(CNN Español) – El Hospital Clínic de Barcelona, centro de referencia para atender los casos de violencia sexual en la región de Cataluña, atendió a 700 víctimas en 2022, según Teresa Echeverría, integrante de la comisión de violencia intrafamiliar y de género del lugar. Una cifra que supera en un 40% a la media de atenciones realizadas en los últimos años.
Ese hospital fue justamente al que acudió la mujer que denunció a Dani Alves por agresión sexual, una acusación que el futbolista ha rechazado. La denunciante fue atendida por un equipo multidisciplinario que preparó el informe médico que posteriormente recibió la jueza que instruye esta causa.
Dada su experiencia, Echeverría recomienda a quienes acaban de ser víctimas de algún tipo de violencia sexual “que busque gente con la que estar acompañada, se proteja; esto es lo primero. Y lo segundo, que vaya a un centro sanitario”. “Si te has cambiado de ropa, guárdala, no la laves. Todo lo que pueda estar relacionado con esa noche consérvalo, tanto si un objeto físico como los recuerdos inmediatos que tengas”, añade como clave para agilizar una posible investigación policial.
La veteranía de Echeverría en este campo se demuestra extensa. Pero también es firme su compromiso con esta labor ya que, pese a haber colgado la bata de enfermera un año atrás —cuando se jubiló—, sigue ayudando y asesorando a las víctimas que acuden al hospital.
Al preguntarle sobre cómo es el protocolo que activan para atender a las víctimas, responde que este involucra a diferentes especialidades médicas, de forma que se garantice una atención integral. “Dura tres horas y media, es un proceso largo”, reconoce. Todo porque requiere de diversos recursos y un espacio específico dentro del servicio de urgencias separado del resto de áreas. Espacio que han bautizado con el nombre “código 3”.
Se trata de un box donde la víctima es recibida en la más estricta intimidad, donde los profesionales de urgencias la pueden tratar hasta reducir la ansiedad resultante de la experiencia traumática que acaba de sufrir. Posteriormente, entra en acción un especialista: ginecólogo o cirujano; seguido de un infectólogo que valora los riesgos de contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual y, por último, un psiquiatra que evalúa su estado emocional y la deriva al dispensario de seguimiento de secuelas psíquicas.
Tras haber recibido atención médica y una vez finalizado el examen médico-forense, el centro contacta a la policía autonómica y la judicatura, dado que en España es obligatorio comunicar los hechos al juzgado de guardia más allá de que la víctima quiera o no denunciar. De esta forma, la justicia puede comenzar las diligencias de investigación en caso de que la víctima quiera ejercer acción penal más adelante.
Sin embargo, no todas las víctimas denuncian. Echeverría nos cuenta que en el Hospital Clínic cerca del 60% de las personas que atienden manifiesta durante la visita que presentará una denuncia; un 30% no lo sabe en ese momento y un 10% declara su intención de no hacerlo.
Un protocolo pionero
Según cuenta Echeverría, el Hospital Clínic es centro de referencia de la región para atender a las víctimas de violencia sexual mayores de 16 años en Barcelona “desde el año 1994”. En aquel entonces, afirma, fue uno de los primeros centro sanitarios de toda Cataluña en tener su propio protocolo para actuar ante este tipo de situaciones.
En España existe desde 2007 un protocolo común para que los centros de salud públicos de las diferentes Comunidades Autónomas tengan unas pautas de actuación básicas en caso de recibir víctimas de agresiones sexuales. No obstante, algunas regiones seguían sus propias estrategias desde algunos años atrás.
¿Existen protocolos de actuación sanitaria en Latinoamérica?
La mayoría de los países de Latinoamérica cuentan con protocolos de actuación para conocimiento de los trabajadores de sus sistemas de salud y que aparecen publicados, principalmente, en los sitios web de sus respectivos ministerios de salud.
Protocolos que, en su mayoría, emiten directrices para que los profesionales sepan empatizar con los casos que reciban, recolecten evidencias médicas de la agresión y ofrezcan métodos de prevención ante el posible contagio de enfermedades de transmisión sexual.
El Comité de Expertas de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará, afirma que a pesar de estas estrategias los países de la región deben aumentar sus esfuerzos para abordar de forma “integral la violencia contra las mujeres” y así “garantizar no solo su efectiva protección, sino también las reparaciones integrales y los mecanismos de no repetición con perspectiva de diversidad”.