(CNN) – Un nuevo juez principal en el tribunal federal de la ciudad de Washington está a punto de asumir el cargo, que se ha convertido en uno de los más influyentes de la capital de EE.UU. y desempeña un papel clave a la hora de decidir cuestiones que podrían influir en si el expresidente Donald Trump es acusado o no.
La jueza principal Beryl Howell, que ha desempeñado ese cargo desde 2016, dio luz verde en repetidas ocasiones a las peticiones del Departamento de Justicia para buscar información sobre las acciones de Trump, de sus principales asesores y abogados, e incluso dentro de la Casa Blanca. En el cargo le sucederá James “Jeb” Boasberg, también designado por Barack Obama y antiguo compañero de Brett Kavanaugh en la Facultad de Derecho, muy conocido en Washington.
Mientras presidía el altamente secreto Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera en 2020 y 2021, Boasberg alentó la desclasificación de información para que el público pudiera leer los procedimientos relacionados con la investigación del FBI sobre la posible colusión entre Trump y Rusia.
Si el Departamento de Justicia acusara a Trump, el caso se asignaría aleatoriamente a uno de los jueces del tribunal de distrito, lo que significa que el principal podría ocuparse del caso, pero es posible que no lo haga. Aún así, el juez principal tiene una influencia inusual sobre el ritmo y el alcance de las investigaciones, ya que el Departamento de Justicia intenta hacer cumplir sus citaciones del jurado investigador, obtener órdenes judiciales y acceder a las pruebas que ha recopilado argumentando ante el juez principal en procedimientos sellados.
“Este tribunal estaría preparado”, dijo Howell –en una entrevista reciente con CNN– cuando se le preguntó por la posibilidad histórica de una acusación contra Trump. Añadió que cualquier juez de ese tribunal “haría justicia”.
Howell, que deja el cargo este viernes, podría concluir su mandato emitiendo decisiones en casos sellados relacionados con las investigaciones del fiscal especial Jack Smith sobre los esfuerzos de Trump para anular las elecciones de 2020 y su manejo de material clasificado en Mar-a-Lago. Ya concedió inmunidad a Kash Patel, un antiguo funcionario del Gobierno, por el testimonio que prestó en la investigación del jurado investigador. También rechazó la petición del Departamento de Justicia de declarar a Trump en desacato por no haber entregado los documentos clasificados que le habían sido citados.
El tribunal federal de la ciudad de Washington ha asumido su papel en importantes investigaciones criminales de políticos en el pasado. En el exterior del tribunal se exhibe una revista TIME enmarcada con el juez John Sirica en la portada. En los últimos años, Howell ha hecho guiños a Sirica, quien permitió a los investigadores federales acceder a los registros relacionados con el entonces presidente Richard Nixon, lo que precipitó su dimisión.
Sirica asumió un papel inusualmente público en una de las investigaciones criminales más tensas que se han llevado a cabo en Washington. Howell y Boasberg prefieren trabajar tras bambalinas.
“Ninguno de los dos será la persona del año para TIME”, dijo Boasberg a CNN.
“Somos todos un montón de nerds”
Gran parte del trabajo de Howell en esos casos permanece bajo sello, pero se han filtrado detalles sobre aproximadamente 10 casos relacionados con la investigación de Smith. Estos incluyen desafíos en curso en torno a una citación del jurado investigador al exvicepresidente Mike Pence y el intento del Departamento de Justicia de obligar al abogado defensor de Trump, Evan Corcoran, a responder preguntas potencialmente incriminatorias sobre sus interacciones con Trump en registros clasificados en Mar-a-Lago.
Sin embargo, el papel del juez principal genera atención porque los casos ante el tribunal en los últimos años han sido muy políticamente cargados, y a veces criticados públicamente por el propio Trump.
En las redes sociales surgieron cuentas de fans de Howell, y un usuario de TikTok obtuvo decenas de miles de visitas. Los mensajes suelen destacar las ocurrencias de Howell y sus vívidas expresiones faciales en sus discursos públicos.
Howell dijo que ella y otros jueces se sorprendieron al descubrir los clips de ella en TikTok.
“Yo solo hago mi trabajo. Todos somos un montón de nerds”, dijo. “Para una abogada nerd, conseguir casos novedosos e importantes es un sueño”.
Howell dijo que le ha sorprendido y a veces incomodado ser el centro de atención de las investigaciones en torno a Trump. Aun así, escribe con regularidad opiniones mordaces que permiten el acceso público y del Congreso a asuntos relacionados con el jurado investigador.
Tras el atentado del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio estadounidense, Howell se convirtió en una de las voces más tajantes en la respuesta del Gobierno federal, encargándose desde el principio de varios procedimientos de acusados por los disturbios. También tuvo que gestionar un juzgado cerrado durante la pandemia de covid-19, ya que se enfrentó a una afluencia de nuevos casos penales como nunca antes se había producido.
El tribunal estaba cerrado el 6 de enero, pero Howell se dio cuenta, al ver a los alborotadores desbordar el Capitolio, de que el Tribunal de Distrito de Washington, D. C. se encargaría de la mayor parte de los casos. Llamó a los jueces superiores que habían reducido en gran medida su carga de casos y les preguntó si se harían cargo de más casos criminales de alborotadores.
“Vamos a estar muy ocupados”, recuerda que les dijo Howell. Casi todos aceptaron ocuparse de la totalidad de los casos penales, un testimonio de la camaradería de los jueces de la ciudad de Washington.
Más tarde, en un procedimiento de acusados por disturbios que el público pudo escuchar llamando por línea telefónica, Howell habló furiosamente de cómo podía ver guardias armados desde la ventana de su despacho que daba a la Explanada Nacional.
“Todavía estamos viviendo aquí, en Washington D. C., con las consecuencias de la violencia en la que este acusado supuestamente ha participado”, dijo en la audiencia de 2021.
En los casos conocidos durante la investigación del fiscal especial Robert Mueller y la actual investigación de Smith, Howell se ha puesto repetidamente del lado de los investigadores que buscan información confidencial en sus sondeos.
Preguntas sobre transparencia
En sus últimas semanas como jefa, Howell ha dejado claro en sus órdenes que está intentando hacer público todo lo que puede, aunque existen férreas limitaciones por parte de tribunales superiores que protegen el secreto del jurado investigador en las investigaciones en curso.
Permitió que el Departamento de Justicia accediera al contenido del teléfono del representante republicano Scott Perry en la investigación sobre la interferencia electoral, un fallo que ahora está siendo apelado en el Tribunal de Apelaciones del Circuito de Washington, D. C. Howell también falló en contra de Trump en sus intentos de proteger las comunicaciones presidenciales con el exasesor de la Casa Blanca Pat Cipollone, el adjunto Patrick Philbin, y los asesores de la vicepresidencia Greg Jacob y Marc Short, obteniendo su testimonio.
Sin embargo, está denegando las peticiones de los periodistas para acceder a las actas del jurado investigador en la pesquisa en curso sobre Trump del 6 de enero.
Una de esas opiniones fue contra el precedente del Circuito de la ciudad de Washington que limita severamente cuándo los jueces, incluida ella, pueden permitir que se divulguen los materiales del jurado investigador.
“Si el interés público en un evento significativo e histórico o en funcionarios gubernamentales de alto nivel pudiera servir como único motivo para justificar la divulgación de los asuntos del jurado investigador en circunstancias excepcionales, el caso de los peticionarios aquí sería increíblemente fuerte”, escribió Howell. “Desafortunadamente para los peticionarios, esa no es la norma para la divulgación de material del jurado investigador”.
Boasberg dijo recientemente a CNN que espera mantener un enfoque similar al de Howell sobre la transparencia en torno a los procedimientos sellados: hacer lo que pueda para hacer pública la información conforme a la ley, cuando sea posible.
En el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, Boasberg dio a conocer órdenes redactadas por él, reprendiendo al FBI por basarse en solicitudes al tribunal que contenían información engañosa, incluso cuando los investigadores trataron de vigilar a Carter Page, un exasesor de Trump que fue investigado penalmente después de la campaña de 2016, pero nunca fue acusado.
En una opinión parcialmente redactada, Boasberg escribió que la “frecuencia y gravedad de estos errores en un caso que, dada su naturaleza sensible, tuvo un nivel inusualmente alto de revisión tanto en el Departamento de Justicia como en la Oficina Federal de Investigación (FBI) han puesto en duda la fiabilidad de la información ofrecida en otras solicitudes del FBI”.
Más recientemente, Boasberg tuvo ante sí la demanda del Departamento de Justicia que buscaba obligar al megadonante del Partido Republicano Steve Wynn a registrarse como agente extranjero por sus presuntos esfuerzos para presionar al Gobierno de Trump en nombre de los chinos. Boasberg acordó con Wynn desestimar el caso, y ahora está en apelación ante el Tribunal de Apelaciones del Circuito de Washington D. C.
Al igual que Howell, Boasberg no ocultó su preocupación por los precedentes del tribunal de apelaciones que, según él, limitan su enfoque. También mostró su sentido del humor. El dictamen de Wynn incluía múltiples referencias a letras de canciones del grupo de hiphop de los 90 The Fugees, ya que un miembro del grupo estaba acusado de tener conexiones con la presunta trama de influencias.
Exfiscal que compartió habitación con Kavanaugh
Boasberg fue confirmado como juez federal en 2011, después de recibir el visto bueno del entonces presidente, George W. Bush, para un puesto en el Tribunal Superior de Washington, D. C., ocho años antes. El exjugador de baloncesto universitario se formó en este tribunal como ayudante del fiscal federal, especializado en juicios por homicidio.
En los círculos jurídicos de la ciudad de Washington, se ganó la reputación de ser amigo de un amplio círculo social y creció con varios destacados ciudadanos de Washington.
“Jeb es muy sociable y Beryl es muy reservada”, dijo Amy Jeffress, una destacada abogada defensora de Washington cuyo cónyuge, Christopher “Casey” Cooper, es también juez del Tribunal de Distrito de Washington, D. C.
Boasberg es actualmente presidente de la Edward Bennett Williams Inn of Court, una organización de promoción profesional para abogados de la ciudad de Washington que reúne periódicamente a los principales fiscales y abogados defensores.
Cuando estudiaba en la Facultad de Derecho de Yale, Boasberg vivió en una casa con el ahora juez Kavanaugh y otros seis estudiantes de Derecho. El grupo de antiguos compañeros de piso sigue siendo muy unido y organizan viajes anuales juntos.
“La imparcialidad es muy importante para él”, dijo Jim Brochin, un abogado que vivió con Boasberg en la casa de ocho personas de la Facultad de Derecho de Yale.
Brochin señaló la experiencia de Boasberg como fiscal en casos de asesinato, incluidos algunos de los casos “más difíciles” que su oficina tenía en ese momento, así como su tiempo como juez al frente del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera.
“No le asusta enfrentarse a temas difíciles”, dijo Brochin. “Nada le asusta”.