(CNN) – Los niños que conviven con gatos o perros durante el desarrollo fetal y la primera infancia pueden tener menos probabilidades que otros menores de desarrollar alergias a alimentos, según un nuevo estudio.
La investigación, publicada este miércoles en la revista académica PLOS One, analizó datos de más de 65.000 menores de Japón. Se descubrió que los niños expuestos a gatos o perros domésticos tenían un riesgo entre un 13% y un 16% menor de padecer todas las alergias a alimentos en comparación con los bebés de hogares sin mascotas.
“Nuestros hallazgos sugieren que la exposición a perros y gatos podría ser benéfica contra el desarrollo de ciertas alergias alimentarias, aliviando así las preocupaciones sobre el tener mascotas y reduciendo la carga de las alergias a alimentos”, escribieron los autores.
El estudio descubrió que los niños expuestos a gatos eran menos propensos a desarrollar alergias al huevo, el trigo y la soja, mientras que los expuestos a perros eran menos propensos a tener alergias al huevo, la leche y los frutos secos.
Si bien no se observó ninguna relación entre las tortugas y los pájaros y las alergias alimentarias, la exposición a hámsteres durante el desarrollo fetal se relacionó con casi el doble de riesgo de alergias a frutos secos. Los autores especulan que los frutos secos que consumen los hámsters pueden sensibilizar a los bebés a través del contacto físico o el polvo doméstico.
El mecanismo exacto sigue sin estar claro, pero los expertos afirman que la exposición a mascotas puede reforzar el microbioma intestinal del bebé, ya sea directa o indirectamente a través de cambios en el microbioma de los padres o del hogar.
“Sabemos por muchos estudios que el microbioma, que son las bacterias que viven en nuestro interior, miles y millones de ellas dentro del intestino de todo el mundo, afecta a nuestras respuestas inmunitarias y a nuestro sistema inmunológico, sobre todo si desarrollamos alergias o no”, afirmó la Dra. Amal Assa’ad, directora del Programa de Alergias Alimentarias del Hospital Infantil de Cincinnati, que no participó en la nueva investigación.
El Dr. Jonathan Bernstein, presidente de la Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología, dice que la suciedad y otros materiales segregados por las mascotas podrían ser algo bueno.
“Es fundamental que estas exposiciones se produzcan en una fase temprana del desarrollo del sistema inmunológico y del intestino, porque parece ser una vía importante de sensibilización”, afirma Bernstein, que no participó en el estudio.
Investigaciones anteriores han arrojado resultados contradictorios. Algunas han relacionado la exposición a animales domésticos con un menor riesgo de alergia alimentaria, pero otras no han encontrado ninguna relación.
“Los datos son muy dispares”, afirma Assa’ad.
Aunque los investigadores del nuevo estudio tuvieron en cuenta varios factores que podrían influir en el riesgo de alergia alimentaria de los participantes, como la edad de la madre, los antecedentes de enfermedades alérgicas, el hábito de fumar y el lugar de residencia, afirman que es posible que otros factores influyeran en los resultados.
Además, los investigadores señalan que los datos sobre alergias alimentarias fueron autodeclarados, lo que depende de un diagnóstico preciso por parte de los participantes.
“Es necesario confirmar realmente este tipo de estudios”, dijo Bernstein. “Así que yo no cambiaría necesariamente el estilo de vida basándome en estos datos, pero desde luego no me desharía de las mascotas en casa”.
Los expertos esperan que estos resultados puedan ayudar a orientar la investigación sobre las causas de las alergias alimentarias infantiles y tranquilizar a los dueños de mascotas.
“Si estás pensando en tener un animal y te preocupa porque eres alérgico… tener un animal puede suponer un beneficio añadido, no solo en términos de lo que supone para las familias y el amor general de la gente por los animales de compañía, sino también porque podría ser potencialmente un protector si hay una exposición temprana en la vida”, dijo Bernstein.