Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas.
(CNN Español) – ¡Qué lío hay nuevamente en el Reino Unido! Pues al rey Carlos III su coronación el 6 de mayo le está saliendo muy complicada y difícil, y los periódicos están volviéndose locos, llenos de rumores y comentarios que para mí son inesperados.
Para empezar, no todos los artistas que Carlos quería que cantaran en el gran concierto de la coronación, la noche del 7 de mayo, pueden participar. Hasta el momento no hay una lista de artistas confirmados, aunque según reportan algunos medios, entre ellos la revista Rolling Stone, varios cantantes británicos han sido convocados pero no han confirmado su presencia. Además, los artistas no han querido hacer comentarios al respecto.
Como yo lo veo, y así lo han señalado algunos expertos reales, puede que los artistas no quieran que los asocien con la serie de escándalos y mala prensa que han rodeado a la familia real en los últimos años.
Por otro lado, está la figura de Camilla, la reina consorte, quien sigue siendo una persona “divisoria” aunque su popularidad ha aumentado. Una encuesta de CNN de 2015 encontró que uno de cada cuatro británicos la había apreciado más y que menos personas se oponían a verla como reina.
¿Me pregunto si quizás en los últimos tiempos la serie “The Crown” ha influenciado la opinión pública y, lo que se creía olvidado, ha vuelto a surgir?
Además, según un sondeo de Yougov el rey Carlos tiene un 56% de popularidad. Sin embargo, según otro sondeo previo a la muerte de la reina, una cantidad mayor de británicos —un 37% versus 34%— preferirían tener al príncipe William como rey.
Aparte del problema del concierto, tenemos el gran disgusto de la familia real con el príncipe Harry, y del príncipe con ellos. ¡Esto no se acaba! El desagradable intercambio de entrevistas y libros y comentarios continúa. Y, aunque es oficial que Harry y Meghan han sido invitados a la coronación, según dijo un portavoz de los duques de Sussex, aún no han contestado y no sabemos si estarán en la ceremonia.
El experto real Richard Fitzwilliams le dijo a US Weekly que el príncipe William está conflictuado por la posible presencia de su hermano en la coronación.
Veremos lo que pasa, pero ya la prensa está disparada, especialmente después de la noticia de que el rey Carlos le ha pedido a Harry y Meghan que desalojen la casa de Frogmore Cottage, su último vínculo a su vida en el Reino Unido. La reina Isabel II se la había regalado a Harry, y la pareja se ha alojado allí cuando vuelve al país, pero tras el explosivo libro del duque de Sussex se le solicitó al príncipe que la entregue.
¿Tenemos de pronto el juego de las sillas en el Reino Unido? Parece que sí. Harry y Meghan no van a tener dónde vivir cuando visiten el Reino Unido. El príncipe Andrés -que vive en el Royal Lodge, una mansión maravillosa en los predios del Castillo de Windsor, que también es propiedad de la corona y es tan enorme, que la compartía con su exesposa Sarah Ferguson- ahora la tiene que abandonar. A Carlos le ha dado pena su hermano (caído en desgracia por el escándalo de su amistad con el fallecido Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual y delitos con menores de edad) y le ha ofrecido Frogmore Cottage, ¡la casa que le acaban de quitar a Harry y Meghan!
Resumiendo: me parece que el pueblo británico no está de humor para celebrar la coronación y quizá piense que será un evento un poco raro. Un evento religioso, de gran seriedad, en el que Carlos (divorciado y casado con una divorciada) es coronado y pasa a ser Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, mientras que Camila será coronada reina en el altar mayor de la Abadía de Westminster. Y aunque veremos las calles de Londres llenas de miles de curiosos, bandas de música y banderas (porque habrá, por supuesto, quienes lo celebren y será una gran ocasión), me han comentado mis muchos amigos ingleses que detrás de todo esto hay una sensación ambivalente.
Y, una vez más, insistentemente, en la televisión, los periódicos y las redes sociales británicas se comenta y se pregunta: ¿por qué Carlos no le cede el trono a William, quien es joven, muy querido por todos y no tiene el bagaje de controversia y escándalo de su padre? De acuerdo con un artículo hace poco de The Atlantic, “el rey debiera abdicar a favor de su hijo William cuando cumpla los 75 años”.
Esto, por supuesto, de momento no tiene respuesta. Nadie cree que Carlos, después de esperar tantos años para ser rey, va a ser un rey breve para darle todo el poder y la gloria a su hijo mayor.