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(CNN) – Pasar más de un año dando la vuelta al mundo con tu familia en un minúsculo avión monomotor es algo que la mayoría de la gente solo puede imaginar.

Pero es una realidad para los Porter, de Canadá, que actualmente se encuentran a mitad de camino de un viaje de 14 meses alrededor del mundo.

Ian Porter, piloto privado desde hace unas cuatro décadas, su esposa Michelle, sus hijas Samantha, de 21 años, y Sydney, de 18, que también son pilotos titulados, y su hijo Christopher, de 15, partieron de Vancouver el 15 de junio de 2022 y “han estado viajando básicamente todos los días desde entonces”.

La familia, que está adoptando un enfoque “bajo y lento” del viaje, ya ha visitado unos 20 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina, Panamá, Costa Rica y Honduras, y ha volado más de 25.000 millas náuticas.

Vuelta al mundo

El piloto jefe Ian Porter con su esposa Michelle, sus hijas Samantha y Sydney, que actúan como copilotos, y su hijo Christopher. Crédito: Samantha Porter

Según Ian, dar la vuelta al mundo en un avión monomotor es un sueño “que probablemente está en algún lugar de la mente de todos los pilotos”, pero empezó a considerar la posibilidad más seriamente hace unos años, después de realizar algunos viajes de larga distancia para recaudar fondos.

Hace un par de años, el promotor inmobiliario, que siempre había deseado pasar más tiempo viajando con su familia, vio una “ventana de oportunidad” cuando Samantha planeaba tomarse un año sabático en la universidad y Sydney iba a graduarse del bachillerato.

Por su parte, Christopher acababa de pasar por un “simulacro” de escolarización a distancia durante la pandemia, así que sabía que era una opción viable, mientras que su esposa Michelle llevaba varios años dedicándose a las tareas del hogar a tiempo completo.

Convencido de que era más o menos ahora o nunca, Ian se apresuró a convencer al resto de la familia de que dieran el paso.

Una vez que todos estuvieron de acuerdo con la idea, le quedó la difícil tarea de encontrar un avión monomotor adecuado para la expedición.

Ian explica que quería volar según las reglas de vuelo visual, un conjunto de normas según las cuales un piloto opera una aeronave en condiciones meteorológicas lo suficientemente despejadas como para ver adónde se dirige y no necesita presentar y solicitar la aprobación de planes de vuelo.

Esto influyó en la elección del avión, ya que la mayoría de los aviones utilizados para dar la vuelta al mundo son más grandes y requieren rutas planificadas de antemano y aprobadas por los controladores aéreos.

“Encontrar un avión con capacidad para cinco personas, equipo de supervivencia y una cantidad razonable de equipaje no fue lo más fácil”, admite.

Finalmente dio con un Gippsaero GA8 AirVan, un moderno avión fabricado en Australia, a la venta a poca distancia de su casa de Vancouver.

“Creo que fue una señal”, dice. “Aquí está el avión… o te pones a ello o te callas”.

El avión perfecto

Los Porter ya han volado más de 25.000 millas náuticas y visitado una veintena de países. Crédito: Samantha Porter

Posteriormente, los Porter compraron el avión, al que han apodado Moose, por US$ 500.000 y “el resto es historia”.

Ian describe su avión utilitario monomotor, que puede transportar hasta ocho personas y es capaz de navegar a 220 kilómetros por hora (125 nudos) durante un máximo de cinco horas, como un “utilitario deportivo para el cielo”.

“Puedes cargarlo de cosas”, dice. “Lo único que no hace es ir muy rápido. Así que encaja bien con todo nuestro modus operandi de ‘bajo y lento’. Es el avión perfecto para esta misión”.

Mientras Ian ejerce de piloto jefe, Samantha y Sydney son sus copilotos, su esposa Michelle se encarga de los documentos sanitarios y los visados, así como de “las necesidades cotidianas”, y Christopher se ocupa de su equipo de cámaras, cuando no está estudiando a distancia.

“Mis amigos piensan que estamos un poco locos por lo que hacemos, pero sin duda merece la pena”, dice Samantha, que obtuvo el título de piloto en 2021, al mismo tiempo que su hermana y copiloto Sydney.

“Obviamente hay las pequeñas rencillas familiares. Pero siento que eso ocurre incluso cuando estás en casa y realmente no pasa nada tan intenso”.

Dicen que actualmente están volando una media de una hora al día y afirman que ya han aterrizado en más de 160 aeropuertos diferentes.

“No hemos planificado nada en exceso, porque hay muchas variables”, añade Ian, explicando que están “siempre a merced de la meteorología”.

“Es muy difícil planificar con demasiada antelación. No tenemos una agenda fija ni lugares fijos a los que dirigirnos. Solo seguimos una ruta muy general”.

Durante el viaje, los Porter pretenden recaudar un millón de dólares para SOS Children’s Villages, una organización benéfica internacional dedicada a ayudar a niños de más de 130 países sin atención parental y a familias en situación de riesgo.

“Además de ser una gran aventura familiar, queríamos que sirviera para algo”, explica Ian.

Cinco en el cielo

El hecho de que hayan podido dedicar 14 meses enteros a completar el viaje ha sido de gran ayuda, ya que les ha dado tiempo para disfrutar de las vistas a lo largo del camino sin sentir la necesidad de apresurarse.

La familia ha pernoctado en varios campings, albergues y hoteles, y a veces ha sido alojada por algunos de los que han seguido su viaje. Incluso pasaron las Navidades en las Islas Galápagos.

“No estamos compitiendo”, dice Ian. “No tenemos que salir de un sitio y llegar a otro en un día determinado. Porque ahí es cuando tomas malas decisiones”.

Aunque la experiencia de vuelo de Samantha y Sydney era relativamente limitada antes del inicio del viaje, ahora dicen que han ido adquiriendo un montón de nuevas habilidades a lo largo del viaje.

“El vuelo real en el aire es solo una parte”, añade Ian, que dice que sus hijas lo han hecho “fenomenal”.

“Hay mucho trabajo detrás, como comprobar el tiempo, la navegación y la radio, sobre todo cuando volamos a países en los que no hablamos el idioma nativo”.

Michelle admite que puede ser frustrante ser uno de los únicos no pilotos a bordo de “Moose”, Christopher también quiere obtener su licencia de piloto en el futuro, pero disfruta viendo cómo sus hijos van ganando cada vez más confianza en sus capacidades.

“Formar parte y apoyar la creciente confianza de nuestros hijos como pilotos y entusiastas de la aventura ha sido increíble”, explica a CNN Travel por correo electrónico.

Al volar al Cabo de Hornos, conocido como el “extremo sur” de Sudamérica, el año pasado, Samantha dice que empezó a apreciar realmente lo increíble que ha sido, y seguirá siendo, el viaje para cada uno de ellos.

“Pasar de la punta más septentrional de Norteamérica a la parte más meridional, lo que llaman el ‘fin del mundo’”, cuenta.

“Pensaba: ‘Vaya, no solo es genial, sino que es impresionante. Hemos conseguido algo increíble como familia. Y es solo el principio’”.

Para Ian, sobrevolar los incendios de la selva amazónica fue un momento especialmente conmovedor, aunque por razones muy distintas.

“Hemos visto el Amazonas en llamas de primera mano”, dice con tristeza. “Fue absolutamente asombroso. Fueron cerca de cuatro horas y media de vuelo sólido a través del humo, viendo cómo ardían los incendios en todas direcciones”.

“Son cosas que lees en los periódicos y en las que piensas intelectualmente. Pero verlo realmente es una experiencia diferente”.

Momentos difíciles

Los Porter admiten que el viaje ha tenido sus momentos difíciles, y que la combinación de estar casi constantemente en movimiento y tener que lidiar con tantos factores diferentes, incluida la logística aeroportuaria sobre el terreno, así como intentar mantenerse sanos, ha pasado factura en ocasiones.

“En cierto modo, ha sido una verdadera prueba para sentirme cómoda con la incomodidad”, dice Samantha. “En los últimos siete meses he vivido más cosas de las que había vivido en mi vida o de las que habría esperado vivir”.

“Diferentes climas, diferentes culturas y diferentes lugares. Ha sido un gran reto”.

Uno de los mayores retos a los que se han enfrentado ha sido el proceso burocrático que conlleva volar en un avión pequeño a tantos países diferentes, como los permisos para volar y los visados.

“Cuando llegas a un aeropuerto, básicamente estás a su merced”, dice Ian, y añade que a veces puede llevar hasta tres o cuatro horas realizar todos los trámites en tierra tras aterrizar en un destino concreto.

Sin embargo, está muy impresionado por la forma en que la “tripulación” ha hecho frente a todo, y señala que los espectadores han comentado lo bien que trabajan todos juntos, tanto a bordo como en tierra.

“Mucha gente piensa que dar la vuelta al mundo en un avión monomotor privado es un viaje de lujo, con alojamiento de cinco estrellas y maletas”, añade.

“Eso se puede hacer. Pero lo hacemos todo nosotros. Todos colaboramos. Nos ponemos manos a la obra”.

Michelle señala que la comunidad aeronáutica los ha apoyado y ayudado enormemente durante todo el viaje.

“Hemos conocido a gente increíble”, añade.

Los Porter, fotografiados en el Salar de Uyuni (Bolivia), partieron de Vancouver el 15 de junio de 2022 y "básicamente han estado viajando todos los días desde entonces". Crédito: Samantha Porter

Actualmente en Belice, los Porter dicen que probablemente se dirijan a Guatemala, antes de volar a México. A continuación, planean volar al este de Canadá, antes de cruzar el Atlántico Norte a través de Groenlandia, Islandia y Europa.

Desde aquí, probablemente volarán a través de Egipto, Medio Oriente, India y Japón, aunque dicen que la ruta exacta “siempre evolucionará”.

Tripulación especial

Algunos tramos más adelante siguen siendo inciertos debido a que el espacio aéreo ruso está cerrado a varios países, entre ellos Estados Unidos y Canadá, desde principios de 2022 como consecuencia del actual conflicto entre Rusia y Ucrania.

Los Porter, que dicen que su modus operandi es "bajo y lento", han volado más de 25.000 millas náuticas durante los últimos siete meses. Crédito: Samantha Porter

“La ruta lógica para nosotros es ir al este de Rusia y luego cruzar a Alaska”, explica Ian.

“Pero ahora mismo, el espacio aéreo ruso está cerrado para nosotros. Así que es una incógnita, para la que ahora mismo no tenemos solución”.

Calculan que regresarán a Canadá hacia finales de agosto.

Por el momento, la familia, que ha estado documentando su viaje a través de su sitio web 5 in the Sky, se toma las cosas día a día e intenta saborear cada momento de su increíble viaje.

Aunque Ian admite que ha sido más duro de lo que esperaba al principio, está encantado con la forma en que se han unido y agradecido de compartir la experiencia con su mujer y sus hijos.

“Esas esperas burocráticas de tres a cuatro horas pueden hacerse insoportables al cabo de un tiempo si lo haces solo”, dice.

“Pero al menos, si estás con tu familia, puedes jugar a las cartas o a lo que sea”.

Samantha también es muy consciente de lo afortunados que son por tener la oportunidad de ver el mundo juntos de una forma tan única, y dice que tanto ella como sus hermanos han aprendido mucho de la experiencia.

“Obviamente nos enfrentamos a nuestros retos”, dice Samantha. “Pero, sinceramente, recordaré estas experiencias y echaré de menos haber pasado todos estos días con mi familia”.

“Poder explorar lugares que nunca hubiera esperado explorar y tener un avión para ir a lugares tan remotos”.