(CNN) – Afuera de un centro de detención ruso en Jersón, días después de la liberación de la ciudad, Ihor, de 29 años, continúa temblando al recordar lo que tuvo que soportar en su interior.
“Estuve aquí 11 días y durante todo ese tiempo oí gritos desde el sótano”, dijo Ihor, que pidió a CNN que no revelara su apellido por protección. “Me pincharon en las piernas con una pistola eléctrica, la utilizan como bienvenida. Uno de ellos preguntó para qué me habían traído y otros dos empezaron a golpearme en las costillas”.
“Torturaron a la gente, la golpearon con palos en brazos y piernas, con picanas, incluso la engancharon a baterías y la electrocutaron o la ahogaron con agua”, añadió.
Jersón fue la primera gran ciudad y la única capital regional que las tropas rusas lograron ocupar desde el comienzo de la invasión. Los ejércitos de Moscú tomaron la ciudad el 2 de marzo de 2022 y la ocuparon durante varios meses antes de verse obligados a retirarse a principios de noviembre, tras una ofensiva de meses de las fuerzas ucranianas.
El centro de detención en el que estuvo recluido Ihor formaba parte de una red de al menos 20 instalaciones que, según abogados ucranianos e internacionales, eran a su vez parte de una calculada estrategia rusa para extinguir la identidad ucraniana.
“Estos centros de detención están vinculados entre sí, siguen una forma de actuar muy similar, si no idéntica”, declaró a CNN Wayne Jordash, jefe del Equipo de Justicia Móvil, un colectivo de investigadores internacionales que apoyan a la Fiscalía General de Ucrania.
La investigación descubrió que las fuerzas rusas siguieron un plan muy específico en varias zonas ocupadas, con pautas claras que apuntan al plan general de la ocupación de Ucrania por Moscú.
“La primera etapa, esencialmente, consiste en detener y, en muchos casos, matar a una categoría de personas etiquetadas como ‘líderes’, es decir, aquellos que podrían resistirse físicamente a la ocupación, pero también aquellos que podrían resistirse culturalmente a ella”, explicó Jordash.
“La segunda etapa es una especie de proceso de filtración en el que la población que permanece fuera de los centros de detención es sometida a vigilancia y filtración constantes, de modo que, cualquiera que sea sospechoso de estar relacionado con los ‘líderes’ o de haber participado en la organización de cualquier tipo de resistencia, es también identificado y bien expulsado a Rusia o bien detenido en los centros de detención y torturado”.
Jordash afirmó que estos métodos se emplearon no solo en Jersón, sino también en otras zonas ocupadas por las fuerzas rusas, como los suburbios kievitas de Bucha y Borodianka. Sin embargo, añadió, la prolongada ocupación de Jersón permitió a las fuerzas rusas ir aún más lejos.
“La tercera etapa (es) la extinción de la identidad permanente”, dijo. Esto puede incluir la eliminación del plan de estudios ucraniano de las escuelas y la confiscación de objetos considerados proucranianos, como banderas o camisetas con los colores del país. “Básicamente, se encierra a la población para eliminar todo rastro de identidad ucraniana”, explicó.
El relato de Ihor sobre las torturas a las que fue sometido mientras estuvo detenido coincide con las conclusiones del Equipo de Justicia Móvil y de la Fiscalía ucraniana. El tipo de comportamiento que dijo que le obligaron a adoptar también concuerda con los esfuerzos generales por erradicar la identidad ucraniana descritos por Jordash.
“Nos obligaban a aprender el himno ruso. Si querías un cigarrillo o un caramelo tenías que cantar su himno”, dijo Ihor cuando llevó a CNN al centro en el que estuvo recluido, el 23 de noviembre de 2022. “Cuando te abrían la puerta tenías que gritar: ‘¡Gloria a Rusia! ¡Gloria a Putin! ¡Gloria a Shoigu!”. Sergei Shoigu es el ministro de Defensa ruso.
“Nos golpeaban si no hacíamos esto”, añadió Ihor.
No fue el único. Otro detenido con el que habló CNN, Archie, quien tampoco quiso que reveláramos su apellido por motivos de seguridad, dijo que fue torturado en el mismo centro.
“Me pegaron, me electrocutaron, me dieron patadas y me golpearon con toletes”, recordó Archie, de 20 años. “No puedo decir que me mataran de hambre, pero no me daban mucho de comer”. Archie dijo que tuvo la suerte de que le soltaran al cabo de nueve días y después de que le obligaran a grabar un video en el que decía que había aceptado trabajar con los ocupantes rusos.
Los investigadores ucranianos e internacionales también dijeron haber descubierto vínculos financieros que conectan estos centros de detención con el Estado ruso.
“Esos centros de detención tienen vínculos financieros con el Estado ruso”, dijo Jordash, citando documentos descubiertos por los investigadores. “Estos documentos financieros muestran que la administración civil está siendo financiada desde Rusia y la administración civil está financiando los centros de detención, por lo que tienes patrones muy claros y vínculos muy claros”.
CNN no ha podido revisar de forma independiente los documentos citados por la investigación.
Jordash dijo que estos son solo los resultados preliminares de la investigación, explicando que aún se están descubriendo y procesando más pruebas de crímenes de guerra rusos.
También dijo que los hallazgos recién publicados son un indicador útil de lo que está sucediendo en los territorios actualmente ocupados por Rusia, o de lo que habría sucedido si Moscú hubiera logrado apoderarse completamente de Ucrania.
“Para mí, lo interesante de Jersón es que realmente se ve el microcosmos del plan criminal general, lo que habría sucedido con (el resto de) Ucrania”, explicó. “Lo que me horroriza, tanto como la tortura, es pensar en lo que habría ocurrido si Rusia hubiera logrado ocupar vastas zonas de Ucrania”.
Para Jordash, una mayor ocupación rusa habría provocado un número “sin precedentes” de detenciones, así como casos de tortura y asesinatos.
“Este plan criminal que implica la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, en su esencia, se ve que esto se mueve a una fase más final, destructiva, que parece sugerir que, en ausencia de éxito en el plan original, el plan se convierte en uno de destrucción física, más muertes, más destrucción, y la intención potencialmente genocida”, dijo.
CNN se puso en contacto con el gobierno ruso para obtener comentarios sobre las acusaciones formuladas por los investigadores ucranianos e internacionales, pero aún no ha recibido respuesta. Rusia ha negado reiteradamente todas y cada una de las acusaciones de haber cometido crímenes de guerra durante lo que denomina su “operación militar especial” en Ucrania.
A pesar de los desmentidos de Moscú, los equipos de CNN sobre el terreno han sido testigos de los brutales resultados de la ocupación rusa no solo de Jersón, sino también de lugares como Bucha, Irpin y Borodianka, y han descubierto pruebas de torturas y matanzas indiscriminadas de civiles ordinarios.
En enero, Human Rights Watch acusó a Moscú de una “letanía de violaciones del derecho internacional humanitario”, y a principios de semana el secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que la invasión rusa de Ucrania había desencadenado “las violaciones más masivas de los derechos humanos que estamos viviendo (hoy)”.
“Ha desencadenado muerte, destrucción y desplazamientos generalizados”, continuó Guterres.
Sam Kiley, Pete Rudden, Olha Konovalova y Allegra Goodwin, de CNN, contribuyeron a este reportaje.