(Reuters) – Un portaaviones fuera de servicio de la década de 1960 que ha estado flotando en altamar durante tres meses desde que Turquía le negó la entrada para ser desguazado allí será hundido en el océano Atlántico en aguas bajo jurisdicción brasileña, dijo este miércoles la Armada de Brasil.
El portaaviones Sao Paulo, de 32.000 toneladas, había sido remolcado por un barco remolcador a Europa, pero no pasó el estrecho de Gibraltar y fue devuelto al otro lado del Atlántico después de que Turquía decidió que era un peligro ambiental.
La Armada brasileña dijo en un comunicado que el barco está haciendo agua y corre el riesgo de hundirse, por lo que no se le ha permitido atracar en puertos brasileños.
A pesar de una solicitud de la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, de no hundir el portaaviones, la Armada dijo que no tenía más remedio que hundir el barco a unos 5.000 metros (16.400 pies) de profundidad a 350 kilómetros (217 millas) de la costa dentro de la zona económica exclusiva de Brasil.
El sitio está lejos de las áreas de protección ambiental y libre de cables de comunicación submarinos, dijo el comunicado de la Armada.
“Dado el deterioro de su condición de flotación y la inevitabilidad del hundimiento incontrolado, no hay otra opción que deshacerse del casco y hundirlo de manera planificada”, dijo.
La Armada había planeado hundir el portaaviones en el mar este miércoles, pero los fiscales trataron de detener el hundimiento en aguas brasileñas citando la amenaza ambiental que representa, incluidas las toneladas de asbesto utilizadas para los paneles del interior del barco.
El miércoles por la tarde, un juez federal rechazó su solicitud de medida cautelar argumentando que la Armada había sopesado el impacto ambiental contra otros factores.
El portaaviones de la clase Clemenceau sirvió a la Armada francesa desde 1963 hasta 2000 con el nombre Foch, y era capaz de transportar 40 aviones a bordo.