CNNE 1263660 - ¿que beneficios promete cirugia robotica vs- cancer de prostata?
Conoce esta cirugía para remover el cáncer de próstata de una forma menos invasiva
01:32 - Fuente: CNN

(CNN) – La mayoría de los hombres a los que se diagnostica un cáncer de próstata pueden retrasar o evitar tratamientos agresivos sin mermar sus posibilidades de supervivencia, según los nuevos resultados de un estudio de larga duración realizado en el Reino Unido.

Los hombres del estudio que se asociaron con sus médicos para vigilar de cerca sus tumores de próstata de riesgo bajo a intermedio -una estrategia denominada vigilancia o seguimiento activo- redujeron drásticamente el riesgo de sufrir complicaciones que alteran la vida, como incontinencia y disfunción eréctil, que pueden seguir a un tratamiento agresivo de la enfermedad, pero no tuvieron más probabilidades de morir de cáncer que los hombres que se sometieron a cirugía para extirpar la próstata o que fueron tratados con bloqueadores hormonales y radiación.

“La buena noticia es que, si te diagnostican cáncer de próstata, no entres en pánico y tómate tu tiempo para tomar una decisión” sobre cómo proceder, dijo el autor principal del estudio, el Dr. Freddie Hamdy, profesor de Cirugía y Urología de la Universidad de Oxford.

Otros expertos que no participaron en la investigación coincidieron en que el estudio era alentador para los hombres diagnosticados de cáncer de próstata y sus médicos.

“Cuando se evalúa cuidadosamente a los hombres y se valora su riesgo, se puede retrasar o evitar el tratamiento sin perder la oportunidad de curar a una gran parte de los pacientes”, afirmó el Dr. Bruce Trock, profesor de Urología, Epidemiología y Oncología de la Universidad Johns Hopkins.

Los resultados no se aplican a los hombres con cáncer de próstata de alto riesgo y alto grado según las pruebas realizadas. Estos cánceres agresivos, que representan alrededor del 15% de todos los diagnósticos de cáncer de próstata, siguen necesitando un tratamiento rápido, afirma Hamdy.

Para los demás, sin embargo, el estudio se suma a un conjunto creciente de pruebas que demuestran que la vigilancia de los cánceres de próstata suele ser lo correcto.

“Lo que me llevo de esto es la seguridad de realizar un seguimiento activo en los pacientes”, afirmó el Dr. Samuel Haywood, oncólogo urológico de la Clínica Cleveland de Ohio, quien revisó el estudio pero no participó en la investigación.

Los resultados del estudio se presentaron este sábado en el congreso anual de la Asociación Europea de Urología, celebrado en Milán, Italia. También se publicaron dos estudios sobre los datos en la revista New England Journal of Medicine y en una revista complementaria, NEJM Evidence.

Un cáncer común que suele ser de bajo riesgo

El cáncer de próstata es el segundo cáncer más común en los hombres de Estados Unidos, por detrás de los cánceres de piel no melanoma. Según el Instituto Nacional del Cáncer, a lo largo de su vida se diagnosticará cáncer de próstata a aproximadamente el 11% de los varones estadounidenses, es decir, 1 de cada 9, y aproximadamente el 2,5%, es decir, 1 de cada 41, morirá por esta causa. Cada año se gastan en EE.UU. unos US$ 10.000 millones en el tratamiento del cáncer de próstata.

La mayoría de los cánceres de próstata crecen muy lentamente. Por lo general, un tumor limitado a la próstata tarda al menos 10 años en causar síntomas significativos.

El estudio, que lleva realizándose más de dos décadas, confirma lo que muchos médicos e investigadores han llegado a comprender en este tiempo: la mayoría de los cánceres de próstata detectados mediante análisis de sangre que miden los niveles de una proteína llamada antígeno prostático específico, o PSA, no dañarán a los hombres durante su vida y no requieren tratamiento.

El Dr. Oliver Sartor, director médico del Centro Oncológico de Tulane, dijo que los hombres deben entender que muchas cosas han cambiado con el tiempo, y que los médicos han refinado su enfoque del diagnóstico desde que se inició el estudio en 1999.

“Quería dejar claro que la forma en que estos pacientes son examinados y biopsiados y asignados al azar es muy, muy diferente de cómo estos mismos pacientes podrían ser examinados, biopsiados y asignados al azar hoy en día”, dijo Sartor, quien escribió un editorial sobre el estudio, pero no participó en la investigación.

Afirma que los hombres incluidos en el estudio se encontraban en las primeras fases del cáncer y eran en su mayoría de bajo riesgo.

Ahora, dice, los médicos disponen de más herramientas, como la resonancia magnética y las pruebas genéticas, que pueden ayudar a orientar el tratamiento y minimizar el sobrediagnóstico.

Los autores del estudio explican que, para disipar la preocupación de que sus resultados pudieran no ser relevantes para la población actual, reevaluaron a sus pacientes utilizando métodos modernos para clasificar los cánceres de próstata. Según esos criterios, alrededor de un tercio de sus pacientes tendrían una enfermedad de riesgo intermedio o alto, algo que no cambió las conclusiones.

Cuando menos tratamiento es mejor atención

Cuando se inició el estudio en 1999, el cribado rutinario del PSA en los hombres era la norma. Muchos médicos recomendaban realizar pruebas anuales de PSA a sus pacientes varones mayores de 50 años.

Las pruebas de PSA son sensibles pero no específicas. El cáncer puede elevar los niveles de PSA, pero también pueden hacerlo factores como las infecciones, la actividad sexual e incluso montar en bicicleta. Las pruebas de PSA elevadas requieren más evaluaciones, que pueden incluir pruebas de imagen y biopsias para determinar la causa. La mayoría de las veces, todo ese seguimiento no merece la pena.

“En general, se cree que solo alrededor del 30% de las personas con un PSA elevado tendrán realmente cáncer, y de las que lo tienen, la mayoría no necesitan tratamiento”, afirma Sartor.

A lo largo de los años, los estudios y los modelos han demostrado que la realización periódica de pruebas de PSA para detectar el cáncer de próstata puede ser más perjudicial que beneficiosa.

Según algunas estimaciones, hasta el 84% de los hombres con cáncer de próstata identificados mediante cribado sistemático no se benefician de la detección de sus cánceres porque su cáncer no sería fatal antes de morir por otras causas.

Otros estudios han calculado que entre uno y dos de cada cinco hombres diagnosticados de cáncer de próstata reciben un tratamiento excesivo. Los perjuicios del tratamiento excesivo del cáncer de próstata están bien documentados e incluyen incontinencia, disfunción eréctil y pérdida de potencia sexual, así como ansiedad y depresión.

En 2012, el influyente Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU. aconsejó a los hombres sanos que no se sometieran a pruebas de PSA como parte de sus revisiones periódicas, alegando que los daños del cribado superaban sus beneficios.

Ahora, el grupo de trabajo opta por un enfoque más individualizado, diciendo que los hombres entre 55 y 69 años deben tomar la decisión de someterse a pruebas periódicas de PSA después de sopesar cuidadosamente los riesgos y beneficios con su médico. Desaconsejan el cribado con PSA a los hombres mayores de 70 años.

La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer respalda en gran medida el mismo enfoque, recomendando que los hombres con un riesgo medio mantengan una conversación con su médico sobre los riesgos y beneficios a partir de los 50 años.

El tratamiento no influyó en la supervivencia

El ensayo ha seguido a más de 1.600 hombres a los que se diagnosticó cáncer de próstata en el Reino Unido entre 1999 y 2009. Todos los hombres tenían cánceres que no habían hecho metástasis ni se habían extendido a otras partes del cuerpo.

Cuando ingresaron, los hombres fueron asignados aleatoriamente a uno de los tres grupos siguientes: seguimiento activo, es decir, análisis de sangre periódicos para vigilar sus niveles de PSA; radioterapia, que utilizaba bloqueantes hormonales y radiación para reducir el tamaño de los tumores; y prostatectomía, o cirugía para extirpar la próstata.

Los hombres a los que se asignó la monitorización podían cambiar de grupo durante el estudio si sus cánceres progresaban hasta el punto de necesitar un tratamiento más agresivo.

La mayoría de los hombres han sido objeto de seguimiento durante unos 15 años y, para el análisis de datos más reciente, los investigadores pudieron obtener información de seguimiento sobre el 98% de los participantes.

En 2020, 45 hombres -aproximadamente el 3% de los participantes- habían muerto de cáncer de próstata. No hubo diferencias significativas en las muertes por cáncer de próstata entre los tres grupos.

Los hombres del grupo de seguimiento activo tenían más probabilidades de que su cáncer progresara y más probabilidades de que se extendiera en comparación con los otros grupos. Alrededor del 9% de los hombres del grupo de seguimiento activo sufrieron metástasis, frente al 5% de los otros dos grupos.

Trock señala que, aunque no afectó a la supervivencia global, la propagación del cáncer no es un resultado insignificante. Puede ser doloroso y requerir tratamientos agresivos en esa fase.

La vigilancia activa tuvo importantes ventajas frente a la cirugía o la radioterapia.

Durante el seguimiento de los hombres a lo largo de 12 años, los investigadores descubrieron que entre 1 de cada 4 y 1 de cada 5 de los operados de próstata necesitaban llevar al menos una compresa al día para protegerse de las pérdidas de orina. Según la Dra. Jenny Donovan, de la Universidad de Bristol, que dirigió el estudio sobre los resultados comunicados por los pacientes tras el tratamiento, esa tasa era el doble de la de los demás grupos.

La función sexual también se vio afectada. Es natural que la función sexual disminuya en los hombres con la edad, por lo que al final del estudio casi todos los hombres informaron de una función sexual baja, pero sus patrones de disminución fueron diferentes dependiendo de su tratamiento del cáncer de próstata, dijo.

“Los hombres que se someten a cirugía tienen una función sexual baja al principio, y eso continúa. Los hombres del grupo de radioterapia experimentan un descenso de su función sexual, luego se recuperan un poco, pero después su función sexual disminuye, y en el grupo de vigilancia activa el descenso se produce lentamente con el tiempo”, explicó Donovan.

Donovan asegura que cuando presenta sus datos a los médicos, estos señalan lo mucho que ha cambiado desde que se inició el estudio.

“Algunos dirían: ‘Vale, sí, pero ahora tenemos todas estas nuevas tecnologías, nuevos tratamientos’”, dijo, como la radioterapia de intensidad modulada, la braquiterapia y las cirugías de próstata asistidas por robot, “pero en realidad, otros estudios han demostrado que los efectos sobre estos resultados funcionales son muy similares a los efectos que vemos en nuestro estudio”, afirmó.

Tanto Donovan como Hamby opinan que las conclusiones del estudio deben ser tenidas muy en cuenta por los hombres y sus médicos a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento.

“Esperamos que los médicos utilicen las cifras que hemos presentado en estos artículos y las compartan con los hombres, de modo que los recién diagnosticados de cáncer de próstata localizado puedan evaluar realmente estas ventajas y desventajas”, indicó Donovan.