(CNN) – Después de un verano que registró niveles de calor sin precedentes, amplias zonas de Estados Unidos ahora se enfrentan a temperaturas mínimas mientras una salvaje ola de frío ártico desata ráfagas de nieve, hielo y vientos helados que pueden resultar mortales.
A medida que un calor récord da paso al frío, puede proporcionar combustible para los negacionistas del cambio climático que señalan las temperaturas gélidas como evidencia de que el calentamiento global es un tema sobre el que se exagera.
Pero los científicos son claros: seguiremos sufriendo fríos extremos incluso si los inviernos son cálidos en general.
Los récords mundiales de calor superan los de frío: 2023 fue el año más caluroso registrado por un amplio margen. Además, incluso mientras Estados Unidos lucha por hacerles frente a intensas ráfagas de nieve, a largo plazo, la crisis climática causada por el hombre ha llevado a una tendencia alarmante de desaparición de nieve en el hemisferio norte.
Algunos científicos dicen que el cambio climático puede incluso estar desempeñando un papel en estas olas de frío, pues el calentamiento en el Ártico aumenta la probabilidad de que el aire polar y helado pueda desplazarse hacia el sur.
¿Cómo se explica este frío?
El tiempo está íntimamente ligado a la corriente en chorro, un río ondulado de aire que se desplaza rápidamente en lo alto de la atmósfera, más o menos al nivel al que vuelan los aviones.
Cuando la corriente en chorro gira hacia el sur, puede empujar el aire frío del Ártico hacia América del Norte, Europa y Asia. Cuando retrocede hacia el norte, el aire cálido también se desplazará más al norte. Una gran oscilación de alta presión sobre Europa en enero pasado provocó temperaturas invernales cálidas récord.
También hay que tener en cuenta otro factor: el vórtice polar ártico.
Se trata de un cinturón de fuertes vientos que rodea el aire helado del Ártico, que se encuentra a gran altura en la estratosfera, por encima del nivel de la corriente en chorro, alrededor del Polo Norte.
El vórtice polar ártico es como un trompo. En su estado normal, gira muy deprisa, manteniendo el aire frío cerca del centro, como un patinador sobre hielo que gira rápidamente sobre el terreno, con los brazos bien cruzados sobre el pecho.
Pero de vez en cuando se interrumpe. El vórtice polar ártico se tambalea, se estira y se distorsiona, llevando aire frío e influyendo en la trayectoria de la corriente en chorro.
La devastadora ola de frío que azotó Texas en 2021, dejando sin electricidad a gran parte del estado y provocando más de 250 muertes, fue causada por uno de estos eventos, al igual que el frío histórico que azotó Estados Unidos a finales de diciembre.
¿Cómo encaja el cambio climático?
Aquí es donde entra en juego el vínculo con el cambio climático. Algunos científicos creen que las perturbaciones de los vórtices polares y los cambios en la corriente en chorro son impulsados por el calentamiento en el Ártico, que se calienta aproximadamente cuatro veces más rápido que el resto del planeta.
Esta idea cobró fuerza tras la publicación de un estudio de 2012, del que es coautora Jennifer Francis, científica del Centro de Investigación Climática Woodwell de Massachusetts. En él se sugería que el calentamiento del Ártico estaba reduciendo la diferencia entre las temperaturas frías del norte y las cálidas del sur, lo que daba lugar a una corriente en chorro más débil y ondulante, que empuja el aire muy frío hacia el sur.
El artículo de Francis abrió el debate y, desde entonces, muchos otros científicos han analizado la teoría.
En 2021, Judah Cohen, climatólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts, publicó una investigación que encontró que el rápido calentamiento en partes del Ártico, combinado con fuertes nevadas en Siberia, estaba haciendo que la corriente en chorro fuera más ondulada y desviara el vórtice polar de su curso.
“No estamos discutiendo que los inviernos sean cada vez más fríos en general”, dijo Cohen a CNN el año pasado. Pero la idea de que el cambio climático significará menos oscilaciones entre temperaturas extremas es “una simplificación excesiva”, dijo.
¿Cuán consolidada está la ciencia?
En absoluto. Se trata de un campo de investigación muy complejo y otros científicos son mucho más prudentes.
James Screen, catedrático de Climatología de la Universidad de Exeter, explicó a CNN que se han producido varios inviernos fríos en Estados Unidos y Asia que han coincidido con inviernos cálidos en el Ártico. “El reto al que nos enfrentamos es determinar la causa del efecto”.
Screen es coautor de una investigación que utilizó modelos climáticos para predecir qué ocurrirá cuando el hielo marino del Ártico se reduzca aún más. Según el estudio, la pérdida de hielo marino sólo tiene un efecto muy pequeño en la corriente en chorro y no hay indicios reales de que afecte al vórtice polar.
Aunque la investigación apuntaba a inviernos más cálidos en el Ártico y estallidos de frío más al sur, Screen dijo que esto puede “explicarse por la variabilidad meteorológica normal”.
En otras palabras, aunque los inviernos se calienten, seguirán produciéndose fríos extremos, porque así es como funcionan los inviernos.
Una de las principales críticas a los estudios que relacionan los cambios en el Ártico con el tiempo invernal extremo es que se basan en datos históricos.
“Si nos fijamos más en los datos de los modelos climáticos, no vemos este tipo de vínculos o son muy débiles”, declaró a CNN Dim Coumou, profesor de Clima de la Universidad Libre de Amsterdam.
En lo que sí coinciden los científicos es en la necesidad de seguir estudiando estas olas de frío extremo.
“Todavía no hemos investigado lo suficiente”, explica a CNN Daniela Domeisen, catedrática de Clima de la ETH de Zurich, Suiza. “Con el tiempo encontraremos una solución a esto y comprenderemos realmente el mecanismo, pero creo que aún no hemos llegado a ese punto”.
– Nouran Salahieh y Allison Chinchar de CNN contribuyeron con este informe.