Nota del editor: El siguiente artículo contiene spoilers sobre el tercer episodio de “The Last of Us”, que se estrenó el 29 de enero en HBO.
(CNN) – Si el alboroto que rodea a “The Last of Us” se ha sentido excesivo durante los primeros dos episodios, el tercer capítulo de la serie de HBO está a la altura del peso de toda la exageración, reclamando anticipadamente lo que casi inevitablemente será discutido como una de las mejores horas de televisión en 2023.
Desarrollando una historia independiente en el lienzo más grande de este mundo distópico y devastado por zombis, el programa descubre una historia de amor y ternura en medio del caos y la violencia, mientras hace un uso extraordinariamente bueno de la inquietante balada de Linda Ronstadt “Long, Long Time” solo para puntualizar las cosas.
Casi como un episodio de una serie de antología –imagina algo como “Tales of the Last of Us”–, la pieza central gira en torno a Bill (Nick Offerman), un tipo hosco que se prepara para el fin del mundo, que a regañadientes acoge al cansado viajero Frank (Murray Bartlett de “The White Lotus”, quien de alguna manera parece estar en todas partes a la vez en estos días).
Después de compartir una comida, Frank toca el piano de Bill, lo besa y termina quedándose, bueno, por el resto de sus vidas. Eso culmina con Frank enfermando, eligiendo quitarse la vida después de una última cena suntuosa, y Bill decidiendo unirse a él para despedirse de este mundo cruel.
“Estoy satisfecho. Y tú eras mi propósito”, le dice Bill a Frank, quien responde diciendo: “No apoyo esto. … Pero desde un punto de vista objetivo, es increíblemente romántico”.
Así ocurrió, y las tensiones de la voz de Ronstadt deberían despertar un interés renovado en su éxito de 1970 más rápido de lo que puedes decir “Running Up That Hill”, el éxito de Kate Bush de 1985 que recibió un resurgimiento inesperado gracias a “Stranger Things”. (HBO, al igual que CNN, es una unidad de Warner Bros. Discovery).
El verdadero golpe emocional llegó al final, cuando Joel (Pedro Pascal), que había conocido a la pareja, y su compañera de viaje Ellie (Bella Ramsey) encuentran la nota de suicidio de Bill, en la que habla de “salvar” a Frank y cómo su amor por él cambió su perspectiva morbosa y cínica.
“Solía odiar el mundo y me alegraba cuando todos morían”, escribe. “Pero estaba equivocado”.
La toma final, a través de la ventana donde yacían juntos, fue el cierre perfecto para una hora casi perfecta de televisión.
Gracias a su asociación con el premiado juego, “The Last of Us” estaba cargado con el tipo de expectativas que casi inevitablemente conducen a la decepción o, una vez que la maquinaria de los medios se pone en marcha, a duras críticas. Sin embargo, el programa ha superado ese desafío, y aunque el tercer episodio es probablemente el mejor de los nueve, antes del final de la temporada tendrá una compañía que al menos se acercará un poco.
Joel y Ellie se enfrentan a nuevos peligros, y la historia continuará con el anuncio obvio de que HBO la ha renovado para una segunda temporada. Ya sea por sí solo o en ese contexto más amplio, vale la pena saborear un episodio como este que define la serie por ahora, y tal vez, por mucho, mucho tiempo.