(CNN) – John B. Goodenough, el ingeniero ganador del Premio Nobel cuyas contribuciones al desarrollo de baterías de iones de litio revolucionaron la tecnología portátil, murió a los 100 años.
El científico murió el 25 de junio, según un comunicado de la Universidad de Texas en Austin, donde Goodenough se desempeñó como miembro de la facultad durante 37 años. No se proporcionó su causa de muerte.
“El legado de John como científico brillante es inconmensurable: sus descubrimientos mejoraron la vida de miles de millones de personas en todo el mundo”, dijo el presidente de UT Austin, Jay Hartzell, en un comunicado este lunes.
A Goodenough se le atribuye el crucial descubrimiento y desarrollo en la década de 1980 de materiales que permitirían una batería recargable más estable y potente.
Se convirtió en el ganador del Premio Nobel de mayor edad a los 97 años cuando recibió el premio de química de 2019 por el desarrollo de baterías de iones de litio, junto con M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino.
Los avances individuales del trío en tecnología de baterías “crearon un mundo recargable” en el que los dispositivos electrónicos portátiles, como teléfonos celulares y computadoras portátiles, se han vuelto omnipresentes en todo el mundo, dijo el comité Nobel en su anuncio en ese entonces.
La innovación también sentó las bases para el desarrollo de vehículos eléctricos de largo alcance y almacenamiento de energía renovable.
“Vive hasta los 97 (años) y puedes hacer cualquier cosa”, dijo Goodenough después de recibir el premio Nobel, citado en un comunicado de 2019 de UT Austin.
Además de su investigación innovadora, Goodenough fue un querido mentor y profesor en UT Austin, dijo la universidad.
“John no solo fue un gran investigador, también fue un maestro querido y respetado. Se enorgullecía de ser un mentor para muchos estudiantes graduados y miembros de la facultad que se beneficiaron de su sabiduría y aliento”, dijo Sharon L. Wood, rectora de UT Austin, en un comunicado.
Goodenough había recibido la Medalla Nacional de Ciencias, el Premio Enrico Fermi y la Medalla Benjamin Franklin, entre varios otros reconocimientos prestigiosos.
Goodenough, que nació en Alemania en 1922, creció en el noreste de EE.UU. y obtuvo una licenciatura en matemáticas de la Universidad de Yale. Después de servir en el ejército de Estados Unidos como meteorólogo, obtuvo una maestría y un doctorado en física de la Universidad de Chicago en 1952, según el comunicado de UT Austin.
Su carrera comenzó ese año en el Laboratorio Lincoln del Instituto Tecnológico de Massachusetts. En su carrera de 24 años en el MIT, estuvo entre los investigadores que sentaron las bases para la memoria de acceso aleatorio (RAM) utilizada en computadoras portátiles y de escritorio.
En 1976, Goodenough se convirtió en profesor y jefe del Laboratorio de Química Inorgánica de la Universidad de Oxford, donde finalmente logró su gran avance en las baterías de iones de litio, según el comunicado.
Luego se unió a la facultad de UT Austin en 1986, donde se hizo conocido por su “rápido ingenio y risa contagiosa”, dice el comunicado de la universidad.
“Esa risa se podía escuchar reverberando a través de los edificios de ingeniería de UT: sabías cuándo Goodenough estaba en tu piso y no podías evitar sonreír ante la idea de encontrarte con él”, dice el comunicado.
Goodenough y su esposa Irene estuvieron casados por más de 70 años hasta la muerte de ella en 2016, dijo la universidad. Ese año, estableció la Beca Presidencial de Enfermería Irene W. Goodenough en honor a su esposa.
Además, creó el Fondo de Investigación Dotado John B. e Irene W. Goodenough en Ingeniería y el St. Catherine’s College de la Universidad de Oxford estableció una Beca Goodenough en Química en su honor.
“John era simplemente una persona increíble: un investigador, maestro, mentor e innovador verdaderamente excelente”, dijo Roger Bonnecaze, decano de la Escuela de Ingeniería Cockrell de UT Austin.
“Su alegría y cuidado en todo lo que hizo, y esa risa notable, fueron contagiosos e inspiradores”, dijo Bonnecaze en un comunicado. “¡Qué vida tan impactante llevó!”.