(CNN) – Más de 1.200 mujeres embarazadas y en etapa de posparto murieron por sobredosis de drogas en Estados Unidos durante 2020, según un nuevo estudio. La investigación también señaló que más de 1 de cada 6 muertes asociadas al embarazo involucraron sobredosis ese año.
Las muertes por sobredosis de drogas alcanzaron niveles récord en todo el país durante la pandemia de covid-19, y la investigación que se publicó este martes sugiere un efecto desproporcionado en las embarazadas y quienes atraviesan el posparto.
“Hemos avanzado mucho en la comprensión de la adicción como una enfermedad. Pero cuando se trata de embarazadas o personas con hijos, este sigue siendo un tema increíblemente estigmatizado”, afirmó Emilie Bruzelius, investigadora de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y coautora del estudio. “Es realmente importante que no se pase por alto a las embarazadas en algunos de los programas y políticas que se están implementando para abordar las sobredosis”.
En el nuevo estudio, Bruzelius y la Dra. Silvia Martins, directora de la Unidad de Epidemiología del Uso de Sustancias de la Universidad de Columbia, rastrearon las tendencias en la tasa de mortalidad por sobredosis de 2017 a 2020 entre las embarazadas y mujeres en etapa posparto y las compararon con otras personas en edad reproductiva, entre 15 y 44 años.
Las investigadoras encontraron que la tasa de mortalidad por sobredosis entre las embarazadas y en posparto ha sido más baja que la tasa para otras personas en edad reproductiva, pero aumenta más rápido para quienes están embarazadas o dentro del año de haber dado a luz.
En 2020, hubo alrededor de 12 muertes por sobredosis asociadas al embarazo por cada 100.000 nacimientos, un aumento del 46% en un año y un aumento del 81% desde 2017.
Se registraron alrededor de 20 muertes por cada 100.000 personas en el grupo de edad reproductiva más amplio, pero la tasa creció más lentamente, aumentando un 38% desde 2017.
Las muertes asociadas al embarazo son diferentes de la mortalidad materna, ya que se trata de muertes entre las embarazadas o recientemente embarazadas por todas las causas y no solo aquellas que se encuentran directamente relacionadas con el embarazo. Datos como estos solo han estado disponibles de manera consistente desde 2017, cuando los 50 estados incluyeron una casilla de verificación en los certificados de defunción para indicar si la persona fallecida estaba embarazada o en la etapa de posparto en el momento de la muerte.
La falta de información fiable sobre las muertes por sobredosis asociadas al embarazo ha hecho que sea difícil profundizar en cómo y por qué las tendencias podrían ser diferentes para este grupo en comparación con otros, dijo Bruzelius.
“De cara al futuro, ahora que todos los estados han implementado esta casilla de verificación del embarazo, esperamos tener mejor información para seguir estas tendencias en general y tomar mejores decisiones sobre programas y políticas que podrían tratar de mitigar algunas de estas tendencias”.
Obstáculos al tratamiento
Los expertos afirman que las embarazadas y las madres pueden sufrir una discriminación perjudicial a la hora de buscar tratamiento para el trastorno por consumo de sustancias. Y otras barreras de acceso únicas —como las necesidades médicas durante el embarazo o el cuidado del menor tras el parto— pueden mantenerlas alejadas de la atención y con mayor riesgo de sufrir una sobredosis mortal.
“Todos los que entran por nuestra puerta se preocupan por su salud. Pero tienen miedo de entrar por nuestra puerta porque el estigma y la discriminación a los que se enfrentan en la sociedad, y a veces en la atención sanitaria, son abrumadores”, afirma Hendrée Jones, directora ejecutiva de UNC Horizons, un programa de tratamiento de trastornos por consumo de sustancias dirigido específicamente a mujeres embarazadas o con hijos y a sus hijos, con sede en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte. Vemos a embarazadas y padres que han sufrido sobredosis tres, cuatro y hasta 60 veces antes de entrar por nuestras puertas. Y eso puede suponer muchas pérdidas”.
En octubre, el Gobierno de Biden informó sobre su plan para “ayudar a facilitar el acceso universal al tratamiento y reducir las muertes por sobredosis en mujeres embarazadas”.
El informe destacaba investigaciones anteriores que descubrieron que las personas que se hacían pasar por embarazadas con trastorno por consumo de sustancias tenían un 17% menos de probabilidades de ser aceptadas para citas de tratamiento ambulatorio que otras mujeres, y el acceso al tratamiento puede ser aún más difícil para las mujeres de color, las que viven en zonas rurales y las que no hablan inglés.
También hizo hincapié en la importancia de prevenir la colocación innecesaria en hogares de acogida, reconociendo que padecer un trastorno por consumo de sustancias durante el embarazo no es, por sí mismo, un caso de maltrato o abandono infantil.
“Hacer frente a esta crisis requiere un enfoque holístico centrado en las necesidades únicas de la pareja madre-hijo, abordando los determinantes sociales de la salud, las necesidades de salud física y mental, y fomentando la colaboración entre agencias y proveedores de servicios a todos los niveles (federal, estatal, local, comunal)”, según el informe.
Más muertes por fentanilo
Jones señaló que es raro que las mujeres empiecen a consumir drogas estando embarazadas. Lo más frecuente es que se queden embarazadas mientras padecen un trastorno por consumo de sustancias y les resulta difícil dejarlo.
Como reflejo de las tendencias nacionales, el nuevo estudio ha detectado un gran aumento en los últimos años de las muertes por sobredosis asociadas al embarazo de fentanilo y otras drogas sintéticas y psicoestimulantes. Las relacionadas con las benzodiacepinas, la heroína y los opiáceos sujetos a prescripción médica se mantuvieron estables.
Se observó que las tasas eran más elevadas entre las puérperas tardías, entre 6 semanas y un año después del parto, que entre las embarazadas o en el periodo inicial del posparto en el momento de la muerte.
Es necesario seguir trabajando para entender esta diferencia, pero Bruzelius sugiere que la recaída podría ser un factor contribuyente.
“Si alguien es capaz de dejar de consumir opiáceos, por ejemplo, durante el embarazo y luego recae, podría tener más probabilidades de sufrir una sobredosis mortal”, afirma, especialmente con el aumento de drogas más mortíferas como el fentanilo.
Los expertos también señalan los problemas de salud mental a los que se enfrenta cualquiera que atraviese el periodo posparto.
“Alguien que acaba de dar a luz ha vivido un momento increíble que le ha cambiado la vida. Y, a menudo, la forma en que nuestro sistema sanitario se ocupa de ellas cambia realmente el enfoque de la persona embarazada al bebé. Así que, desde el principio, hemos establecido esta relación antagonista entre la madre y el hijo”, explica Jones.
“La crianza, incluso en las mejores circunstancias, puede ser muy estresante. Y si no tienes el apoyo y la atención que necesitas, y los mecanismos de afrontamiento que necesitas, realmente te predispone a tener resultados mucho menos positivos”.