(CNN) – La última vez que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló desde el patio del Castillo Real en Polonia, el contenido de su discurso de 27 minutos quedó mayormente oscurecido por lo que improvisó al final sobre el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
“Por el amor de Dios”, proclamó, “este hombre no puede permanecer en el poder”.
Casi un año después, Biden regresa al Castillo Real esta semana para conmemorar el aniversario de una guerra que lo ha enfrentado cada vez más directamente con el líder ruso, una dinámica de Guerra Fría subrayada por la visita altamente secreta de Biden a Kyiv un día antes.
Junto al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, Biden usó su presencia en la capital ucraniana para burlarse de Putin por fracasar en sus ambiciones de invadir y controlar el país.
“La guerra de conquista de Putin está fracasando”, dijo Biden, y agregó más tarde: “Pensó que podría sobrevivirnos. No creo que esté pensando eso en este momento”.
Si hubo un momento en que Biden y sus asesores esperaban evitar personalizar el conflicto de Ucrania, esto terminó mucho antes del aniversario de la invasión que se cumple esta semana. Biden declaró a Putin un “criminal de guerra” y un “matón puro”, ha acusado a Rusia de genocidio y, en su discurso en el Castillo, hizo un llamado implícito a un cambio de régimen.
Sin embargo, la coreografía cuidadosamente planificada de esta semana es sorprendente en el enfrentamiento abierto de Biden contra su contraparte en el Kremlin. Este martes, cada uno volverá a participar en un concurso de retórica a distancia, pronunciando importantes discursos para conmemorar un año desde que Rusia lanzó su invasión.
Desde el castillo de Varsovia Biden tiene la intención de volver a comprometerse a apoyar a Ucrania, incluso cuando los costos aumentan y el apoyo público parece disminuir. Y en Moscú, Putin pronunciará un importante discurso ante la Asamblea Federal, en el que discutirá sus propios puntos de vista sobre la guerra en curso, que funcionarios estadounidenses y europeos creen que ha llegado a una coyuntura importante.
Según altos funcionarios estadounidenses y europeos, los objetivos de Putin no han cambiado desde que lanzó su invasión hace un año. A pesar de los humillantes reveses para su ejército y una aparente lucha de poder entre el mercenario Grupo Wagner y el Ministerio de Defensa ruso, Rusia ha logrado avances recientemente en el este. Las tropas de Putin parecen estar listas para tomar la ciudad de Bajmut, la primera victoria militar rusa significativa en meses.
A diferencia de la última aparición de Biden en Varsovia, que se produjo cuando las fuerzas de Putin aparecían en retirada y los observadores esperaban que la economía rusa se derrumbara bajo el peso de las sanciones occidentales, la guerra ahora parece estar lista para extenderse al menos un año más. Actualmente no hay esfuerzos serios para negociar el fin de los combates.
Al visitar la región esta semana, Biden espera brindar nuevamente un grito de guerra para Ucrania, demostrándole a Putin y a Rusia que la determinación occidental no se debilita. En reuniones con el presidente de Polonia, Andrzej Duda, y otros aliados de Europa del Este, Biden reiterará su compromiso con la seguridad de esos países.
Biden anunció este lunes que se uniría a las naciones europeas para anunciar nuevas sanciones contra Moscú y presentar otro paquete de asistencia de seguridad además de las decenas de miles de millones ya comprometidos este año.
La Casa Blanca dijo antes de su viaje que Biden hablaría por teléfono en el transcurso de la semana con otros líderes occidentales, incluido el primer ministro Rishi Sunak del Reino Unido y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
“La libertad no tiene precio. Vale la pena luchar por ella, durante el tiempo que sea necesario. Y ese es el tiempo que estaremos con usted, señor presidente, el tiempo que sea necesario”, dijo Biden a Zelensky en Kyiv este lunes.
La próxima pelea de Biden
Sin embargo, ni Biden, ni ningún otro líder occidental, ha podido decir exactamente cuánto durará, por lo que esta semana se trata tanto del año que viene como de los últimos 12 meses.
La guerra ha dejado una marca indeleble en casi todos los aspectos de la presidencia de Biden y él ha dejado su marca en la guerra, desde los miles de millones de dólares en envíos de armas hasta la alianza occidental recién fortalecida. Ha causado convulsiones en la economía global y ha creado problemas políticos en casa, al mismo tiempo que le brinda a Biden una oportunidad para demostrar su afirmación tan repetida de que “Estados Unidos está de regreso”.
Los funcionarios de la Casa Blanca han estado mirando hacia el aniversario de la guerra durante semanas, señalando constantemente que hace un año, mientras las tropas rusas se concentraban en la frontera con Ucrania, había muchas personas, incluso dentro de la administración Biden, que predijeron Kyiv caería en cuestión de días.
La sorprendente resistencia del pueblo ucraniano, junto con la inesperada ineptitud de las fuerzas rusas, han impedido una toma total del poder. En cambio, la guerra se ha convertido en lo que el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, describió la semana pasada como una “guerra de desgaste demoledora” sin un final perceptible.
“Creo que es prudente estar preparado para una guerra larga”, dijo este viernes a Christiane Amanpour de CNN el canciller de Alemania, Olaf Scholz, quien visitará a Biden en la Casa Blanca a principios del próximo mes.
Estados Unidos y otras naciones occidentales han estado enviando lotes de armas, tanques y municiones a Ucrania, aumentando constantemente lo que están dispuestos a proporcionar con la esperanza de cambiar la trayectoria de la guerra. No es suficiente para Zelensky, que quiere armas más pesadas y aviones de combate.
Los funcionarios estadounidenses han dicho que esperan que la entrada masiva de armamento a Ucrania, que incluye nuevos vehículos, misiles de mayor alcance y sistemas de defensa aérea Patriot, pueda ayudar a Ucrania a prevalecer en el campo de batalla y poner al país en una posición más sólida para negociar un fin a la guerra.
Pero sigue sin estar claro qué parámetros Zelensky podría estar dispuesto a aceptar en cualquier negociación de paz, y EE.UU. se ha negado rotundamente a definir cómo sería un acuerdo más allá de afirmar que será Zelensky quien decida.