Nota del editor: Frida Ghitis, (@fridaghitis) exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.
(CNN) – Mientras el mundo se prepara para conmemorar el primer aniversario de la invasión no provocada de Ucrania por Rusia, el presidente Joe Biden realizó una histórica visita no anunciada a la capital del asediado país.
El viaje arriesgado de este lunes a una zona en guerra activa no fue solo un poderoso símbolo del apoyo estadounidense, sino una inyección de ánimo para una población que ha soportado los devastadores ataques rusos contra edificios residenciales civiles, hospitales, escuelas y las centrales eléctricas que proporcionan calefacción y electricidad.
“Es algo increíble que en un momento como éste el presidente de Estados Unidos venga a Kyiv”, declaró a CNN Andrei Ketov, un militar ucraniano de 48 años.
La visita de Biden a Ucrania a un año de que inició la mayor guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial subraya hasta qué punto el presidente de Rusia, Vladimir Putin, calculó mal. Putin no solo se equivocó al juzgar la determinación de Ucrania a resistir y su repulsión ante sus afirmaciones de que Ucrania no es un país de verdad.
Puede que se haya tragado la propaganda malintencionada del Kremlin sobre la debilidad del liderazgo estadounidense, de la que se hacen eco y amplifican los enemigos políticos de Biden.
Junto al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, Biden recordó una llamada telefónica que ambos mantuvieron “aquella oscura noche” de hace un año, cuando comenzó la guerra. Zelensky oía explosiones de fondo. El mundo se preparaba para la caída de Kyiv, recordó Biden, “quizá incluso el fin de Ucrania”.
Ahora, un año después, “Kyiv sigue en pie y Ucrania sigue en pie. La democracia está en pie”, declaró, y añadió: “Los estadounidenses están con ustedes, y el mundo está con ustedes”.
¿Quién podría haber imaginado en 2022, cuando la situación de Ucrania parecía tan desesperada que Estados Unidos se ofreció a evacuar a Zelensky –y él se negó, como es sabido–, que un año después el pueblo ucraniano opondría una resistencia tan fuerte, y que Occidente apoyaría tanto sus esfuerzos? ¿Y que en lugar de Putin celebrando un desfile militar en Kyiv, sería Biden el que se pasearía por las calles de la capital ucraniana, llegando al ornamentado Palacio Mariinsky, residencia oficial del presidente ucraniano?
Los blogueros militares rusos estaban horrorizados. Una “humillación ilustrativa de Rusia” es como describió el momento el periodista ruso Sergey Mardan. Una cuenta de la aplicación Telegram gestionada por miembros del servicio ruso comentaba con amargo sarcasmo que “estamos esperando en la ciudad rusa de Kyiv al presidente de la Federación Rusa, pero no al (presidente de) Estados Unidos”.
Recordemos que en los primeros días de la invasión, Ucrania dijo que había descubierto que las fuerzas rusas habían traído sus uniformes de gala, esperando al parecer un desfile de la victoria.
En cambio, la guerra ha dado al mundo una serie interminable de sorpresas. El ejército ruso resultó ser mucho menos competente de lo que nadie esperaba; Putin no era el genio que muchos creían.
Zelensky fue mucho más férreo e inspirador que casi cualquier líder de los últimos tiempos. La OTAN estaba más unida y los europeos más dispuestos a apoyar a Ucrania de lo que nadie —incluido Putin— había previsto.
Y luego está Biden.
Es un fenómeno curioso que quienes más han temido a Biden hayan tratado de socavarlo afirmando que es débil e incompetente.
Biden tiene 80 años y camina con paso rígido. Pero no le falta valor (las sirenas antiaéreas sonaron sobre Kyiv mientras Biden estaba allí) ni, sobre todo, competencia.
Es posible que, con otro presidente estadounidense, Rusia hubiera conquistado Ucrania rápidamente.
Biden hizo picadillo la estrategia de Putin para que pareciera que la guerra era el resultado de una provocación ucraniana, revelando el plan antes de que se desarrollara. A continuación, reunió a la alianza de la OTAN, que había sido tan gravemente menospreciada por el expresidente Donald Trump.
Tal vez Putin, tras observar las divisiones exacerbadas por la retórica de Trump, pensó que la OTAN no apoyaría a Ucrania.
De hecho, se podría disculpar a Putin por pensar que EE.UU. no apoyaría a Ucrania con mucha fuerza. Después de todo, uno de los dos principales partidos políticos de Estados Unidos había convertido a Trump en su líder. Y Trump –en uno de los contrastes más agudos con Biden– había jugado con las peticiones de ayuda de Zelensky.
¿Quién puede olvidar la infame llamada telefónica tras la cual Trump fue llevado a juicio político, cuando Zelensky imploró ayuda al presidente estadounidense para disuadir a una Rusia agresiva? La respuesta de Trump: “Me gustaría que nos hicieras un favor”, tratando de presionar a Ucrania para que iniciara una investigación contra Biden, el candidato que Trump consideraba débil, a pesar de que le temía como su oponente más eficaz.
Ahora Biden ha hecho posible que el pueblo ucraniano se mantenga fuerte frente a un presidente ruso tan obsesionado con conquistar su país vecino que ha destruido la posición de Rusia en el mundo, ha hecho retroceder tres décadas de progreso y parece dispuesto a enviar a un número incalculable de rusos a morir para impedir que florezca una democracia al lado de su autocracia.
Un alegre Zelensky dijo que la visita de Biden “nos acerca a la victoria”, y añadió que “repercutirá en el campo de batalla para liberar nuestros territorios”.
Biden prometió un apoyo continuado de Estados Unidos, que es lo que desea la mayoría de los estadounidenses, aunque el respaldo se ha debilitado un poco. El representante republicano Michael McCaul, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, declaró a CNN que el apoyo bipartidista a Ucrania “sigue siendo muy fuerte”.
Por supuesto, algunos miembros del Partido Republicano criticaron a Biden por ir a Ucrania. La representante Marjorie Taylor Greene calificó el viaje de “increíblemente insultante”, señal de una política de “Estados Unidos al final”. Y el representante Scott Perry, en el centro de una disputa legal con el Departamento de Justicia sobre su teléfono celular en la investigación del fiscal especial del 6 de enero, calificó de “descarado” que Biden ayudara a Ucrania a defender sus fronteras y no hiciera lo mismo por Estados Unidos.
Al día siguiente de su visita a Kyiv, Biden pronunciará un importante discurso, reuniendo al mundo del lado de Ucrania, y prometiendo seguir ayudando a Ucrania a defender su independencia y su democracia, porque Ucrania es hoy la primera línea en la contienda mundial entre democracia y autocracia.