(CNN) – Irán ejecutó en la horca a un ciudadano británico-iraní acusado de espionaje y corrupción, informó este sábado un medio de comunicación afiliado al estado. Es la última de una serie de ejecuciones llevadas a cabo por un régimen que lidia con protestas sin precedentes en todo el país.
El funcionario iraní, Alireza Akbari, fue ejecutado por delitos que incluyen “corrupción en la Tierra”, según el medio Mizan, afiliado al poder judicial iraní. Akbari fue acusado de trabajar como espía para el MI6, la agencia de inteligencia británica, y de supuestamente pagar más de US$ 2 millones en varias monedas (1.805 millones de euros, 265.000 libras esterlinas y US$ 50.000), informaron el sábado medios estatales iraníes.
Tensiones diplomáticas
En respuesta, el secretario de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, anunció este sábado que el Reino Unido retiró temporalmente a su embajador en Irán para una “consulta” en medio de un aumento de las tensiones diplomáticas.
Cleverly anunció la decisión en una publicación de Twitter, explicando que el Reino Unido está “pidiendo cuentas al régimen… Nuestra respuesta a Irán no se limita a hoy”.
El anuncio se produce poco después de que Irán convocara al embajador del Reino Unido, Simon Shercliff, en un movimiento de ojo por ojo por la condena del Reino Unidoa la ejecución de Akbari por parte del régimen. El embajador Simon Shercliff fue convocado por el régimen iraní el sábado por las “intervenciones no convencionales del Reino Unido en los asuntos internos de Irán”, informó la agencia de noticias estatal iraní IRNA.
Por su parte, el primer ministro británico, Rishi Sunak, dijo que estaba “horrorizado por la ejecución”. Y agregó en Twitter: “Este fue un acto insensible y cobarde, llevado a cabo por un régimen bárbaro que no respeta los derechos humanos de su propio pueblo. Mis pensamientos están con los amigos y la familia de Alireza”.
Acusaciones contra Akbari
Akbari supuestamente proporcionó información a funcionarios extranjeros sobre 178 figuras iraníes, incluido el principal científico nuclear del país, Mohsen Fakhrizadeh, según informaron los medios iraníes. Fakhrizadeh fue asesinado por una ametralladora a control remoto que operaba desde un automóvil en 2020, según Fars News, afiliada al estado. Los altos funcionarios de Irán acusaron entonces a Israel de ser el autor intelectual del complot que llevó adelante el asesinato, sin proporcionar pruebas.
Akbari supuestamente llevó a cabo su trabajo de inteligencia a través de una empresa privada enfocada en actividades de investigación y comercio, trabajando directamente con institutos de investigación en Londres que, según Irán, estaban dirigidos por funcionarios de inteligencia, informó la agencia estatal de noticias de Irán, IRNA. La misma fuente también citó acusaciones de que Akbari se reunió con un oficial de inteligencia del MI6 y ex embajador británico en Irán, Richard Dalton.
La Corte Suprema de Irán confirmó la pena de muerte impuesta a Akbari después de considerar que se basaba en “pruebas fundamentadas”, según IRNA.
Mizan no especificó cuándo se llevó a cabo la ejecución. La sentencia de muerte de Akbari se anunció hace apenas unos días, el 11 de enero, tras su condena por espiar para Reino Unido. Akbari había negado los cargos.
Según las denuncias publicadas en Mizan este miércoles, Akbari había sido arrestado “hace algún tiempo”. La BBC informó que Akbari fue arrestado en 2019.
“Sobre esta base y después de presentar una acusación contra el acusado, el expediente fue remitido a la corte y se celebraron audiencias en presencia del abogado del acusado y en base a los documentos válidos en el expediente de esta persona, fue condenada a muerte por espiar para el Reino Unido”, dijo Mizan.
Akbari se había desempeñado anteriormente como viceministro de Defensa de Irán y fue director del Instituto de Investigación Estratégica, así como miembro de la organización militar que implementó la resolución de las Naciones Unidas que puso fin a la guerra entre Irán e Iraq, según el medio reformista iraní Shargh Daily. Sirvió bajo el presidente iraní Mohammad Khatami, un reformista que estuvo en el cargo entre 1997 y 2005, según la BBC.
Aunque Irán no reconoce la doble nacionalidad, la ejecución de una persona con ciudadanía británica probablemente aviva aún más las tensiones entre Teherán y las democracias occidentales, que han criticado la respuesta del régimen a las manifestaciones antigubernamentales que comenzaron en septiembre del año pasado.
Irán ha estado clasificado durante mucho tiempo entre los principales países ejecutores del mundo, y Akbari es una de las tres personas que recibieron una sentencia de muerte en las primeras semanas de 2023. Dos jóvenes, un campeón de karate y un entrenador infantil voluntario, fueron ahorcados el fin de semana pasado después de ser declarados culpables de matar a un miembro de la fuerza paramilitar Basij del país. Supuestamente, ambos participaron en las protestas que comenzaron después de que una mujer kurdo-iraní de 22 años, Mahsa Amini, muriera bajo la custodia de la policía moral del país.
La muerte de Amini provocó manifestaciones masivas en todo el país contra un régimen a menudo criticado como teocrático y dictatorial.
Los críticos acusaron a Teherán por responder a las protestas con fuerza excesiva (los grupos activistas HRANA e Iran Human Rights dicen que 481 manifestantes murieron) y de utilizar el injusto sistema judicial del país para intimidar a los posibles manifestantes. El jefe de derechos humanos de las Naciones Unidas, Volker Türk, alegó que Teherán estaba “armando” los procedimientos penales para llevar a cabo el “asesinato sancionado por el Estado” de los manifestantes.
Hasta 41 manifestantes más recibieron sentencias de muerte en los últimos meses, según declaraciones tanto de funcionarios iraníes como de medios iraníes revisados por CNN y 1500Tasvir, pero el número podría ser incluso mayor.
Los medios estatales iraníes informaron que decenas de agentes del Gobierno, desde funcionarios de seguridad hasta oficiales de la fuerza paramilitar basij, murieron en medio de los disturbios.
Aunque la ejecución de Akbari, en apariencia, no estaba relacionada con las protestas recientes, Cleverley alegó que el acto tuvo “motivaciones políticas”.
“La ejecución del británico-iraní Alireza Akbari es un acto de barbarie que merece la condena en los términos más enérgicos posibles. A través de este acto motivado políticamente, el régimen iraní ha demostrado una vez más su insensible desprecio por la vida humana”, dijo Cleverly en Twitter. “Esto no quedará sin respuesta”.
El Gobierno del Reino Unido había instado a Irán a no ejecutar a Akbari, y el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que continuaría apoyando a su familia.
Amnistía Internacional calificó la ejecución de Akbari de “particularmente horrible” y de “aborrecible asalto al derecho a la vida”. La organización de derechos humanos afirmó que Akbari había dicho que le administraron sustancias químicas a la fuerza, lo mantuvieron en régimen de aislamiento prolongado y lo obligaron a hacer “confesiones” grabadas repetidamente.
Amnistía instó al Gobierno del Reino Unido a “investigar a fondo” estas denuncias de tortura y malos tratos y “buscar todas las vías para hacer que las autoridades iraníes rindan cuentas”.
Niamh Kennedy, Angus Watson y Joshua Berlinger de CNN contribuyeron a este informe.