Vince McMahon, de la WWE.

(CNN) – La lucha libre profesional es conocida por sus extravagantes y dramáticas historias que han cautivado a generaciones. Es como una novela atlética basada en el drama emocional, con luchadores que a veces calculan en segundo plano durante meses para hacer su movimiento en el momento oportuno, provocando reacciones enloquecidas en estadios repletos de aficionados que han seguido cada movimiento.

Pero la saga real que se desarrolló en las oficinas corporativas de World Wrestling Entertainment (WWE) durante las últimas semanas supera incluso lo que la mayoría de esos luchadores y sus colegas entre bastidores podrían soñar.

Vince McMahon, la fuerza que durante tanto tiempo ha estado detrás de la WWE a nivel corporativo y creativo, regresó a la empresa el 10 de enero, casi seis meses después de anunciar su retiro. McMahon fue acusado de haber utilizado fondos de la empresa para pagar millones a varias mujeres con el fin de encubrir infidelidades y acusaciones de conducta sexual inapropiada.

Pero la semana pasada, en unos pocos días, McMahon organizó su regreso al consejo de administración de la empresa, lo remodeló forzando la salida de algunos miembros, los sustituyó por sus propios aliados y utilizó ese nuevo poder en la sala de juntas para instalarse en su antiguo puesto de presidente ejecutivo. Su propia hija, la heredera de la empresa que parecía preparada para ocupar el puesto desde hacía años, renunció.

Los sorprendentes y rápidos acontecimientos han hecho tambalear al mundo de la lucha libre, con rumores de venta en Twitter y gente de dentro y fuera de la empresa preguntándose qué significa todo esto para el futuro de la WWE y de la propia lucha libre profesional.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

En julio, Vince McMahon -una fuerza siempre presente en la WWE y la lucha libre profesional, el hombre que rehizo el negocio al servicio de una visión que puso en jaque generaciones de tradición, creando su propia hegemonía- se retiró. O renunció, según a quién se le pregunte.

Fue un momento que muchos aficionados y observadores de la lucha libre nunca pensaron que llegaría. El que fuera durante mucho tiempo presidente y CEO de la WWE era un administrador tan intenso que apenas dormía, rara vez se tomaba vacaciones y casi nunca dejaba de dar su propio giro a cada uno de los aspectos de la producción de la empresa. Muchos seguidores de la empresa dieron por sentado que moriría en el cargo en lugar de retirarse.

Pero una serie de revelaciones aparecidas por primera vez en The Wall Street Journal sobre pagos de dinero a varias mujeres para encubrir infidelidades y acusaciones de conducta sexual inapropiada parecieron poner fin a la legendaria carrera de McMahon al frente de la empresa más importante de la lucha libre. Otras informaciones aparecidas en diciembre, en las que otras mujeres acusaban a McMahon de agresión sexual, parecieron consolidar su marcha definitiva de la WWE.

La WWE siempre ha sido un negocio familiar -Vince McMahon, padre, cedió las riendas a su hijo en la década de 1980- y parecía que iba a continuar así. La hija de Vince McMahon, Stephanie, que solo unas semanas antes se había tomado una baja en la empresa, asumió el papel de co-CEO con Nick Khan, un veterano ejecutivo de la industria del entretenimiento y los medios de comunicación.

Y Paul Levesque -marido de Stephanie McMahon y miembro del Salón de la Fama de la lucha libre profesional, más conocido por su nombre en el ring, Hunter Hearst Helmsley, o Triple H- asumió el cargo de jefe creativo, lo que le puso a cargo de los argumentos y la acción en el ring de la WWE, que su suegro había gestionado durante mucho tiempo.

¿Por qué fue tan importante la salida de Vince McMahon?

Ese momento del verano pasado marcó un cambio radical en el sector de la lucha libre profesional.

Vince McMahon era más un rey que un ejecutivo en el mundo de la WWE, con sus huellas dactilares en todo. A través de sus despiadadas prácticas empresariales, había moldeado el sector a su imagen y semejanza, sacando del negocio a la mayoría de sus competidores y convirtiendo su empresa en el destino de la lucha libre profesional. Durante la mayor parte de dos décadas, tuvo el monopolio del negocio.

Pero en los últimos años su producción creativa se vino abajo. Las estrellas que abandonaron la WWE describieron un frustrante proceso creativo dominado por McMahon que ahogaba sus visiones y conducía a un producto homogeneizado que parecía estar muy lejos del apogeo de la empresa a finales de los 90 y principios de los 2000.

Con la gran mayoría de los ingresos de la empresa procedentes de los derechos de televisión, en lugar de que los aficionados gastaran dinero en entradas o en eventos de pago por visión, la necesidad de dar a la gente lo que quería fue sustituida por la producción de contenidos. A veces parecía como si las decisiones creativas de Vince McMahon estuvieran pensadas para antagonizar y molestar a su público, pareciendo embestir su visión del “entretenimiento deportivo” les gustara o no.

Un punto de inflexión para muchos fue el evento Royal Rumble de 2015. Los aficionados pedían a gritos que su favorito Daniel Bryan, uno de los luchadores más talentosos del planeta, ganara el evento homónimo. Para muchos fans, la carrera de Bryan simbolizaba la esperanza de que la empresa promoviera a sus luchadores favoritos en lugar de a los elegidos por McMahon.

Pero Bryan fue eliminado sin contemplaciones en la primera mitad del combate. El público de Filadelfia abucheó durante toda la segunda mitad, coreando el nombre de Bryan y negándose a celebrar cuando Roman Reigns -ampliamente visto como la elección de McMahon para ser el futuro de la compañía a pesar de la apatía de los fans- ganó.

Las cifras de audiencia reflejaron esa pérdida de esperanza. Aunque las audiencias televisivas en general han caído en los últimos años, con algunas excepciones, la caída de la WWE superó el descenso general de la audiencia total y en el grupo demográfico clave de 18-49, según Wrestlenomics, un sitio web que realiza un seguimiento de la parte comercial de este sector.

Considerado en su día un genio de la lucha libre, Vince McMahon ha pasado a ser considerado por los críticos un lastre creativo. El nombramiento de Levesque y del dúo Stephanie McMahon-Khan parecía indicar que se abría una nueva era en la WWE y que su sistema creativo recibiría por fin la tan necesaria inyección de nuevas ideas, nuevos rostros y nueva energía.

¿Por qué volvió Vince McMahon?

En diciembre The Wall Street Journal informó que McMahon preparaba su regreso y ocurrieron los primeros rumores de que la nueva era podría estar en terreno inestable.

Según el reporte del Journal, McMahon estaba diciendo a la gente de su entorno que había recibido malos consejos para hacerse a un lado después de que el periódico informara que utilizó fondos de la compañía para pagar más de US$ 12 millones en acuerdos de dinero por silencio a mujeres para encubrir “acusaciones de mala conducta sexual e infidelidad”.

El WSJ también informó que McMahon creía que la controversia se habría disipado si hubiera permanecido como jefe creativo y presidente del consejo de administración de la empresa.

Entonces, a principios de enero, McMahon hizo su movimiento.

Según se desprende de una declaración ante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC por sus siglas en inglés), McMahon dijo que tenía que volver a la empresa porque las negociaciones sobre los derechos de los medios de comunicación y una “revisión de alternativas estratégicas” requerían su “participación directa, liderazgo y apoyo”. Dijo a la SEC que se estaba poniendo de nuevo en el consejo de administración de la empresa, junto con dos aliados de larga tradición, ambos de los cuales McMahon había despedido de la empresa en 2020.

¿Cómo pudo hacer esto, a pesar de retirarse en deshonra y estar ostensiblemente alejado de la compañía durante meses? McMahon nunca vendió sus acciones en la compañía y siguió siendo el accionista mayoritario de WWE.

“La única forma de que WWE aproveche plenamente esta oportunidad es que yo regrese como presidente ejecutivo y apoye al equipo directivo en las negociaciones de nuestros derechos mediáticos y que combine eso con una revisión de alternativas estratégicas”, dijo McMahon en un comunicado de prensa. “Mi regreso permitirá a WWE, así como a cualquier contraparte de la transacción, participar en estos procesos sabiendo que contarán con el apoyo del accionista mayoritario”.

En el transcurso de solo unos días, había pasado de ser un antiguo ejecutivo de lucha libre marginado a dirigir de nuevo la empresa que había llevado de ser un jugador regional a una potencia mundial. Era el tipo de giro que cabía esperar del “Sr. McMahon”, el retorcido personaje de Vince McMahon en la pantalla, que fue el mayor canalla de la lucha libre durante años, a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000.

Apenas unos días después de reinstalarse en el consejo de administración de la empresa, la junta directiva de WWE le devolvió por unanimidad a su antiguo puesto de presidente ejecutivo.

No solo eso, su hija, Stephanie McMahon -que durante años había parecido preparada para hacerse cargo de la empresa y había desempeñado papeles destacados dentro y fuera de la pantalla-, dimitió como presidenta y co-CEO de la WWE, abandonándola por completo.

Nick Khan quedó como único CEO de la empresa. Pero las maquinaciones corporativas de la última semana demostraron que, una vez más, McMahon era el verdadero poder en la WWE.

¿Qué sigue?

Hay informes de que McMahon está explorando la venta de la empresa, pero no está claro si son ciertos.

Hasta ahora, todas las declaraciones de McMahon sobre sus intenciones se refieren a negociaciones comerciales. Pero la marcha de Stephanie McMahon ha arrojado una nube sobre el futuro de su marido en la empresa.

Mientras su suegro forzaba su regreso a la empresa, Levesque se preparaba para su primer gran periodo a cargo de la narración de la WWE de cara a su época más importante del año. La temporada de WrestleMania comienza con el Royal Rumble del 28 de enero y continúa hasta el primer fin de semana de abril, cuando la WWE organiza un evento de WrestleMania de dos noches -su mayor espectáculo del año- en el SoFi Stadium de Los Ángeles. Esta era probablemente la primera gran prueba para la visión creativa de Levesque para la WWE y había sido muy esperada por los aficionados a la lucha libre.

La reaparición de McMahon lleva ahora a preguntarse cuánta influencia intentará ejercer el presidente sobre la dirección creativa de la empresa, y cómo podría chocar con la propia visión de Levesque.

Al tomar el control creativo, el miembro del Salón de la Fama de la WWE volvió a contratar a decenas de luchadores que McMahon había dejado en libertad en los últimos años, incluidas estrellas como Bray Wyatt y Braun Strowman, y dio prioridad a otros luchadores que no encajan en la visión típica de McMahon de un luchador profesional: alguien más alto de 1,90 metros, musculoso, guapo y con una habilidad de lucha real considerada opcional.

El futuro de los favoritos de Levesque parece ahora menos seguro que hace unas semanas.

Hay dudas sobre cómo recibirán los aficionados la noticia del regreso de McMahon. Un hombre que una vez fue considerado una leyenda del negocio ha sido acusado de agredir sexualmente a varias mujeres y de utilizar los resortes del poder corporativo para eludir su responsabilidad. Los aficionados ya se han alejado en masa de la empresa en los últimos años y algunos pueden decidir no gastar su dinero, tiempo y atención en un producto dirigido por McMahon.

Y luego está la cuestión de cómo afecta el regreso de McMahon al sector de la lucha libre profesional en su conjunto.

All Elite Wrestling (AEW), una promoción emergente iniciada en 2019 por Tony Khan -el hijo del multimillonario de autopartes Shahid Khan y sin relación con el CEO de WWE- y varias de las estrellas más grandes de la lucha libre independiente, se ha convertido en la segunda compañía de lucha libre más grande del mundo simplemente por ser lo que WWE no es.

Su enfoque en la narrativa a largo plazo, los grandes combates, las estrellas carismáticas y una producción menos aséptica han permitido a AEW romper el monopolio de la WWE en la industria de la lucha libre y convertirse en un actor de peso en el negocio.

Como tal, se había convertido en un hogar para algunos de los luchadores de más alto perfil de la industria que se habían quemado con la cultura corporativa de la WWE y se doblegaban a los caprichos de McMahon. Su marcha en julio y el ascenso de Levesque al trono creativo de la WWE llevó a muchos observadores a preguntarse si las estrellas de AEW buscarían abandonar el barco y dirigirse a la WWE.

Los incondicionales de la WWE tenían la esperanza de que el nuevo régimen de Levesque tuviera el éxito suficiente para acabar con el ascenso de AEW. El regreso de McMahon puede sembrar la duda entre los luchadores de AEW que pensaban pasarse a WWE en el futuro.