Hong Kong (CNN) – Más de 70 ciudades chinas han entrado en confinamiento total o parcial por covid-19 desde finales de agosto, lo que afecta a más de 300 millones de personas. Las autoridades locales se están apresurando acabar con las infecciones en la cuenta regresiva para el esperado tercer mandato del líder Xi Jinping.
Desde el 20 de agosto, al menos 74 ciudades con una población combinada de 313 millones de habitantes han impuesto confinamientos que abarcan ciudades enteras, distritos o múltiples barrios, según los cálculos de CNN. Entre ellas se encuentran 15 capitales de provincia y Tianjin, un municipio provincial.
Muchas de las restricciones siguen vigentes. Según la revista financiera china Caixin, 33 ciudades se encuentran actualmente bajo confinamientos parciales o totales. Los expertos dicen que es probable que se añadan más ciudades en las próximas semanas.
Las amplias restricciones que trastornan vidas y negocios contrastan con el regreso a la vida normal en gran parte del mundo, donde las sociedades han pasado a convivir con el virus.
Sin embargo, China insiste en que la estrategia de “cero covid” está salvando vidas. Las autoridades sanitarias han citado la relativamente baja tasa de vacunación de las personas de la tercera edad y la inadecuada atención sanitaria rural como obstáculos para relajar las restricciones, pero los expertos en salud pública de China dicen que los factores políticos también han desempeñado un papel importante.
Xi, un firme defensor de la inflexible estrategia de “cero covid” del país, está a punto de ser ungido como máximo líder del país por otros cinco años en el XX Congreso del Partido, cuyo inicio está previsto para el 16 de octubre.
El acto, muy coreografiado, pretende ser un momento de celebración y reivindicación de los logros del Partido, y de Xi personalmente, durante su década en el poder. Y un brote severo podría socavar esa imagen triunfal, dicen los expertos.
“El Partido quiere asegurarse de que nada adverso, como un brote importante, pueda amenazar la estabilidad social, ensombrecer el proceso de transición de liderazgo y, por supuesto, empañar la credibilidad del liderazgo personal de Xi”, dijo Yanzhong Huang, investigador principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores.
El Partido Comunista en el poder ha utilizado la estrategia de “cero covid” para argumentar que su modelo político es superior al de las democracias occidentales, y Xi ha respaldado esta política.
A principios de este año, un doloroso confinamiento de dos meses en Shanghái provocó una reacción pública negativa y paralizó la economía, lo que llevó a algunos a cuestionar el enfoque de tolerancia cero. En respuesta, Xi emitió una fuerte advertencia contra los críticos, prometiendo “luchar decididamente contra cualquier palabra o acto que distorsione, ponga en duda o niegue” su política de “cero covid”.
Los funcionarios de todo el país han tomado nota. La principal lección que han aprendido de Shanghái, según Huang, es la de actuar con mayor decisión e inmediatez ante el más mínimo brote potencial.
Para los funcionarios locales, redoblar la apuesta por el “cero covid” es una forma de seguir la línea del Partido, demostrar su lealtad a Xi y evitar cualquier brote a gran escala que pueda poner en peligro su carrera semanas antes del congreso del Partido.
“Esto supone un fuerte incentivo para que emprendan medidas preventivas extremas y de mano dura”, dijo Huang. “En el próximo mes y medio, vamos a ver más ciudades bajo confinamiento”.
Confinamientos masivos y aumento del descontento en China
Los confinamientos generalizados, a veces en respuesta a un puñado de casos, han afectado a varias metrópolis con más de 10 millones de habitantes y a importantes centros industriales.
En el suroeste de China, la megaciudad de Chengdu puso a sus 21 millones de habitantes en confinamiento el jueves. El domingo, las autoridades lo ampliaron a la mayor parte de la ciudad y ordenaron más pruebas masivas de lunes a miércoles.
El sistema digital de la ciudad utilizado para registrar las pruebas de covid ha colapsado repetidamente debido al repentino aumento de las pruebas, lo que ha provocado largas filas en los centros. Las fotos que circulan por las redes sociales muestran a los trabajadores sanitarios levantando los brazos y sosteniendo los teléfonos móviles en el aire, en un intento inútil de recibir mejores señales. Neusoft Corporation, la empresa china que suministra el software, culpó de las caídas a un “mal funcionamiento de la red” en un comunicado publicado el fin de semana.
El domingo, una madre de Chengdu narró tristemente en un video que había perdido a su hijo gravemente enfermo después de que fuera puesto en cuarentena a la fuerza durante una semana y perdiera el tiempo crucial para tratar su enfermedad cardíaca. CNN no ha podido verificar de forma independiente sus afirmaciones y el gobierno aún no ha respondido, pero el video se hizo viral en las redes sociales, desatando la ira y la simpatía generalizadas.
Los costos de la estrategia “cero covid” también han pasado factura en ciudades o condados más pequeños que han recibido mucha menos atención de los medios de comunicación o del público.
Daqing, una ciudad de 2,7 millones de habitantes conocida por sus yacimientos petrolíferos en la provincia nororiental de Heilongjiang, también ha declarado el confinamiento en los principales distritos tras informar de cientos de casos la semana pasada.
Las restricciones no llamaron la atención hasta el viernes de la semana pasada, cuando Su Guangyu, un residente de 27 años, publicó en Internet que su mujer embarazada había tenido un aborto espontáneo tras negársele la atención médica debido al confinamiento. Tras las protestas de los internautas, las autoridades de Daqing declararon el sábado que “investigarían a fondo” el caso.
En la región occidental de Xinjiang, algunos residentes del condado de Yining han recurrido a las redes sociales para pedir que se ponga fin al confinamiento de un mes, que ha provocado escasez de alimentos y otras necesidades diarias, según sus publicaciones.
Y en la metrópolis central de Wuhan, el epicentro original de la pandemia que impuso el primer confinamiento por covid en el mundo, los residentes de la comunidad residencial de Panlongcheng organizaron una protesta durante el fin de semana, exigiendo a las autoridades que levanten la cuarentena de una semana, según las imágenes de las redes sociales.
Aunque en un principio apoyaron el enfoque de tolerancia cero, una parte cada vez mayor de la población china se siente cada vez más frustrada por las interminables restricciones en su vida cotidiana, así como por el devastador golpe que supone para la economía.
Pero Huang, del Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que hasta ahora el descontento social sigue siendo manejable para el Estado.
“Todavía no se ha llegado a un punto de inflexión. La mayoría de la gente todavía se deja llevar por la narrativa del gobierno sobre la necesidad de cero covid”, dijo, citando los temores arraigados hacia el virus y sus impactos en la salud a largo plazo.
Huang dijo que el 20º Congreso del Partido podría abrir una “ventana política para un posible cambio de normas” que se aleje del “cero covid”, pero es probable que cualquier cambio se produzca de forma gradual.
“Las expectativas de un gran cambio de políticas tras el congreso podrían ser hacerse ilusiones”, dijo.