(CNN Español) – El gasoducto Presidente Néstor Kirchner, una ambiciosa obra de infraestructura energética, se ha convertido en un emblema para el Gobierno de Alberto Fernández en Argentina. El proyecto promete impulsar el desarrollo económico, el autoabastecimiento energético y la creación de una fuente de ingresos a través de la exportación de gas natural, según lo describe la Secretaría de Energía.
Llamado así en homenaje al fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), el gasoducto se construyó en el marco de una asociación público-privada liderada por la empresa estatal Energía Argentina, anteriormente conocida como Integración Energética Argentina (IEASA). Tenaris Siat S.A., controlada por el grupo ítalo-argentino Techint, fue la única empresa en hacer una oferta para la provisión de los tubos de transporte de gas y obtuvo una licitación de más de US$ 500 millones en mayo de 2022. El financiamiento del gasoducto proviene del programa estatal Transport.ar, que -a la fecha- dispone de un presupuesto de más de US$ 1.600 millones, según la cotización oficial actual del Banco Nación.
En agosto de 2022 se firmaron los contratos para la construcción de la primera etapa y, simbólicamente, se programó su inauguración para el 9 de julio de este año, en el Día de la Independencia argentina. Cuando se lanzó la obra, el titular de Energía Argentina, Agustín Gerez, la describió como “el proyecto más importante que tiene el país para los próximos 25 años”.
En esa línea, este año, durante el acto de la última soldadura del tramo del gasoducto en La Pampa, el presidente Alberto Fernández aseguró que “hacía más de cuatro décadas que la Argentina no encaraba una obra de esta envergadura”. El mandatario celebró que se pudo “concretar en nuestra gestión, con pandemia, con guerra, con sequía, pero con una enorme voluntad”.
La obra avanzó, según los registros oficiales, con la construcción de 5 km en promedio por día, en los que se tendieron más de 47.700 tubos de transporte a lo largo de 573 km, que atraviesan las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires. Para ello se emplearon 1.500 personas de forma directa y otras 1.500 de manera indirecta. Se estima que las tareas de transporte y funcionamiento del gasoducto demandarán 12.000 trabajadores, entre directos e indirectos.
La puesta en marcha de la obra prevé incrementar la producción de Vaca Muerta, considerada como la segunda reserva de gas no convencional del mundo, para incrementar la capacidad de transporte de gas hasta los centros de consumo.
El ministro de Economía y precandidato presidencial por el oficialismo, Sergio Massa, escribió en Twitter que “esta importante obra nos permita ahorrar en lo que queda del año US$ 2.000 millones en importaciones energéticas y, a partir de 2024, US$ 4.200 millones anuales”.
En una segunda etapa, se prevé extender la obra 467 km más para llevar gas natural a San Jerónimo, en el sur de la provincia de Santa Fe, en el centro del país. Así se plantea incrementar en 17 millones de metros cúbicos la producción diaria para abastecer a zonas residenciales e industriales del centro y norte de Argentina, con la posibilidad de exportar los excedentes a Brasil y Chile, según las autoridades.
En mayo, el gobierno argentino anunció que había llegado a un acuerdo con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para financiar a través de la banca estatal la fase dos del gasoducto. En un comunicado, la Cancillería brasileña aseguró que “ya no existen obstáculos legales para la intervención del BNDES y que Brasil avanzará en financiamientos para permitir la exportación de productos brasileños” destinados a la obra. Se estima que habrá un respaldo económico de hasta US$ 600 millones que permitirán a Argentina continuar con el plan de autoabastecimiento y proyección exportadora del gas de Vaca Muerta a Brasil y otros países de la región, según la agencia oficial de noticias Télam.