Fantasy at the Beach, un establecimiento de Fort Myers, Florida.

(CNN) – Algunas personas viajan por el mundo en busca de aventuras, mientras que otras buscan maravillas naturales, lugares de interés cultural o experiencias culinarias. Pero el fotógrafo francés François Prost buscaba algo totalmente distinto en su reciente viaje por Estados Unidos: clubes de estriptis.

De Miami a Los Ángeles, el más reciente libro de Prost, “Gentlemen’s Club”, traza su ruta por Estados Unidos a través de casi 150 clubes de estriptis con nombres como Pleasures, Temptations y Cookies N’ Cream. Sin embargo, no se ve ni una sola mujer desnuda, pues la cámara de Prost se fijó exclusivamente en los propios edificios, y concretamente en sus fachadas, a menudo coloridas.

En el transcurso de cinco semanas en 2019, recorrió más de 9.650 kilómetros, con las fotos resultantes capturando todo, desde los tonos pastel del Club Pink Pussycat de Florida hasta los locales que se esconden a plena vista en los estados más religiosos del país.

“Yo dividiría estos locales en dos tipos: uno está muy integrado en el paisaje público, y el otro está un poco más escondido y es más esquivo”, explica Prost, en una conversación con CNN por videollamada y correo electrónico.

El primer tipo, añadió, podría encontrarse en entornos “muy estadounidenses”, como “alrededor de parques de atracciones y comida rápida y centros comerciales”. Los segundos, sin embargo, a veces parecen indistinguibles de cualquier tienda de un centro comercial.

Prost dijo que encontró muchos establecimientos de este tipo a lo largo del Cinturón Bíblico, una región socialmente conservadora del sur del país. Le interesaba especialmente explorar la zona por el aparente contraste entre la prevalencia de los clubes de estriptis y lo que él describe en su libro como “conservadurismo y puritanismo extremo”.

Prost insistió en que tenía poco interés en los interiores o los servicios de los clubes de estriptis, que siempre visitaba durante el día. En su lugar, esperaba aprender más sobre la cultura estadounidense creando fotografías objetivas, de estilo documental, de establecimientos situados en la intersección del sexo, el género y el comercio. Al documentar las actitudes cambiantes hacia el sexo a través de la lente de la arquitectura, añadió que la serie era ante todo un proyecto de fotografía paisajística.

“El prisma de este tema de las fachadas de los clubes de estriptis se convirtió en una forma de estudiar e intentar comprender el país”, escribió en “Gentlemen’s Club”, cuyas fotografías formarán parte de una exposición en Tokio en marzo.

”(‘Gentlemen’s Club’ es) un panorama objetivo de las opiniones dominantes y de género y de la sexualización de la imagen femenina”.

“Un poco extraño”

La génesis del proyecto de Prost se remonta a su serie de 2018, “After Party”, que se centró en las extravagantes fachadas de los clubes nocturnos franceses. Dijo que la gente comentaba con frecuencia que los exteriores de los edificios parecían arrancados directamente de las ciudades estadounidenses, lo que desencadenó la idea de que debía visitar Estados Unidos y ampliar el proyecto.

Mientras planificaba meticulosamente su viaje, le sorprendió no solo la enorme cantidad de clubes de estriptis que había en Estados Unidos, sino que, a diferencia de lo que ocurría en Europa, a menudo exigían ser vistos. Paredes de color rosa intenso, gigantescas siluetas de desnudos e incluso escaparates a rayas no ocultaban el tipo de entretenimiento que se ofrecía en su interior.

“Un buen ejemplo sería Las Vegas, donde los clubes de estriptis están por todas partes y sus carteles parpadean tanto como los de un (restaurante) de comida rápida o un casino”, explica Prost.

Los clubes de Miami solían estar pintados con tonos vivos, a lo Wes Anderson. Otras fotos muestran locales cubiertos de colores brillantes que contrastan con su escaso entorno desértico.

Si los establecimientos estaban abiertos durante el día, Prost entraba y pedía permiso para hacer fotos con el fin de “no parecer sospechoso… y explicar cuáles eran mis intenciones”, dijo. Los interiores rara vez estaban a la altura de las tentadoras promesas que aparecían en los carteles del exterior, pero el fotógrafo conoció a toda una serie de personajes durante su viaje de cinco semanas, desde porteros indiferentes hasta gerentes encantados con el proyecto.

“La mayoría de las veces, la gente estaba de acuerdo: el 99% aceptaba una foto de la fachada”, explica, y añade que no les importaba su presencia, siempre que no fotografiara a los clientes o a las personas que bailaban.

“Algunos pensaban que era un poco extraño, otros se entusiasmaban mucho y me daban su tarjeta de visita para que les enviara la foto cuando terminara”, explicó.

Sin embargo, Prost afirma que su mayor sorpresa fue lo “normalizados” que parecían estar los clubes de estriptis en la vida cotidiana. Como refleja en su libro, “la relación que los estadounidenses parecen tener con los clubes de estriptis es bastante diferente a la que se ve en Europa. Ir a un club de estriptis parece estar mucho más normalizado… Vas en pareja, o entre amigos por la noche para divertirte”.

Le llamó la atención, por ejemplo, que muchos clubes de estriptis de Las Vegas funcionaran también como restaurantes, con ofertas de hora feliz, bufés y descuentos especiales para camioneros o trabajadores de la construcción.

“Me fijé en algunos clubes de estriptis que se anunciaban como club de estriptis y asador, para que pudieras comerte un buen trozo de carne (mientras) veías a las estripers. Eso también es algo que me parece muy estadounidense”, dijo, y añadió: “Me han dicho algunas personas que conocí en Portland que incluso hay clubes de estriptis (que ofrecen) comida vegana”.

Objetos de deseo

Las fachadas están plagadas de chistes como “Mi vida sexual es como el Sáhara, 2 palmas, sin citas” y nombres basados en juegos de palabras como Booby Trap y Bottoms Up. El enfoque documental de Prost acentúa la comicidad surrealista de los carteles. Pero también sirve como lente neutra a través de la cual el espectador puede formarse su propia opinión sobre la cosificación de la mujer.

Al centrarse en los cuerpos danzantes sin rostro de las siluetas femeninas y en los carteles típicos de “chicas, chicas, chicas”, “Gentleman’s Club” explora la cosificación de las mujeres que, en realidad, están completamente ausentes en las obras de Prost (una observación que se refleja en el título del libro, que es una frase que aparece numerosas veces en los carteles de sus fotografías). Los clubes de estriptis que visitó promocionan a las mujeres como objetos de consumo, desde los numerosos nombres con temática gastronómica hasta un anuncio en el que se lee: “1.000 chicas guapas y tres feas”.

Para su próximo proyecto, Prost planea visitar Japón para documentar los hoteles del amor del país, que ocupan un papel similar al de los clubes de estriptis en algunas partes de Estados Unidos: secretos a voces en una sociedad conservadora. Pero el fotógrafo cree que los establecimientos estadounidenses que visitó dicen algo único sobre el país, algo que tiene menos que ver con la sexualidad y más con el sueño americano.

Lo que su proyecto le ha demostrado es, dijo, lo siguiente: “Mientras tengas éxito en términos de negocio, (no importa) si tu actividad tiene que ver con el sexo”.

“Gentlemen’s Club” se expondrá en Agnes b. Galerie Boutique de Tokio, Japón, entre el 17 de marzo y el 15 de abril de 2023. El libro, publicado por Fisheye Editions, ya está disponible.