(CNN) – Los banqueros de Wall Street, los inversores y los economistas llevan meses debatiendo si se avecina una recesión en Estados Unidos. Pero para algunos estadounidenses, el implacable dolor económico típico de la recesión ya tocó a su puerta.
Al Brown y su prometida se enfrentaron en mayo a una difícil decisión al revisar su presupuesto semanal: ¿qué necesitamos más, comida o jabón para los platos?
Brown, que vive en Concord, Carolina del Norte, era el principal sostén de su prometida y sus dos hijos. En abril lo despidieron de su trabajo como director global de desarrollo de negocio en la empresa de software Cascade.
Desde entonces ha renunciado a su membresía al gimnasio y ha vendido varios objetos de su casa, como una computadora y muebles de jardín, para llegar a fin de mes. Su hijo de 13 años dejó el equipo de baloncesto. Perder la fuente de ingresos de la familia le ha pasado una factura económica, pero también mental.
“Esto es Estados Unidos”
“Esto es Estados Unidos, donde tu valor son tus finanzas. No hay otra forma de verlo”, afirma Brown.
De 37 años, el hombre se la pasa ahora buscando trabajo en Internet o escribiendo a posibles contactos. Tras presentar más de 600 solicitudes, solo unas pocas han resultado en entrevistas, afirma.
Esto dista mucho de la fortaleza del mercado laboral que muestran las cifras del Gobierno. A pesar de las duras subidas de tasas de interés de la Reserva Federal, en los últimos meses se ha registrado un fuerte aumento del empleo y en mayo la tasa de desempleo era del 3,7%.
Inversores y economistas llevan esperando una recesión desde el año pasado, cuando la Reserva Federal subió las tasas de interés para controlar la inflación. Esto hizo que las empresas se centraran más en la rentabilidad que en el crecimiento, lo que se tradujo en recortes del gasto y reducciones de plantilla.
Desde entonces se han producido decenas de miles de despidos. Algunos de esos trabajadores despedidos han podido salir adelante. Otros no han tenido tanta suerte.
Nina McCollum, de 54 años, dejó de trabajar como redactora en Glassdoor en marzo. Desde entonces no ha encontrado un nuevo puesto, a pesar de haber solicitado cientos de empleos.
Ha estado viviendo de sus ahorros, vendiendo su plasma sanguíneo y frecuentando despensas de alimentos para salir adelante, mientras cuida de su hijo adolescente. Su pareja de hecho le ayuda, pero no puede compensar su pérdida de ingresos.
“Creo que es poco probable que vuelva a tener un trabajo bien pagado y con beneficios como el que tenía”, afirma McCollum, que vive en Cleveland, Ohio.
Reducción de costos en las empresas
Algunos expertos predicen que es probable que más estadounidenses se vean en esta situación.
A medida que avancemos hasta 2023, “y hasta el año que viene, va a seguir existiendo esta concentración en intentar reducir costos, y va a provocar más desempleo”, dijo Thomas Simons, economista jefe de Jefferies.
El impacto de los despidos, que actualmente se concentran en los trabajadores administrativos, repercutirá en toda la economía a través de un “gran retroceso del gasto global”, dijo Simons. El gasto de los consumidores representa aproximadamente dos tercios de la producción económica, por lo que si más estadounidenses se ven obligados a recortar gastos por haber sido despedidos, la economía estadounidense podría entrar en recesión.
La Oficina Nacional de Investigación Económica no suele pronunciarse hasta varios meses después de que haya comenzado una recesión. El grupo académico define una recesión como una amplia desaceleración de la actividad económica que dura más de unos pocos meses.
Algunas señales esperanzadoras
Sin embargo, los datos apuntan a la resistencia de los mercados financieros y a una economía nacional que funciona a la perfección. Las acciones han subido este año: el índice Nasdaq Composite registró su mejor primer semestre desde 1983, incluso después de que la Reserva Federal señaló que podría seguir subiendo las tasas de interés tras su pausa de junio.
Y la economía ha tenido algunos amortiguadores: los ahorros que los estadounidenses acumularon durante la pandemia y el retraso de los pagos de los préstamos estudiantiles. Pero los pagos de los préstamos estudiantiles se reanudan a finales de este año, y las cuentas de ahorro se están agotando.
Algunos expertos han alejado las apuestas de recesión, ya que la economía se ha mostrado más resistente de lo esperado. El CEO de Bank of America, Brian Moynihan, declaró a CNN la semana pasada que espera una recesión leve a principios del próximo año, en lugar de la recesión de finales de 2022 que muchos han pronosticado.
Eso es lo que más frustra a McCollum, dijo: los datos muestran una notable resiliencia económica, pero en su mundo parece que ya se está produciendo una recesión.
Un giro en la carrera profesional
Regina Walton fue despedida de su trabajo como directora de gestión comunitaria y defensa del cliente a principios de mayo y ha estado buscando un empleo de medio tiempo. Tiene diabetes tipo 1 y vive en la bahía de San Francisco, uno de los mercados inmobiliarios más caros del país.
Walton dice que ha vivido “mucha incertidumbre”, pero intenta ser optimista y resiliente. Ve su despido como una señal de que por fin debería dar un giro a su carrera hacia la gestión de productos, algo a lo que quería volver desde un trabajo anterior.
Aun así, siempre tiene presente la realidad de tener que pagar el alquiler y otros gastos cotidianos.
“Siempre es difícil perder el trabajo, pero he tenido que depender de mí misma al 100%”, afirma Walton. “No tengo nada, no estoy casada, soy soltera y mis padres han muerto. Soy hija única. Soy mi sistema de apoyo principal”.
Para muchos estadounidenses, no es la primera vez que son despedidos. Las empresas recortaron sus plantillas tras el inicio de la pandemia de covid en 2020, cuando las empresas cerraron y los estadounidenses se quedaron en casa.
Richard Murray, de 33 años, fue despedido en 2021, cuando la empresa en la que trabajaba en ventas digitales eliminó su puesto.
Volvió a ser despedido de otro trabajo hace unos cuatro meses, y en un principio pudo conservar su seguro médico gracias a la Ley Ómnibus Consolidada de Reconciliación Presupuestaria (COBRA), por sus siglas en inglés, que en general obliga a las empresas con más de 20 trabajadores a ofrecer una prórroga temporal de la cobertura sanitaria a los antiguos empleados.
Costos del seguro médico
Pero ese plan expiró el 1 de julio, después de lo cual tendrá que empezar a pagarlo completamente de su bolsillo.
Murray dice que podría decidir quedarse sin cobertura para evitar los costos adicionales.
Murray, que vive en Boston con su border collie, Maverick, ya ha hecho algunos ajustes en su estilo de vida para reducir gastos. Ahora compra en una cadena local en vez de en Whole Foods, como solía hacer, y ha renunciado a las sesiones de entrenamiento personal en el gimnasio.
Pero casi 50 millones de personas también dejaron su trabajo durante los dos años siguientes al inicio de la pandemia. Eso significa que los estadounidenses despedidos a menudo eran capaces de encontrar un nuevo trabajo rápidamente debido a un mercado laboral caliente. Ahora no existe tal colchón.
Brown afirma que fue despedido por primera vez el pasado mes de agosto por otra empresa antes de incorporarse a Cascade y ser despedido de nuevo.
“Me gustaría que las empresas comprendieran lo que eso significa realmente, lo que se está haciendo a la gente cuando solo consideran que hay que recortar gastos”, afirma Brown.