demasiado tranquilo [comparado con] lo que esperaba inicialmente, que es lo que me impactó cuando lo visité por primera vez, pero estoy contento y tengo ganas de vivir esta experiencia”.

Y potencialmente, una vez que empiece a trabajar regularmente en el hospital y tenga una visión a más largo plazo de su estancia en Sicilia, Trape dice que podría comprar y renovar una casa abandonada.