Izium, Ucrania (CNN) – Tanques incendiados y camiones con el símbolo de la “Z” rusa yacen al lado de la carretera, destruidos y rojos por el óxido. Un puente derrumbado está cubierto de carteles que advierten de la presencia de minas terrestres. Más adelante, los restos de un auto yacen junto a una gasolinera destruida y rodeada de los restos de los bombardeos.
Estos son los signos de la victoria ucraniana y, por ahora, de la derrota rusa.
Cuando CNN se convirtió en el primer equipo de televisión internacional en entrar a Izium desde que los ucranianos la retomaron el sábado, el equipo se encontró con una ciudad que acaba de despertar a su nueva realidad: que seis meses de ocupación han terminado.
Izium ha sido “liberada”, junto con casi toda la región de Járkiv, dijo una fuente militar de Ucrania a CNN. La ciudad es una enorme pérdida estratégica para el Ejército de Rusia, que la utilizaba como base clave y ruta de reabastecimiento para sus fuerzas en el este de Ucrania, y muestra la velocidad y la escala de la rapidísima contraofensiva ucraniana en el noreste.
En combinación con una ofensiva paralela en el sur, Ucrania ha recuperado un total de 6.000 kilómetros cuadrados de terreno, dijo el lunes el presidente Volodymyr Zelensky. Rusia dijo que la retirada de sus tropas de la región era “táctica”, para concentrar los recursos en la zona de Donbás.
En Izium se sigue trabajando para que el centro de la ciudad sea completamente seguro. Los ucranianos tratan de capturar a algunos soldados rusos que siguen escondidos y a cualquiera que haya trabajado con ellos durante la ocupación. La ciudad también permanece en un completo apagón informativo, sin señal telefónica ni de datos, una táctica utilizada por los rusos en todos los territorios ocupados.
Por lo que vio el equipo de CNN, la población local se siente aliviada al ver que su ciudad vuelve a estar en manos ucranianas.
Aunque las calles de Izium estaban en su mayoría tranquilas, los residentes salían ocasionalmente de sus casas y saludaban a los vehículos de CNN o a los camiones militares que pasaban, y estrechaban la mano a los soldados ucranianos con los que se cruzaban.
Pero, al mismo tiempo, el miedo a los rusos sigue atemorizando a la ciudad. La mayoría de los residentes a los que se acercó CNN estaban demasiado asustados para hablar libremente de lo que había ocurrido allí en los últimos meses.
Una pareja de unos cincuenta años accedió a hablar, usando solo sus nombres de pila.
La pareja celebra la victoria ucraniana sobre la ciudad, dijo Valeriy, calificándola de “bálsamo para el alma”.
“Le pedimos a Dios que nos liberara sin luchar y sin sangre. Y así sucedió”, dijo.
El sonido lejano de los bombardeos es un recordatorio constante de que, a pesar de los impresionantes avances de esta contraofensiva, la guerra aún no está ganada, y muchas partes de Ucrania siguen estando al alcance del arsenal de armas pesadas de Rusia.
Pero, poco a poco, los ucranianos se esfuerzan por devolver a Izium y a los demás territorios reconquistados algo parecido a la normalidad.
Durante la visita de CNN, un grupo de soldados ucranianos llegó triunfante en un tanque humeante. Con evidente júbilo, lo engancharon rápidamente a un vehículo ruso de artillería que abandonaron intacto los rusos en la retirada. El arma es una de las más potentes del arsenal ruso y será reutilizada para la contraofensiva ucraniana.
Cuando se le preguntó si había sido una lucha dura para retomar la ciudad, el conductor del tanque que se marchó con el obús respondió: “En realidad no”.
Los ucranianos han obtenido un gran botín de armamento de estas batallas en el noreste, ya que muchas tropas rusas sacrificaron sus vehículos intactos para escapar con vida.
Dentro del centro de mando ruso abandonado
Uno de los últimos enfrentamientos en la batalla por Izium, según los militares ucranianos, tuvo lugar en una antigua escuela que estaba siendo utilizada como base de las tropas rusas. Los rusos habían rodeado el edificio con profundas trincheras, sacos de arena y vehículos blindados.
El edificio quedó destruido, con montones de ladrillos rojos y radiadores enredados con ventanas rotas y maderas derrumbadas del tejado. Junto al edificio se encuentra el cascarón de un camión rojo sobre su costado, con el logotipo “Z” de las fuerzas rusas.
Más adelante está el edificio que esas tropas intentaban proteger: el centro de mando ruso, escondido en un búnker subterráneo bajo una fábrica en desuso.
Filas de pupitres escolares se alinean en el lúgubre sótano, con títulos de trabajo pegados en etiquetas blancas, incluyendo los comandantes de defensa aérea, artillería, inteligencia y seguridad del estado, junto con títulos de menor rango como “oficial de guardia”. Cerca de allí, las tropas ucranianas siguen encontrando trampas explosivas que fueron dejadas para proteger su guarida, incluyendo un cable trampa con una granada.
Otra lúgubre sala de concreto situada frente al centro de mando fue utilizada como dormitorio, con viejas puertas de madera colocadas horizontalmente sobre montones de ladrillos o bidones para crear camas improvisadas. Al parecer, las tropas en retirada se habían marchado a toda prisa, y la ropa, la pasta de dientes y los papeles quedaron esparcidos por el suelo y las camas.
Un soldado ucraniano mostró a CNN el teléfono rotativo verde que las tropas habían dejado atrás. “¡Tecnología rusa!”, se burló, en inglés.
En la superficie, los rusos también dejaron montones de munición.
Junto con la pérdida de armamento, y la humillante retirada captada en múltiples videos y compartida a través de las redes sociales, un oficial militar dice a CNN que Ucrania ha tomado un gran número de prisioneros de guerra rusos.
Los soldados ucranianos se mostraron victoriosos en espíritu mientras atravesaban la ciudad, saludando desde sus tanques y camiones recién adquiridos, muchos de ellos con la reveladora “Z” ya cubierta con pintura.
¿A quién vinimos a liberar aquí?
Valeriy, residente de Izium, dijo que los habitantes de la ciudad estaban enojados con los rusos por su comportamiento.
“Donde no había gente, (los rusos) lo robaron todo”, dijo Valeriy. “Vivían como cerdos. Entramos en una casa, y los cerdos viven mejor”.
Valeriy dijo que los combates en Izium empezaron el 4 de marzo, cuando ocho cohetes Grad cayeron cerca de su casa, lo que fue “aterrador” pero afortunadamente no los alcanzaron directamente. La casa de su vecina fue destruida por uno de los cohetes, pero ella sobrevivió sin un rasguño.
Valeriy relató que las tropas rusas que llegaron a la ciudad al principio de la guerra se dieron cuenta rápidamente de que la justificación del presidente de Rusia, Vladimir Putin, para la invasión, para “desnazificar” Ucrania, era una mentira.
“Un artillero (ruso) vino y dijo: ‘Padre, los hemos salvado de los nazis’”, dijo Valeriy. “Y yo les dije: ‘Muéstrame uno’”.
Valeriy dijo que habló con los jóvenes soldados en ruso y trató de hacerles ver que estaban destruyendo la relación que antaño mantenían ucranianos y rusos, especialmente en esta parte del país tan cercana a la frontera.
“Les dije que habían destruido la casa de un hombre, que era de la región de Kursk (en Rusia)”, dijo Valeriy. “Todo el mundo aquí tiene parientes en Belgorod (en Rusia) y en otras ciudades”.
Valeriy dijo que en un momento dado, las fuerzas de reconocimiento rusas se acercaron a él y le preguntaron: “¿A quién vinimos a liberar aquí?”.
Esa confusión y sensación de desilusión entre las tropas terrestres rusas fue probablemente un factor importante en su retirada de esta región en la última semana.
Pero lo más peligroso para Putin es que el sistema de mando y control de su ejército se derrumbó en la provincia de Járkiv. Los oficiales de alto rango huyeron de su búnker, mientras que sus hombres abandonaron sus armas pesadas mientras huían.
Las fuerzas ucranianas tratarán de mantenerlos en fuga y tal vez esperen que, algún día, regresen a Moscú con el relato de lo ocurrido en Járkiv y exijan un ajuste de cuentas a sus líderes.